Tal día como hoy, 9 de febrero de 1588, moría el mejor marino de la Historia de España, y posiblemente del mundo, don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz. Genio de la táctica, brillante estratega y hombre ducho y sabio, no perdió una sola batalla en su larga vida de servicio.
Sus primeros hechos de armas fueron en la batalla de Muros, donde la flota española de Álvaro de Bazán el Viejo, su padre, arrasó a la escuadra francesa frente a la ría de Muros. Posteriormente participaría en casi todas las grandes batallas navales del siglo XVI.
Sin embargo, sus adiestramiento en la náutica y navegación había comenzado a los 9 años, acompañando a sus padre en sus numerosas campañas. Con 17 ya tenía formación en construcción naval y se había recorrido los astilleros del Norte de España, tomando contacto con los galeones.
Tras una formación también en humanidades y artes, con 28 años ya era Capitán General, cargo que desempeñaría en diferentes escuadras hasta ostentar la del Mar Océano. En sus siguientes años combatió a los piratas berberiscos en Levante, a los ingleses y a los franceses.
Socorrió Malta y fue determinante en Lepanto cuando estaba a cargo de la escuadra de reserva en su galera La Loba, a pesar que se le suele olvidar. Destrozó la flota francesa en las Terceras y a los portugueses en Lisboa y las Azores.
Pero además fue un gran innovador, y se le puede considerar el padre del uso de las Compañías Viejas del Mar de Nápoles, la primera infantería de marina, como fuerza de guarnición y sobre todo desembarco, como demostró en las Azores.
Desgraciadamente, fallecería antes de que se llevara a cabo la Empresa de Inglaterra, cuyos planes y logística fueron obra suya, lo que visto desde otro punto de vista, cabe destacar ya que podemos decir que venció incluso a la misma muerte, evitando esta última derrota.
Con 8 islas, 2 ciudades, y 25 villas rendidas, 36 castillos tomados, 8 capitanes generales derrotados, 44 galeras reales y 99 galeones capturados, 1.564 prisioneros cristianos liberados y más de 12.000 enemigos prisioneros, no cabe llamar a don Álvaro sino como El Invicto.
Quizás el único en hacerle justicia fuera Lope de Vega:
"El fiero turco en Lepanto,
en la Tercera el francés,
y en todo mar el inglés,
tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
dirán mejor quién he sido
por la cruz de mi apellido
y con la cruz de mi espada".
Por todo ello, no cabe debate posible sobre el título de mejor marino de la Historia de España, que si bien hubo muchísimos y muy notables, ninguno igualó nunca a don Álvaro, que de nacer en otro país, todas la ciudades tendría una avenida principal con su nombre. Pero ya saben.
Biografía:
Rodríguez González, A. R. (2017). Álvaro de Bazán: Capitán general del Mar Océano. Madrid: EDAF.
Láminas:
Carlos Parrilla
Guillermo González de Aledo
y otros
Como anécdota, se dice que el ajedrezado de su escudo se incluyó al ser manía personal de don Álvaro jugar a este juego antes de las batallas, aunque lo más probable es que fuera así por proceder del valle navarro del Baztán, de donde viene su apellido.
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Tal día como hoy, 25 de diciembre de 1492, unas corrientes hacían encallar a la nao San María al norte de la isla La Española, lo que hoy se conoce como Punta Santa. El destino conspiró para que se estableciera el primer asentamiento español en el Nuevo Mundo: el Fuerte Navidad.
Cristóbal Colón navegaba desde el cabo de Santo Tomás hasta Punta Santa para conocer al cacique Guacanagarí. Al anochecer, los oficiales se retiraron y se dejó el gobierno de la nao a un mozo, un grumete. Unas corrientes empujaron a la nao Santa María hacia un banco de arena.
A eso de las 12:00 de la noche, el mozo dio alarma y la tripulación trató de evitar el naufragio, ya inevitable. La tripulación se salvó en parte gracias al cacique Guacanagari, que acudió al rescate con canoas. No hubo bajas, pero la nao Santa María quedó varada e irrecuperable.
Tal día como hoy, 4 de julio de 1776, las Trece Colonias se declaraban independientes del Reino Unido, como los Estados Unidos de América. España apoyaba a los estadounidenses con grandes sumas de dinero, uniformes, armas, y tropas. Sin ella nunca lo hubieran conseguido.
Desde 1775, a través de la empresa Roderique Hortalez y Cía y con intermediación del gobernador de la Luisiana Luis de Unzaga, Diego de Gardoqui y Pierre Caron de Beaumarchais, España envió a los patriotas la friolera de 6.150.000 Reales en monedas de a ocho, el spanish dollar.
Además, a través de las empresas y filiales de Roderique se enviaron 216 cañones, 27 morteros, 30.000 mosquetes y bayonetas, 51.314 balas, 300.000 libras de pólvora, 12.868 granadas de artillería, 30.000 uniformes, 32.000 varas de paño, 18.000 mantas y 4.000 tiendas de campaña.
Tal día como hoy, 9 de junio de 1770, la división española de 4 fragatas del capitán de navío Ignacio de Madariaga expulsaba a los británicos de las islas Malvinas. Los británicos habían bautizado su asentamiento como Port Egmont; los españoles como Puerto Soledad.
Aunque los franceses del conde de Bougainville habían sido los primeros en asentarse en las islas, el archipiélago pertenecía legítimamente a España. Así terminarían evacuándolo. Los británicos tratarían en varias ocasiones de hacerse con ellas por su importancia estratégica.
Este asentamiento, aunque intentó ser ocultado por los británicos, no pasó desapercibido en España, y el espionaje español consiguió localizarlo; el rey Carlos III ordenó que los británicos fueran desalojados con la división naval del río de la Plata.
Tal día como hoy, 4 de mayo de 1588, una flota de 200 buques y con 23.375 ingleses se presentaba en Coruña para tomar la ciudad. La heroica defensa de Juan Pacheco de Toledo con 1.500 hombres, y mujeres, la derrotaría. El desastre fue tal que se llamó la Invencible Inglesa.
Isabel I había organizado una grandísima escuadra compuesta por 6 galeones reales, 60 mercantes armados, 60 filibotes, 20 pinazas y un gran número de transportes de tropas, en total unos 200 buques; la tropa eran 23.375 hombres, entre soldados y marineros.
El mando de tan impresionante contingente lo ostentaba Francis Drake, con apoyo de John Norreys, Walter Raleigh y Robert Devereux, los principales almirantes y cortesanos ingleses. Por su parte, la expedición estuvo financiada por capital real y privado, incluyendo holandés.
Tal día como hoy, 30 de abril de 1657, una escuadra inglesa de 23 navíos de guerra atacaba la Flota de Indias en Santa Cruz de Tenerife recién llegada de La Habana y Veracruz. Si bien los ingleses destruyeron 2 galeones y 7 mercantes, Diego de Egües había desembarcado la carga.
A pesar de la superioridad numérica, pues la Flota de Indias estaba compuesta por 21 mercantes y sólo 2 galeones de escolta, los ingleses no pudieron cumplir con su objetivo. Por esta razón ambos contendientes se atribuyeron la victoria, recompensando a los participantes.
España perdió parte de su Flota de Indias y escolta de galeones, si bien consiguió desembarcar la carga que era la prioridad, teniendo más bajas. Inglaterra sufrió desperfectos en su flota aunque consiguió salir de puerto sin grandes bajas, pero sin lograr su objetivo.
Tal día como hoy, 27 de abril de 1521, en la batalla de Mactán que se libró en la isla de Cebú, murió Fernando de Magallanes al enfrentarse con 49 de sus hombres a 1.500 nativos del caudillo Lapulapu. El resto de los expedicionarios observaban desde sus naves la batalla.
A causa de la orografía rocosa de la isla, Magallanes no pudo desembarcar directamente, ni recibir apoyo de la artillería de sus naves, por lo que tuvo que anclar en la distancia y llegar en botes hasta la playa. Para la misión, Magallanes eligió a 48 hombres, sobresalientes.
Los sobresalientes eran soldados embarcados, un tipo de infantería anterior a la de Marina. Usaban espada, rodela y media armadura. Al desembarcar, tuvieron que andar casi un km y tenían el agua por encima de la rodilla. Los nativos se lanzaron contra los fatigados soldados.