Thread by @PatxiBronchalo

Segunda parte de la reflexión. ¿Curas y monjas que bailan en Tik Tok ayudan a una fe más adulta o se contribuye más a una infantilización de la fe?

Quiero centrarme hoy en este punto de la infantilización en RRSS.

No juzgo la intención, seguro es buena. Solo reflexión.

Hilo👇

Las RRSS dan una imagen muy parcial de la vida de las personas. Cada uno muestra lo que quiere mostrar.

Esto es lo que hace que haya quien se deprima viéndolas, al creer que la vida de los demás es ideal y maravillosa. Y la suya no.

Pero es mentira. Recuérdalo.

Tik Tok es una red social dedicada y usada por mucha gente joven.

(Por cierto, para padres, un menor de 13 años no puede usar Tik Tok, por política de privacidad. De esto mejor leeros las publicaciones continuas que hace @AnnaPlans_ ).

¿Bailar música mundana y hacer skets infantiles es una forma de evangelizar? Ya sabéis que no lo veo.

Veo, al contrario, que es una forma de mostrar a los más jóvenes una distorsión, una falsedad de lo que son el sacerdocio y la vida consagrada.

De esos jóvenes, a algunos les gustará, a otros les hará gracia, a otros les saldrá burla y a otros (muchos) les causará espanto.

A mi lo que me preocupa es que haya jóvenes que crean que la vocación consagrada es eso. No lo es. Eso es una distorsión.

Bien sabemos que hoy hay muchas heridas afectivas, especialmente en la juventud.

La infantilidad de algunos planteamientos y los bailes mundanos les pueden tocar esas heridas, ilusionarles con ese tipo de vida y llevarles a pensar que eso tan “guay” que ven es su vocación.

A un joven que no se siente amado, que es sensible, que busca afecto, pueden confundirle estas cosas. Pueden pensar que la consagración a Dios es bailar, reírse todo el día y tener muchos seguidores que te dejan bonitos comentarios. Mucho cuidado.

A las personas hay que decirles siempre la Verdad. La Verdad cura. La Verdad ayuda a discernir.

Y la Verdad es que ser sacerdote, o la vida consagrada son maravillas para quien tiene esa vocación.

Pero siempre hay Cruz.

A los jóvenes os lo digo: ser sacerdote, ser monja, es aprender a amar propia la Cruz, eso solo es posible si se aprende a amar al Crucificado, y al Crucificado se aprende a amarle pasando tiempo con Él. No con likes.

A los jóvenes os lo digo: ser sacerdote, ser monja, es que ya no te perteneces, que perteneces totalmente a Dios que es Amor, pero no un amor ñoño, sentimentaloide y descafeinado sino un Amor real y fuerte, tanto que valemos su vida entera.

Y ya no nos pertenecemos. Somos suyos. Con él estamos en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad. Ni los likes aduladores ni los haters tocanarices son importantes. Importa Él.

A los jóvenes os lo digo: ser sacerdote, ser monja no es la vida “chupi” que a veces las RRSS nos pueden hacer creer. No es todo risa y buen rollo, no es fama y honra de la gente. No os confundáis. No busquéis eso, no lo vais a encontrar.

A los jóvenes os lo digo: ser sacerdote, ser monja, no es un sprint, es una carrera de fondo.

Requiere fidelidad. Dios es fiel siempre, nosotros lo intentamos cada día. Cada día es un nuevo SI al Señor, en la prosperidad y en la adversidad, cada día un nuevo abrazo a la Cruz.

Nuestra vida no es cuento bonito infantil, es un camino de maduración en el que con Señor, con el Amigo que nunca falla, vas por la senda estrecha y te pules en el crisol. Con Él estás en Getsemaní. Con Él si es Montes, vas al Tabor y también al Calvario.

A los jóvenes os lo digo: si crees que tienes vocación a esta vida, Dios lo merece todo, dale todo. Pero no te engañes. Haz un buen discernimiento, reza a Dios con constancia, habla con alguien que te conozca, te acompañe y te diga la verdad siempre. Que te diga todo.

Conozco jóvenes que sin haber tenido todo eso han entrado en seminarios y conventos, movidos por la ilusión de una vida bonita, y han salido.

Dios es su infinita bondad, hasta de eso se ha servido para dar un sentido a su historia y aprender a conocerle de Verdad.

Pero seamos serios, tan serios como lo que nuestra consagración nos pide. No infantilicemos la fe. No hagamos pensar a los jóvenes, aunque sea sin querer, que la consagración es lo que no es.

Y hasta aquí la reflexión. Disculpas si a alguien ofendo. De nuevo os pido, rezad por mi. Y que Dios os bendiga.