Mi mujer dice que soy un "drogadicto de las historias".
Necesito mi dosis diaria y, si es buena, puedo pagar lo que sea.
El problema es que con el paso de los años, como cualquier adicción, va perdiendo su efecto.
Ya no es como las primeras veces.
Y si tengo que hablar de mi primera vez, probablemente tengo que hablar del "El día de la bestia".
Tenía 12 años y se suponía que no debería haberla visto (papá, mamá, supongo que estáis enterando ahora), pero tenía mucha curiosidad.
Una película que había arrasado en "Los Goyas" y era de... terror.
Por primera vez me interesaba una película española.
Precisamente por qué no sonaba a española.
Es de un cura satánico que va buscando una cabra en Madrid porque se cree que es el diablo."
Algo así les conté en el recreo a mis amigos para intentar convencerlos y evitar que fueran a ver "The phantom".
Solo lo conseguí con uno (Víctor, si estás por ahí, de nada)
Pero cuando salí del cine, tenía un nuevo mesías y se llamaba "Alex de la Iglesia".
Ese era el cine que yo quería ver en España, el que "no parecía español"
Sin embargo, como cualquier niño en su preadolescencia...
ME EQUIVOCABA.
El mesías no me estaba enseñando el camino hacía fuera, me estaba mostrando cómo tomar toda nuestra tradición y ponerla al mismo nivel que lo que había fuera.
Porque "El día de la bestia" por mucho género y mucho terror que sea (cosas que no se tocaban ni con un palo en los 90s en España) recoge una tradición propia de nuestra cultura.
Y lo mejor de todo es que lo hace evidente en la propia película.
Como si la marca del diablo se tratase.
Comencemos con el protagonista de la película:
Un señor, entrado en años, que se pasa todo el día leyendo libros en su habitación hasta que se le "seca el cerebro" con tanta lectura y decide salir al mundo, para salvarlo.
Efectivamente, Don Quijote de la Mancha...
Dos personajes de buen corazón, pero que no entienden el mundo en el que viven.
Además, como dice el propio Alex de la Iglesia:
"Los dos son tipos que ven monstruos, donde el resto no los ve".
Pero, claro, todo Quijote necesita un Sancho... El contrapunto que represente al pueblo llano.
Y... ¿Qué hay más llano que un Heavy satánico y de Carabanchel?
Lo más bonito de la relación entre el Padre Ángel y Jose María es que, al igual que en la obra de Cervantes, poco a poco, en esa noche loca de Navidad, se produce una Sanchificación del Quijote y una Quijotización de Sancho.
Pero no solo de Cervantes vive el hombre.
Porque para mí, hay una película de referencia para "El día de la bestia" y, por supuesto, es española:
Dos hombres.
Buscando algo muy importante por la ciudad.
Con una fecha límite: la noche de Nochebuena.
Mientras asisten a un evento con lo peor de los medios de comunicación.
¿Os suena?
Ah... y si os digo que están guiados por una estrella de Belén.
Sí, esta estrella.
La misma estrella que estaba en las Torres Kio, estaba también en el carro de Plácido de Berlanga.
Ya sabéis .... "Siente un pobre a su mesa."
La presencia de esta estrella puede ser una coincidencia, pero lo que no es en absoluto coincidencia, son las ganas de "tocar las pelotas" de ambas películas.
Las replicas descacharrante.
El humor negro.
El héroe menos heroico que se puede tener...
El mundo con el que Azcona (guionista) y Berlanga retrataron la época franquismo, se utiliza aquí como germen del cine de terror... Aunque no sé que película de las dos me da más miedo
No hay mejor resumen de esto que la frase que utilizaban De la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría (guionista) para vender el proyecto a las productoras:
"Es El exorcista en Burgos"
Más berlanguiana y azconiano, imposible.
No sé si Berlanga llegó a verla, pero al que estoy seguro que le hubiera encantado verla sería a Luis Buñuel.
Amante de lo esotérico, de lo profano, del demonio... Buñuel hubiera disfrutado una barbaridad de una película donde sale un escaparate lleno de peluches con armas.
O de ese "Inferno" convertido en una sala de conciertos, puesto que Buñuel ya había hecho de una sala de baile "El infierno" en Simón del desierto...
Solo que en vez de Heavy sonaba Rock and Roll.
Y no sé si será verdad, pero me encanta pensar que la primera escena, en la que cae una cruz, es en realidad un homenaje a la "cruz-navaja" de Viridiana.
Al que sí se le hace un homenaje explícito es a "Chicho" Ibañez Serrador.
Primero, rescatando una de sus musas de "Historias para no dormir", Terele Pávez.
Pero más evidente es la referencia al cartel de la película, donde se rinde respeto a la serie que popularizó el terror entre el público de España.
Por último, no me quiero olvidar de que "El día de la bestia" no solo mira a los grandes nombres de la historia reciente.
La película es un tributo al mundo popular.
Por eso, cada vez que suena un villancico popular, sabemos ha sucedido o va a suceder una escena violenta.
(No solo "25 de diciembre fun fun fun", la peli está llena de villancicos y sangre. Podéis repasarla y anotarlos. Yo lo he hecho)
O ante una de las escenas más recordadas, esa en la que Santiago Segura, recortada en mano, sube por la navideña calle Preciados, no podemos evitar pensar que en vez de "Padre,Padre"...
... podría estar diciendo "Chencho, chencho" como con ese niño que se pierde en la Plaza Mayor durante las Navidades de "La gran familia".
Un clásico del cine de barrio.
Porque quizá aquí está la magia de "El día de la bestia" en tomar todo aquello que conocemos, aquello que hemos visto mil veces y convertirlo en otra cosa.
"Pinta tu pueblo y pintarás el mundo" decía Tolstoi.
Quizás esa sea la gracia de "El día de la bestia".
Cuando tenía 12 años, pensaba que me estaban hablando de otro mundo, pero la verdad es que me estaban enseñando mi propio mundo...
Pero como yo no lo había visto nunca.
Y antes de cerrar, aprovecho para hacerme un poquito de publicidad.
El próximo día 19 se abre mi curso online de Escritura Creativa donde cuento chorradas así sobre narrativa y literatura.
Si os ha gustado el hilo, podéis invocarme para que os cuente más cosas, compartir vuestras primeras veces... o simplemente hacer un retuit en el primer tuit.
Si os interesa mis hilos, podéis encontrar más en este linktree.
Y como la próxima semana es Semana Santa y, después de un hilo tan demoníaco, creo que cumpliré penitencia y me iré de vacaciones.
Eso sí, el viernes 22 me tendréis puntual por aquí para que podáis disfrutar de este gif.
¡Buenas vacaciones a todos!
Por cierto número 1:
Por favor, no etiquetéis a Alex de la Iglesia con el hilo…
Primero, porque me da mucha vergüenza… y segundo porque ya tendrá decenas de notificaciones.
Por cierto número 2:
Lo habéis apuntado varios en los comentarios, otra fuente de la que bebe “El día de la bestia” es del esperpento valleinclanesco…Pero no he sido capaz de encontrar una escena que case con la obra de Valle Inclán.
Si alguien la encuentra, que avise.
Por cierto número 3:
Una pregunta que he conseguido resolver documentándome para este hilo es como dos no-madrileños como De la Iglesia y Guerricaecheverria podían conocer tan bien la capital.
Según cuenta el guionista, ambos se pasaron varios meses en Madrid sin nada que hacer por una pausa en la producción de "Acción mutante". En ese tiempo, vivieron en una pensión y se dedicaron a pasear por Madrid, flipando con todo lo que veían.
De ahí sale el material de la peli
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Seguimos de paseo por las tipografías de las estaciones de Berlín para conocer su historia.
Hoy viajamos hasta la estación de Anhalter Bahnhof, con una tipografía que todos podemos reconocer fácilmente: es Nazi.
Pero nos tenemos que hacer dos preguntas: ¿Por qué reconocemos esta tipografía como nacionalsocialista? ¿Y por qué se mantiene en esta estación hoy en día?
Para contestar a estas preguntas, nos teníamos que ir a la guerra, pero no a la que pensáis. A una guerra que duró más de 300 años: la guerra de tipologías.
Una guerra que comenzó con un libro.
Bueno con un libro no... con el libro que lo cambió todo: La biblia de Gutenberg.
No fue el primer libro impreso por Gutenberg, pero sí el más importante. Fue el primer texto que se imprimió de forma masiva, es decir, un libro que por primera vez iba a leer mucha gente.
Como Gutenberg quería que sus libros se parecieran lo máximo posible a los libros escritos a mano, decidió utilizar una fuente que fuera similar a los textos litúrgicos (además de que era pequeña y estrecha y le permitía imprimir pocas páginas), por eso eligió la tipo: Textura.
Esta fuente tipográfica se hizo popular, en el sentido de que el pueblo la entendía, por eso cuando en 1517, Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la iglesia de Wittenberg, lo hizo con la fuente Fraktur, una fuente que evoluciona de la Textura de Gutenberg:
Así, las nuevas biblias impresas en alemán (y otros idiomas) utilizaban la Fraktur siguiendo los pasos de Lutero.
Pero... Pero..
Las biblias que se imprimían en latín utilizaban la fuente Antiqua, la tipografía que pronto adoptaría el resto de Europa, tanto para el latín como para sus lenguas autóctonas.
Así, durante más de 300 años, las dos fuentes rivalizaron en los países de habla alemana.
Dependiendo de la región y la religión, se adoptaba una y otra.
Hasta que en el siglo XIX llegó la época de las reivindicaciones nacionales y la creación de Alemania.
Por supuesto, dentro del movimiento nacional alemán, se tomó la fuente Fraktur como la tipografía propia de Alemania. Otto von Bismark, el gran precursor de la idea de nación, se vanagloriaba de leer solo textos en Fraktur.
Por eso, cuando Hitler llegó al poder, la tomó como la fuente del partido Nazi.
Todos los textos, carteles y octavillas del nacionalsocialismo, utilizaron la fuente Fraktur.
Era su tipografía... ¿o no?
Porque en 1941, Hitler declaró que esa tipografía era judía (cosa que por supuesto no era) y pedía abandonar esta tipografía.
La razón estaba muy clara, según Hitler "En 100 años, toda Europa leerá en alemán" y no podían hacerlo en la Fraktur que resultaba un obstáculo a la hora de leer.
Por eso prefería la Antiqua, fuente que toda Europa conocía y que permitía hacer llegar su propaganda.
(nota a pie de página, cuando veáis a alguien con un tatuaje nazi con la típica tipografía gótica, le podéis decir que Hitler prohibió esa fuente por judía, por las risas)
Y no es casualidad que Anhalter Bahnhof mantenga esa tipografía. Esta estación fue la gran estación de los años 30 y 40 en Berlín. Se dice que cada dos minutos salía un tren de sus andenes.
Y también fue el lugar más triste de la época.
Desde allí salieron los trenes cargados de judíos berlineses hacia los campos de concentración.
Por eso, cuando la estación fue destruida en la II GM, se rehizo una parada de tren nueva, pero en la superficie se dejó el antiguo pórtico gigante que servía de entrada a la estación, porque para los alemanes, el pasado nunca deber ser olvidado, tanto para lo bueno como para lo malo.
De ahí, que sea habitual encontrar la fuente Fraktur en muchas estaciones de Berlín creadas en aquella época.
Aquí os dejo unas imágenes de las diferentes tipografías, porque en este formato X solo me permite subir una foto, pero os recomiendo que leáis estas historias en IG (@yosoycorra) donde si puedes ver todas las fotos.
Por estas estaciones y algunas más, viajan mis personajes de El escritor y la espía, mi última novela que habla de trenes, espías y, sobre todo, literatura:
En Berlín, hay un puente en el que dos luces juegan al piedra-papel-tijera durante toda la noche.
Y no lo hacen por jugar, sino por recordar una vieja historia berlinesa.
Jugad conmigo en este hilo de #berlinespobreperosexi
El 9 de noviembre de 1989 cambió la historia de Berlín. Es el momento que el muro cayó y, por fin, los vecinos pudieron reencontrarse casi 40 años después.
El muro se derribó en casi toda la ciudad, pero aún queda un lugar que fue el símbolo de la separación durante años.