El municipio sevillano de Olivares ha celebrado en 2021 el 50 aniversario de la declaración BIC de su Conjunto Histórico-Artístico.
Por ello, antes de que acabe el año quiero rendir homenaje a su «secreto mejor guardado»: la segunda mayor colección de reliquias de España 🧵
Nuestro viaje comienza a mediados del siglo XVI.
La Reforma protestante ha crecido inexorablemente desde que Martín Lutero expusiera un 31 de octubre de 1517 en Wittenberg sus «95 tesis», en las que denunciaba el ánimo de lucro de la Iglesia en la concesión de indulgencias.
España, aun alejada del epicentro de la Reforma, no era ajena al cisma religioso.
En la década de 1550 surgen dos focos protestantes: en Valladolid, sede de la corte; y en Sevilla, capital económica del reino desde la fundación de la Casa de la Contratación de Indias en 1503.
Ambos focos son reprimidos entre 1559 y 1562 con la celebración de 6 autos de fe.
Sin embargo, buena parte de los heterodoxos consigue huir al extranjero. Uno de ellos, Casiodoro de Reina, publica en 1569 en Basilea la primera traducción completa de la Biblia al español.
Siguiendo los preceptos contrarreformistas del Concilio de Trento (1545-1563), Felipe II decide promover una práctica religiosa que, junto con la veneración de imágenes, servirá para inspirar a sus súbditos, fieles de la Iglesia, una profunda devoción: el culto a las reliquias.
Entre 1572 y 1597 reúne en El Escorial la escalofriante cifra de 7.422 reliquias. Sin embargo, esta pudo ser superior, ya que el recuento se efectuó tras la Guerra de la Independencia.
Las más valiosas se conservan en preciosos armarios-relicarios decorados por Federico Zuccaro.
Uno de los personajes más influyentes de los que se valió el rey para intermediar en la adquisición de reliquias fue Enrique de Guzmán, II conde de Olivares y padre del futuro conde-duque, que desde 1582 ostentaba el cargo de embajador en Roma.
Su mujer, María Pimentel, de la Casa de Zúñiga, era una ferviente coleccionista de reliquias y obras de arte.
Cuentan las crónicas que fue ella quien comenzó a reunir, a imagen del rey, su propia colección de reliquias, a la que posteriormente contribuiría su marido.
Para alcanzar dicho propósito, fue de inestimable ayuda la simpatía que le profesaba el papa Gregorio XIV, lo que le facilitó notablemente el acceso a las mismas, ya que cada una de ellas debía estar debidamente acreditada por medio de «auténtica» expedida por el Sumo Pontífice.
La mayoría de las reliquias procedía de catacumbas y templos romanos, entre los que podemos destacar las catacumbas de Priscila y de San Calixto y la Iglesia de los Santos Vicente y Anastasio, cuya edificación actual es de época posterior.
No obstante, la incesante búsqueda de los condes trascendería las fronteras de Roma.
Tanto es así que adquirieron reliquias del Monasterio de San Basilio, en Messina; del Convento de las Agustinas de San Máximo, en Colonia; o de la Abadía cisterciense de Zbraslav, en Praga.
Conseguirían reunir más de 1.600 reliquias, que representaban en su mayoría restos de santos, tales como el hábito de san Bernardino de Siena, además de una moneda bizantina que, segun la tradición popular, constituía una de las 30 monedas por las que Judas traicionó a Jesús.
Aunque, sin duda, la pieza estrella de la colección es un leño de la cuna de Jesús, procedente de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.
Aquí podemos ver el relicario en el que está guardada, junto a su certificado de autenticidad.
Tras el nombramiento de Enrique como virrey de Sicilia en 1591, la colección de reliquias se trasladaría al Palacio de los Normandos, en Palermo.
En 1595, fallecida su mujer un año antes, el conde las llevaría consigo a Nápoles, donde ostentaría el virreinato hasta 1599.
Finalmente, hacia 1600 regresa a España.
Durante los 32 años siguientes las reliquias permanecerían depositadas en el Real Alcázar de Sevilla. Mientras tanto, comenzaba a proyectarse la construcción de una capilla-relicario junto al panteón familiar, en la villa de Olivares.
En 1632 las reliquias son trasladadas al palacio del entonces conde-duque de Olivares, Gaspar de Guzmán, a la espera de que concluyesen las obras de construcción de la capilla, lo que finalmente se produce en mayo de 1658, momento en que son depositadas en ella.
Hasta hoy.
La capilla-relicario es una obra de planta cuadrada, rematada por una bóveda de arista, que se sitúa en la nave izquierda de la Colegiata de Santa María de las Nieves.
En la imagen vemos una panorámica esférica elaborada por el Dpto. de Pintura de la Universidad de Sevilla.
En los últimos años se ha llevado a cabo un proyecto de investigación y conservación-restauración de la capilla, cuyo objeto ha sido recuperar las pinturas murales, restaurar las reliquias y el mueble expositor, que actúa a modo de tríptico, e instalar una iluminación artística.
El resultado, que os dejo a continuación, sobrecoge al visitante por la viveza de sus colores.
Aquí termina nuestro viaje.
Fuentes:
- ORTEGA JIMÉNEZ, J. M., Introducción a los bienes suntuarios de Enrique de Guzmán, 2015.
- SANZ SERRANO, M. J., Algunas cruces y relicarios importados de Oriente, 2007.
- PRENSA: ABC y El Correo de Andalucía.
¡Feliz entrada de año! 🍇🍇
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Hoy, 11 de mayo, se cumplen 22 años de la muerte de Porfirio Smerdou Fleissner, el cónsul de México que salvó la vida de centenares de personas en la Guerra Civil.
Es por ello que se le conoce como «el Schindler de la guerra civil española».
¡Hilo! 🧵
Domingo, 19 de julio de 1936.
Un hombre de avanzada edad llama a la puerta de Villa Maya, el hogar de la familia Smerdou en Málaga.
–¿Quién es?
–Señor Smerdou, me han dicho que quizás pueda ayudarme.
–Dígame.
–Los milicianos han quemado mi casa y se han apropiado de mi negocio, y no sé a dónde ir.
–De acuerdo, pase. Veré qué puedo hacer.
Hace unos días falleció en Ribadavia (Ourense) Ramón Estévez, un héroe desconocido.
Desde su Galicia natal, Ramón ayudó a los judíos perseguidos por el Tercer Reich que llegaban a España a huir del Holocausto.
¡Hilo! 🧵
Ramón aún no había cumplido 18 años cuando Lola, la mayor de las hermanas Touza, fue a hablar con su padre, Francisco Estévez, que era un conocido pescador de la zona: «Paco, ¿cuándo vais de pesca? Necesito que me hagas un favor», le dijo.
Corría el año 1941, pleno auge de la Alemania nazi.
Las hermanas Touza, Lola, la mayor; Amparo, la mediana; y Julia, la pequeña, vivían en Ribadavia, desde donde estaban a punto de comenzar a tejer la mayor red de fuga de judíos de España.
¿Quién no ha deseado alguna vez disponer de un balcón en la Carrera Oficial para ver el paso de las cofradías?
Eso debió de pensar el arzobispo Francisco Solís, que en la Semana Santa de 1751 ordenó que las cofradías circulasen junto al balcón del palacio arzobispal.
HILO 🧵
Tras pasar por la Catedral, las cofradías abandonaban el templo por la puerta de Palos, dejando a un lado el palacio arzobispal; lo que no era del agrado del arzobispo en funciones, que ansiaba verlas desde su balcón, ubicado en la actual plaza Virgen de los Reyes.
Dicho y hecho.
A punto de dar comienzo la Semana Santa de 1751, encargó a un notario que se desplazase a la puerta de Palos para que comunicase a cada hermano mayor la orden de pasar por el balcón del palacio; a lo que estos fueron accediendo.
Os presento a Manuel y a Pedro, dos amigos cuyas vidas se cruzaron en el fragor de la batalla.
¿Queréis saber cómo, a pesar de haber sido enemigos, lograron forjar una amistad?
Pues acompañadme a descubrir una de las hazañas más emotivas de la Guerra Civil española.
¡Hilo! 🧵
Viajamos a principios de marzo del año 1937.
La guerra avanza lenta pero inexorablemente.
En la franja norte del país, las fuerzas sublevadas han comenzado a hostigar las principales posiciones republicanas, ante la inminente Campaña del Norte.
Para impedir el abastecimiento a los principales núcleos de población bajo dominio de la República, la armada sublevada lleva desde hace algunos meses ejerciendo un férreo bloqueo naval, que solo ha sido ligeramente eludido gracias a la intervención de la Marina Real británica.
Tras una larga carrera al servicio de la Monarquía Hispánica, Gaspar de Robles llegaba a la provincia de Frisia, ubicada en el rincón más septentrional de los Países Bajos, por orden del «Gran Duque de Alba», que le había encomendado el cargo de gobernador de la región.
En los ocho años que permaneció en el cargo, el gobernador español tuvo que superar numerosos obstáculos; de los que ha quedado constancia gracias a la correspondencia que envió a Felipe II, demandándole ayuda en los más variados asuntos. Algunos, incluso, de índole familiar.
Suena el teléfono en el Museo del Prado:
– ¿Dígame?
~ Hola. Quería saber si ha ocurrido algún incidente en el museo.
– No, ¿por qué?
~ No se preocupe. Adiós.
Horas después, un hombre cae de uno de los balcones del museo. 🧵 #Prado203
Es la 1 de la madrugada.
Gerardo Castro, celador del edificio, su mujer y su hijo oyen de repente un ruido en el jardín.
Su hijo, el más decidido, abre la ventana... y allí lo ve: un hombre, en el suelo, gime de dolor.
Tiene demasiadas heridas. Nada se puede hacer por él.
Su cuerpo, inerte, yace en el gélido suelo de la noche.
Una persona, de las que se han congregado alrededor del cadáver, da una voz de alarma:
– ¿Qué es lo que tiene en el bolsillo?
~ Parece un papel, responde otra.