El modelo económico está agotado. Aguantó unos sorprendentes 80 años. Como un barco a vapor, quemó la nave rumbo a la "patria grande". Pero ya no hay capital por quemar, hace una década no se crece, ya lejos de toda costa capitalista y nunca llegó la tierra socialista prometida.
Lo que viene es negro. El motín entre de los cómplices, el hambre entre los que creyeron en los cantos de sirena. No hay botes salvavidas para todos, solo la casta se quedará con ese privilegio, como cuando eran pocas las vacunas. Los botes también son VIP.
Ya no hay timón para pegar la vuelta. El capitán decidió quemarlo para mantener vivo el fuego del relato.
El FMI no viene al rescate. Es solo un helicóptero con un megáfono preguntando porque no usaron su madera para recular y volver al capitalismo.
Desde abajo piden sogas...
La fría noche de la deuda llega mientras muchos están intoxicados entre tanto humo de relato e inflación.
La pobreza avanza e inunda de miseria los camarotes de la clase baja. El resto corre al dólar, la punta del barco que sube, brecha que anticipa que no todos la contarán.
Tiempo atrás partió el barco de Cuba y luego el de Venezuela, comandados por piratas que prometían tierra de riquezas a los esclavos obligados con látigos a emprender el viaje. Los barcos naufragaron y se hundieron. Algunas balsas llegaron a EEUU y relatan la fatídica historia.
Argentina también emprendió el viaje en 2002. Convencida que con democracia como brújula, llegarían al paraíso socialista.
Los años pasaron y se agotaron todas las reservas. Llegaron los días de polenta. El barco se transformó en balsa de tanto quemarlo para aguantar un día más.
Las olas inflacionarias tiran al agua a los que no se ataron al dólar. La banda toca fuerte su música, pero el relato ya no hace su magia, ni tapa el ruido de las panzas.
Olas y una balsa no presagian buen final, pero no nos puede sorprender... El socialismo nunca terminó bien.
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Lo que necesita Argentina no es un excel de un burócrata intentando predecir la economía de los próximos años.
Lo q necesita Argentina es destruir todo el sistema de leyes que cierra la economía y ahoga al sector privado. Actualizar las leyes a la globalización.
Argentina se quedó en el tiempo, con olor a naftalina, con un sistema de leyes económicas, laborales, comerciales y tributarias de economía cerrada, y en este siglo propia de una dictadura. Eso no se cambia desde el mecon, eso se cambia desde el poder legislativo. Leyes.
Con estas leyes Argentina se queda fuera del mundo. Obvio que es justo lo que querían: en una economía cerrada el poder político se reparten los pocos negocios que hay para darle de comer a los pequeños polenteros. Negocio muy chiquito para un país, pero enormes de ellos.
La Argentina tuvo un modelo liberal que otorgaba trabajo a todo el que ponga un pie en el territorio nacional. Pero para 1930 se inicia el abandono del modelo liberal y se abraza a la idea del corporativismo estatal, tan de moda en Europa por esos tiempos.
Pero Europa abandonó el “capitalismo de amigos” tras el fin de la segunda guerra (´45) y España un poco más adelante con la muerte de Franco (´75).
Incluso, Argentina tras décadas de fracasos, también abandona esas ideas en los años ´90.
Pero, tras la crisis del 2001 argentina volvió a aferrarse al mismo modelo económico del pasado, pero que en el nuevo siglo ya eran ideas de museo que en el mundo sólo se encontraban entre los escombros del muro de Berlín y algunas dictaduras.