Thread by @JavierTraite

¡Hasta aquí llegó la T2 del Condensador de Fluzo! Y yo me despido con refluzo sobre las #FluzoConstrucciones que más me interesan últimamente. No son monumentos, sino q están al servicio de la gente. No son defensivas, pero protegen de la muerte. No son templos, pero tb se reza.

Estas construcciones son los hospitales, esos sin los que hoy nuestra sociedad tendría una situación sanitaria infinitamente peor. Y su historia se remonta muy lejos, hasta el ocaso del mundo clásico, en el siglo IV. Aunque, cuando nacieron, no eran como los pensamos hoy.

La idea fue de los obispos cristianos. Para el s. IV los cristianos tenían ya una posición mucho más ventajosa, números, y una zarpita metida en los resortes del poder. Los obispos venían de la aristocracia romana en su mayoría, y como tales ejercían y promovían el evergetismo.

Pero como cristianos, ese evergetismo debía orientarse de otro modo. Frente a la annona, las cocinas al aire libre. Frente a la idea del “ciudadano”, la idea del “pobre”. Teatros y circos ya no eran dignos de financiarse para el bienestar psicológico: mejor iglesias.

Sin embargo, había un desequilibrio en la inversión. La caridad y los repartos de comida se hacían a cielo descubierto, no dejaban rastro visible ni eran un canto a la generosidad como una buena construcción. Y no podían llenarlo todo de iglesias, había que hacer algo más.

Algo tangible, que proporcionara un beneficio. ¿Unos baños, quizá? Eso también lo hicieron. Desde el siglo IV las fundaciones y restauraciones de baños públicos fueron o imperiales o episcopales, y su gestión también eclesiástica casi siempre. Pero abrir baños no era práctico.

Eran un lugar de salud y de bienestar, pero eran carísimos de mantener, demasiado gasto en combustible, y con dependencia total de los vulnerables acueductos, aún más costosos de mantener, igual que las cloacas que debían llevarse sus aguas para no anegar la ciudad.

Por eso a partir del IV reducen sus dimensiones, e incluso en Bizancio perderían el agua corriente y la mayoría de grandes piscinas comunitarias, para volverse lugares más pequeños, con piscinas reducidas o incluso individuales que se podían alimentar con cisternas y cubos.

Entonces algunos obispos de la iglesia de Oriente vieron una solución intermedia: un edificio visible y admirable, que glorificara a Dios al tiempo que proporcionaba servicio a “los pobres”. Los 1os los encontramos en Antioquía entre 340 y 350, gobernados por el obispo Leontius.

Los más llamativos los fundó Basilio de Cesarea hacia el 370. El gobernador provincial llegó a preguntarle a qué venía tanto gasto, y Basilio explicó, no sin cierta retranca, que lo gastaban en alojamientos y acompañamiento para vagabundos, extranjeros, viajeros, y enfermos.

A aquel complejo lo llamaron Basileia en honor a su fundador, y de hecho es posible q la actual Kayseri se originara a partir de aquel complejo de hospicios/hospitales fundado por Basilio a las afueras de la Cesarea romana. Y esto es importante: su función era aún muy indefinida

Ni se ponían de acuerdo en el nombre. Los griegos los llamaban xenodocheia a menudo, pues priorizaban a extranjeros. Para los indigentes los llamaban ptochotropeia, para enfermos nosokomeia, y para ancianos, gerokomeion. En realidad irían cambiando según las circunstancias.

No tenían nada que ver con un hospital moderno, y sin embargo estaban medicalizados a menudo. Los de Basilio proveían de “nosokomountas” y de “iatrouontas”, que vendrían a ser enfermeros y médicos, salvando las distancias. Pero servían de hospicio, refugio y asilo de ancianos.

También los había dedicados exclusivamente a parturientas. Juan el Limosnero, a principios del VII, financió en Alejandría 7 hospitales de 40 camas para parturientas, en los que cada una podía estar una semana.

Estos hospitales entre la Antigüedad Tardía y la Alta Edad Media serían el germen de todo. Tardaron en arrancar, pero luego fueron adoptados por todos. Ya en el IV el emperador Juliano se quejaba de que ellos no construían hospitales como comenzaban a hacer los cristianos.

Los primeros documentados en las comunidades judías son del siglo VI. Los sasánidas no los incorporarían hasta Cosroes I, de quien se escribió que “por consejo de sus médicos cristianos que le son cercanos, se ha puesto ahora a construir xenodocheion, apartándose de la costumbre”

También el mundo islámico recogería la ideal del hospital, aunque no está claro cuándo. El primero que tenemos documentado sin rastro de duda es el de Bagdad, en el siglo IX. Y ya durante la plena Edad Media, es una auténtica explosión desde O.M. hasta, y sobre todo, Europa.

Para los siglos XII-XIII cualquier ciudad medianamente dinámica contaba con uno o más hospitales, superando la decena o las dos decenas en las grandes urbes. Para el XIV muchas ciudades medianas o pequeñas contaban con el suyo.

La apuesta por el hospital era tan grande que en Tierra Santa surgió una orden militar, la del Hospital de San Juan de Jerusalén, que creó el máximo estándar de atención e higiene del medievo (a menudo contaban con pequeños baños propios).

Y eran lugares abiertos a todos, incluidos paganos, judíos y musulmanes. Así se especifica en las ordenanzas de muchos de ellos. Quien tenía pasta, la soltaba. Quien no, era atendido gratis igualmente.

Si eran selectivos, lo eran por enfermedades: los leprosos contaron con sus propias leproserías, y lejos de ser siempre sórdidas cárceles donde pudrirse, a menudo eran agradables “minimonasterios” con huertos y corrales, y sus baños (recomendados por los médicos para la lepra)

Todo lo que vendría después, hasta el hospital moderno, nace ahí. En unos obispos del siglo IV que decidieron invertir pasta en edificios que acogieran y sirvieran a gente que lo estaba pasando mal, por el motivo que fuera: pobreza, extranjería o salud.

El hospital me parece una de las #FluzoConstrucciones más importantes de la historia, y una de las mejores aportaciones del periodo medieval, y de una Iglesia cristiana de la que siempre solemos destacar sus aspectos negativos, o a la que le achacamos rigores de la Edad Moderna.

Para saber más, os dejo 3 recomendaciones.
La 1ª es Peregrine Horden, uno de los investigadores más destacados hoy en lo referente a historia de los hospitales.
Este libro reciente ha sido para mí una mina de ideas y de referencias:
routledge.com/Cultures-of-He…

La 2ª es Esteban Greif, medievalista argentino que no es la 1ª vez que cito. Ha traducido al español las ordenanzas de la orden del Hospital, la normativa médica de Tierra Santa, testimonios sobre el hospital, y tiene un montón de trabajos en abierto uba.academia.edu/EstebanGreif

La 3ª será @alquicel junto con un servidor, en cuanto finiquitemos el dichoso libro del que ya no os voy a hablar más hasta que salga, y en el que detallamos los hospitales medievales y su higiene junto con otro millón de cosas.

Y precisamente por eso, yo hoy me despido CON el programa. Necesito dedicar cada hora del día a acabar el trabajo hasta que quede justo como queremos, por lo que os dejo este laaargo refluzo como un “hasta dentro de un ratico”, y os dejo descansar de mis chorradas un tiempo.

Es posible q entre a anunciaros otra movida dentro de unas semanas, pero en fin, eso. Que “cerrar sesión” en cuanto acabe de charlar con todos. Un abrazo, cuidaos, no os amarguéis en exceso por las crueldades del mundo, y nos vemos pronto. Y ahora, de forma separada al refluzo...