«Pasaron semanas y meses y siguieron días de intenso vaivén para generales,
gobernadores y demás hombres próceres interesados en contribuir (1/7)
gobernadores y demás hombres próceres interesados en contribuir (1/7)
—o en
aparentar que contribuían— a la exaltación del futuro presidente. Se
multiplicaban los viajes, se celebraban entrevistas, se despachaban emisarios
portadores de entusiasmo y de compromisos secretos. (2/7)
aparentar que contribuían— a la exaltación del futuro presidente. Se
multiplicaban los viajes, se celebraban entrevistas, se despachaban emisarios
portadores de entusiasmo y de compromisos secretos. (2/7)
Y no era que todos aquellos personajes, o siquiera su mayor número, tuvieran
ideas muy claras ni muy firmes sobre la conveniencia de avanzar por
determinado derrotero. En el fondo —quitadas las ventajas personales—, sólo
unos cuantos sentían la necesidad de que fuera (3/7)
ideas muy claras ni muy firmes sobre la conveniencia de avanzar por
determinado derrotero. En el fondo —quitadas las ventajas personales—, sólo
unos cuantos sentían la necesidad de que fuera (3/7)
esté y no aquél el sucesor del
Caudillo. Pero como las dos candidaturas ya estaban hechas —como las dos,
aunque nadie supiera por qué, sonaban a toda hora y en todos los sitios como
los términos antagónicos de un encuentro inevitable—, (4/7)
Caudillo. Pero como las dos candidaturas ya estaban hechas —como las dos,
aunque nadie supiera por qué, sonaban a toda hora y en todos los sitios como
los términos antagónicos de un encuentro inevitable—, (4/7)
los militantes de los
grupos cedían a la urgencia de tomar posición. «O Ignacio Aguirre o Hilario
Jiménez», tal había dicho desde hacía dos años la voz de la calle (no la voz de
la nación: la voz de la calle, la voz de la malicia populachera, (5/7)
grupos cedían a la urgencia de tomar posición. «O Ignacio Aguirre o Hilario
Jiménez», tal había dicho desde hacía dos años la voz de la calle (no la voz de
la nación: la voz de la calle, la voz de la malicia populachera, (5/7)
que suscitaba
ambiciones y pasiones a fuerza de adelantarse a vaticinarlas). Y echado así,
por mano incógnita, el dado de la jugada democrática, en torno del general
Jiménez y (6/7)
ambiciones y pasiones a fuerza de adelantarse a vaticinarlas). Y echado así,
por mano incógnita, el dado de la jugada democrática, en torno del general
Jiménez y (6/7)
del general Aguirre se arremolinaba ahora la muchedumbre de los
amigos sinceros y la de los partidarios falsos».
-Fragmento de "La sombra del caudillo", de
Martín Luis Guzmán, (1929). (7/7)
amigos sinceros y la de los partidarios falsos».
-Fragmento de "La sombra del caudillo", de
Martín Luis Guzmán, (1929). (7/7)
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