1/ Que AMLO decida hacer su "testamento político" es doblemente revelador. Por un lado, constata su ceguera ante el fracaso, su indolencia ante su incapacidad y su inasequibilidad al desaliento. Está convencido de que ya creó un legado histórico que debe preservarse. 
2/ Quienes aún creen que López es un zorro de astucia inconmensurable e inteligencia preclara que manipula hábilmente con mentiras deben enfrentar el hecho de que no, que es el más firme creyente en la novela de leyenda inmortal que se escribe él mismo día a día en su delirio.
3/ El "testamento político" del presidente deja claro además que sigue firme en su convicción de que las leyes, desde la Constitución hasta el más humilde bando municipal, existen por y para él, que está por encima de ellas y que no le preocupa en lo más mínimo atropellarlas.
4/ No pensó siquiera en las disposiciones constitucionales existentes para la eventualidad de la falta del presidente (artículo 84), seguramente un documento de 1917 difícilmente podría contemplar una pérdida tan catastrófica como la de él, y debía preverlo como estadista que es.
5/ Un tercer punto menor es la constatación de que el presidente carece de asesores de calidad que pudieran haberle señalado este detalle... o que no les hace ningún caso y cobran para que los ignoren olímpicamente. Ambas alternativas, alarmantes.
6/ Y la ocurrencia del "testamento político" demuestra una vez más que la abyección de sus sicofantes no conoce límites, que es necesario redefinir la zalamería y el lameculismo para que abarque la actitud de quienes le perdonarían a AMLO, como a Trump, cualquier cosa.
7/7 El despertar será duro y costoso, y la recuperación, de ser posible, muy difícil. Pero nada reducirá el narcisismo colosal, homérico, desbordante y alimentado por ovaciones delirantes que forma el nicho ecológico en el que vive López Obrador, en Tierra 2, universo paralelo.
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