🎶Todas las flores florecen después de la tormenta. ¿Qué voy a hacerle si tus besos me saben a menta?
Es la primavera🎶
Venid conmigo hasta Florencia, no pagamos gasolina y nos recibe Botticelli 👇🥰🧵
'La primavera' de Sandro Botticelli es una de las obras más hermosas que cuelgan de las paredes de la Galería Uffizzi de Florencia.
Realizada entre 1477 y 1482, también es de las que tiene un significado más complejo.
Botticelli la pintó para Lorenzo di Pierfrancesco de Medici, primo de Lorenzo el Magnífico.
Botticelli pintaba bonito, pero aquí, además del disfrute sensitivo, el goce es mayormente intelectual. O así la concibió Sandro.
Es una obra sofisticada que bebe del neoplatonismo.
Seis personajes femeninos y dos masculinos aparecen en un jardín con árboles.
Lo primero que debemos saber es que para entender el mensaje, debemos "leer" el cuadro de derecha a izquierda.
¿Quién es este personaje azulado?
Es Céfiro, el viento del oeste que anuncia la llegada de la Primavera.
Aquí aparece raptando a Cloris. Céfiro y Cloris aparecen en 'La Metamorfosis' de Ovidio.
Cloris, apenas envuelta por una finísima gasa, intenta huir, pero es alcanzada por Céfiro, lo mira y de su boca comienzan a crecer flores.
Cuando Céfiro se enamora de Cloris y la hace su esposa, ésta se convierte en Flora.
Flora anuncia la llegada de la Primavera. Su pelo, su vestido, sus manos, toda ella está envuelta en flores.
Botticelli representó hasta 190 tipos de plantas propias de la región de la Toscana.
La figura central es Venus y sobre ella aparece Cupido.
Después aparecen las Tres Gracias: Castitas, Voluptas y Pulchritudo. La castidad, la voluptuosidad y la belleza. Están danzando aunque cada una tiene una actitud distinta.
La flecha de Cupido es para Castitas. Tiene el pelo recogido y mira hacia la izquierda como pensativa y melancólica.
Voluptas y Pulchritudo parecen llevar la iniciativa de la danza y sus manos parecen dibujar una corona sobre la cabeza de Castitas.
¿A quién mira Castitas?
Parece que a este muchacho de muy buen ver. Chica lista.
Él es Mercurio (Hermes para los griegos). A él lo conocemos como el mensajero se los dioses, de ahí que se le represente con alas en los pies.
Pero tiene más funciones.
¿Qué está haciendo aquí con el palito?
Pues está dispersando las nubes. Virgilio, poeta romano, dice que es quien conduce los vientos y traspasa las nubes tempestuosas. Aquí deja entrar la luz para que podamos ver la verdad. Esto es humanismo y neoplatonismo a full.
Si Mercurio conduce los vientos... empuja a Céfiro, que aparece por el otro extremo del cuadro reiniciando el círculo, desde el amor pasional al amor espiritual. El amor profano y el amor divino.
¡Tachán!
En realidad, esta es solo una de las muchas interpretaciones que se han hecho de esta obra maestra de Botticelli.
El bosque que vemos detrás es de naranjos, pinos y laureles. El suelo es una alfombra de flores que crecen entre marzo y mayo en la Toscana: margaritas, violetas, rosas, fresas, muscaris, amapolas, jazmines, jacinto, etc.
Ya fuera una alegoría de la Primavera, del amor profano y divino, una flipada filosófica de florentinos culturetas del siglo XV, Botticelli se coronó como uno de los maestros del Renacimiento.
A él nos encomendamos en esta primavera de estreno. #primavera#botticelli#arte
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Ya estamos aquí.
El origen del edificio donde se ubica el CICUS está en el antiguo convento Madre de Dios. Desde mediados del siglo XIX estuvo vinculado a enseñanzas superiores de distintas ramas. El edificio responde a un diseño neoclásico de Álvarez Millán.
El CICUS es el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla y es una de las instituciones que más y mejor oferta cultural DE CALIDAD pone a disposición de los usuarios.
Un viernes me calcé mis botas de andurreo y me fui a la judería. Si los zapatos tuvieran revisiones como los coches, los míos se habrían pasado la suya algunos cientos de kilómetros. Pocas cosas hago mejor que andar.
Estrecheces, adarves, patios con vergeles y fuentes, traqueteo de maletas, algún turista desorientado, pensiones, un gato. Los gatos son los únicos sevillanos a los que todavía no han echado del centro.
Huí de Santa Cruz y me fui a San Bartolomé.
La judería de Sevilla era una de las tres más grandes de Castilla. La calle principal era Santa María La Blanca hasta San José, donde se situaba el mercado. Aún se conservan nombres que recuerdan los oficios de quienes habitaron esta zona: Curtidores, Refinadores, etc.
No me muevo del Real Alcázar para contaros que el Patio del Yeso (siglo XII), ahí tan escondidito e inadvertido, tuvo una influencia sobresaliente en el desarrollo del posterior arte nazarí.
Como veis, la decoración de los paños está realizada con la labor de sebka. El arquitecto Ahmed Ben Basso la utilizará para decorar los paramentos exteriores de la Giralda.
La sebkha o sabkha, en geología (hoy pido perdón a los geólogos), es una superficie incrustada de sal y forma una especie de retícula. Es propia del paisaje del norte de África y Oriente Medio.