Hoy, #DiaContraElAcosoEscolar , ha llegado el momento de hacer algo en lo que llevaba tiempo pensando: un hilo acerca del #Bullying que sufrí cuando era estudiante, y de cómo eso me hace ser especialmente sensible con este problema ahora que soy docente.👇🏻👇🏻
Nada mejor que contar tu propia experiencia para concienciar del problema y para mostrar cuáles son los patrones habituales en los casos de #AcosoEscolar . Así que vamos allá. Poneos cómodos/as que va a ser largo. Muy largo.
Antes que nada, conviene aclarar que el que menos culpa tiene de un caso de #AcosoEscolar es la víctima, pero que siempre hay gente más susceptible de sufrirlo. En mi caso, yo era un niño diferente a los demás. Tenía gustos e intereses distintos a los habituales a esa edad.
Por ejemplo, me sabía un montón de países y sus capitales, o las señales de tráfico, ya que había una enciclopedia de nueve tomos en casa de mis padres (aún está) que me gustaba hojear. De hecho, me gustaba más ese tipo de cosas que bajar a la calle a jugar.
Otra cosa que quizá tampoco me ayudara es que destacaba académicamente en algunos aspectos desde pequeño. No era bueno recortando y pintando, pero por el contrario me sabía, entre otras cosas, las tablas de multiplicar con seis años (por algo he acabado de matemático 😅).
Finalmente, tampoco me ayudó mi timidez, mi falta de picardía y cierta falta de habilidades sociales. En esto último, destacaría falta de personalidad (me dejaba arrastrar con facilidad) y la costumbre de entrar al trapo cuando me provocaban, aunque fuera por algo absurdo.
Y bien, hasta aquí lo que llamaríamos la explicación (NUNCA justificación) de por qué era más susceptible de ser víctima de acoso escolar que la mayoría de mis compañeros.
Ahora contemos, a grandes rasgos, la historia.
En primer lugar, debo decir que el bullying que sufrí fue casi exclusivamente psicológico, pero por suerte casi nunca físico. Podría haber sido peor, sin duda. Y hay y ha habido casos peores (e incluso mucho peores) que el mío, seguro también.
Mi problema, no obstante, fue que la situación que viví se prolongó intermitentemente desde preescolar hasta 8º de EGB. Que tampoco es baladí.
No era algo constante, no lo sufría a diario, pero sí era un problema latente que se podía manifestar en cualquier momento.
En 2º de preescolar (5 años) ya sufrí algunos episodios. No lo recuerdo muy bien porque era muy pequeño,pero ya había algunos compañeros “malotes” en clase. Que por cierto,iba a un concertado y ese año éramos en clase 48 niños para una sola profesora 😱🤦🏻♂️ Sí, 48. 8 mesas de seis.
En 1º de EGB llegaron compañeros nuevos al colegio y, con ello, más “malotes”. Ahí empezó el bullying más intenso, en particular por culpa de uno de los nuevos (lo llamaremos D) del que hablaré más adelante.
El problema empezaba a agravarse porque también se metía conmigo gente de los últimos cursos de la EGB. No sabría decir por qué, pero quizá fueran hermanos mayores (y/o amigos) de compañeros míos.
La suerte es que la entonces directora (y que luego sería mi maestra en 5º) puso de su parte para intentar arreglarlo. Ella fue casi la única profesora de aquel colegio que se preocupó de verdad por mi problema.
Pero pese a los esfuerzos de esa directora, hubo episodios duros. Recuerdo un día que a la salida llovía y yo, sin paraguas, corría tapándome con mi chaqueta hasta donde mi madre me esperaba. Como miraba hacia abajo, unos alumnos mayores…
…aprovecharon mi distracción para hacerme la zancadilla. Tras caer en esa trampa, corrí varios pasos a trompicones hasta acabar cayendo inevitablemente al suelo. No contentos con eso, mis agresores me tenían preparada hasta una rima para cuando “aterricé”.
Seguimos. En 2º EGB llegó el gran protagonista:EL MOTE.Cierto día me crearon un mote en mi clase,y como vieron q me molestaba,mucha gente (de mi clase y luego de otras) se sumó. Con los meses,todo el colegio acabó sabiendo que para molestarme solo tenían que decirme esa palabra.
En mi clase acabó habiendo más gente con mote. Lo normal cuando mantienes juntos en la misma clase a los mismos alumnos desde 1º hasta 8º, como hicieron allí. Y había gente a la que también le molestaba el suyo, y no poco. Pero su uso no era tan generalizado como conmigo.
A mí ese mote me persiguió hasta 8º. Llegué a normalizarlo tanto que al final casi ni me molestaba. Pero siempre me hacía mella oírlo, especialmente de gente que no era de mi propia clase.
En este sentido, destacaban algunos alumnos del otro grupo de mi promoción, tan constantes en el bullying como algunos de los de mi grupo. Luego volveré sobre ellos.
Hablemos ahora de D, uno de los alumnos que llegó al colegio en 1º EGB. Un día (en 2º o 3º, no recuerdo) me bajó los pantalones en el patio delante de mucha gente.Una humillación difícil de olvidar. No había profesores en ese momento, fijaos si tenía picardía ese pequeño demonio.
Otro día,en 3º,no estaba nuestra profesora y la del aula de al lado se pasaba de vez en cuando a vigilarnos.Cuando se iba,D se levantaba de su asiento a hacerme la puñeta.Cuando la profesora volvía,D tenía la habilidad de regresar a tiempo a su asiento…y la bronca me caía a mí.
Ya que hablamos, no era infrecuente que, encima de sufrir yo el bullying, me acabaran cayendo a mí las broncas… y los castigos. Tanto D como sus mejores amigos en la clase (M y J) eran expertos en victimizarse cuando alguna vez les respondía a sus constantes provocaciones.
Y los profesores, que tuvieron varios años para caer en la cuenta del acoso que yo sufría, solían caer a menudo en la trampa de mis compañeros 🤦🏻♂️ Incluso a veces acababan creyendo que el que se estaba victimizando era yo 😡
También había algunas chicas en clase con maldad y tendencia al bullying. Destaco a B, a AR y a P. Las tres eran de las que lo pasaban bien machacando a los compañeros. Curiosamente, P decía que quería ser psicóloga de mayor. Como no haya cambiado, pobres de sus pacientes…
AR, manipuladora como pocas, fue mi compañera de pupitre varios meses en 4º. Me tenía sometido a su entera voluntad. Y cada vez que le daba por ahí, se metía conmigo. A veces me pregunto cómo le aguanté tanto.
La profesora también caía en su trampa y se creía las mentiras que a veces le contaba mi compañera para que me acabara echando la bronca a mí. Cuando yo decía “¡eso es mentira!”, la profesora me espetaba: “¿siempre son los demás los que dicen mentiras?” 🙄
El caso es que al final, meses después, me cambió de sitio. Lo sentí como un alivio tremendo. Lo curioso es que me puso con P. Pero en ese momento P no había desarrollado aún toda su potencial maldad.
Me falta B. Con ella viví una experiencia dura en 6º. En clase estuvo sentada cerca de mí dos meses. Dos meses de machaque continuo, de aguantar y aguantar. Hasta que un día no pude más… y la cogí del cuello 😱
Lógicamente (aquí lo entiendo) me cayó una gran bronca. Había hecho una barbaridad. Pero nadie, nadie se preocupó por preguntarme por qué yo, un chaval normalmente muy pacífico, había estallado así.
Seguimos. En los últimos cursos de la EGB había alumnos que nos íbamos a casa a las 12:00 mientras la mayoría se quedaba en el centro hasta las 13:00 en las llamadas “actividades complementarias” 🤷🏻♂️ Desgraciadamente, a las 12:00 se iban también algunos de mis “queridos” bullies.
Tenían la costumbre de llamar “huevo podrido” al que llegaba el último para salir del colegio. Y claro: no tardaron en darse cuenta de que aquello podía ser una manera más de hacerme la vida imposible.
Con lo que imagináoslos saliendo a toda prisa del colegio para asegurarse de que yo fuera el último y pudieran gritarme al unísono aquello de: “¡y como todos los días, HUEVO PODRIDO!”
Al principio entraba al trapo e intentaba correr para no llegar el último, pero siempre tenía la poca habilidad de no lograrlo, ya fuera resbalando, siendo más lento o por lo que fuera. Luego, con las semanas, fui aprendiendo (¡al fin!) a no hacerles caso y pasar de ello.
Con el tiempo, lo dejaron.
Pero antes de eso añadieron un nuevo escarnio: solían acercarse a unos naranjos que había en el camino de vuelta para robar naranjas. A mí, con los firmes principios éticos que he tenido siempre, ni se me ocurría hacer eso.
Con lo que me gritaban: “¡y como todos los días, NARANJA PODRIDA!”
Nos vamos ahora al tramo final de 6º. Ese año, a M (uno de los amigos de D) le dio por llamar a mi casa haciéndose pasar por uno de mis amigos. Llamaba, lo cogía mi madre, preguntaba por mí, daba una falsa identidad, y luego cuando lo cogía yo me insultaba y colgaba.
Su objetivo era obvio: aparte de la diversión,enfrentarme con mis amigos. Obviamente no coló y descubrimos enseguida el pastel (y el culpable,que aunque nunca confesó era evidente quién era). Pero después de eso ya nunca estaba tranquilo cuando llamaban a casa preguntando por mí.
(Inciso para los más jóvenes: en aquella época no había móviles, ni whatsapp, ni messenger, ni sms ni nada. Para quedar con los amigos había que llamar por teléfono a su casa y, cuando lo cogía el padre o la madre, preguntar por ellos).
Seguimos en 6º. Al final de aquel curso se marchó del colegio un compañero que estaba desde 1º. Para celebrar su despedida montó una fiesta en casa de su abuela, que vivía en un bajo no muy lejos del colegio. Fue casi toda la clase. Lo que pasó a continuación te sorprenderá 😏
La fiesta se desmadró. Mis compañeros empezaron a llenar globos con agua y estamparlos en el cuerpo de otras personas para reventarlos y mojarles. Eso pasó en la calle, al lado de la entrada a esa casa. Y claro, salí un momento a la calle y…
…y no menos de diez globos impactaron de manera casi simultánea contra mí. El compañero que organizaba la fiesta me tuvo que prestar una camiseta por lo empapada que había quedado la que yo llevaba.
Luego, cuando estábamos en un patio interior que había en esa casa, muchos de mis compañeros empezaron a corear al unísono mi mote. Lo hacían como si estuvieran cantando el típico “oé, oé oé oé” que se canta en los estadios. Qué compañeros más buenos tenía 😏
Llegamos a 8º. El mote del que acabo de hablar seguía, 6 años después de su creación,en uso, niños de cursos inferiores se sumaban esporádicamente al bullying… Y me falta hablar de la gente del otro grupo: 8ºB (el mío era 8ºA).En ese grupo había varios bullies, pero destaco a F.
Un manipulador de manual, con la misma maldad que mis compañeros ya citados. Con habilidad para hacerme sentir como su amigo o su enemigo según le convenía (ni idea de por qué). Cuando lo tenía de “amigo”, sin problemas. Cuando lo tenía de enemigo… era un miserable.
En aquella época (mayo del 96) estaba de moda el programa “sorpresa sorpresa”, que se había empezado a emitir en la tele. Pues bien, F se me acercaba de espaldas, me soltaba un collejón (de los que dolían) y me decía: “sorpresa sorpresa”. Alguna vez le devolví la jugada, eso sí.
Pero ya he dicho que en 8ºB había más bullies.Ese año les dio,no sé por qué, por acosarme con una estupidez:cuando me acercaba,hacían como que me colocaban banderillas,como a los toros.Una gilipollez como una casa si no fuera… porque yo entraba al trapo 🤦🏻♂️ Y ellos lo hacían más.
No he hablado aún de otras putadas de los cuatro o cinco malotes del otro grupo de mi quinta, porque no solo me las hicieron en 8º. El colegio estaba a las afueras del pueblo e íbamos por un camino asfaltado que pasaba junto a varios terrenos con naranjos y albaricoqueros.
Todo el mundo tenía que ir y volver por allí, no había alternativa. Y el caso es que,en ciertas épocas del año, solía haber saltamontes por la zona.Pues bien:algunas veces (no muchas por suerte) me llegaron a lanzar alguno. La parte positiva es que, al menos,les perdí el miedo 🤷🏻♂️
Y nada, este es el resumen de las principales putadas que recuerdo del colegio. Todo eso, ante una generalizada pasividad del profesorado, que solía mirar hacia otro lado (o desconocía el problema) con la excepción ya mencionada de la que estaba de directora estando yo en 1º.
Un ejemplo de esa pasividad: un día en el recreo,estando yo en 1º o 2º, unís alumnos de 5º se estaban metiendo conmigo y fui a decírselo a la profesora de guardia,que luego me daría clase en 3º y 4º. Su respuesta:”pues ve y diles que no se metan contigo porque eres pequeño”. 🙄🤦🏻♂️
Pero la verdad, casi mejor encontrar pasividad. Porque, como ya he dicho antes, cuando intervenían solía ser para culparme o abroncarme, encima, a mí. En esto destaca el tutor que tuve entre 6º y 8º. Alguien cuya intervención casi nunca arreglaba el problema.
Él, al menos, sí era consciente de que había un problema conmigo. Pero en más de una ocasión me decía ese mantra de “tú también tienes que poner de tu parte”. Docentes: si alguna vez os encontráis con una víctima de bullying, por favor por favor no le digáis nunca eso 🙏🏻
(Inciso: si hay algo que no soporto de las juntas de evaluación, ahora que soy docente, es cuando se habla de una víctima de bullying y se dice: “es que él también tiene lo suyo”. No, perdón: JAMÁS se puede meter en el mismo saco a víctima y verdugo).
Lo gracioso, siguiendo con mi tutor, es que quería dar la impresión de estar implicado y me decía que no tuviera problema en contarle cualquier cosa que me pasara. Pero poco después de una de las veces que me dijo eso, fui a informarle y poco menos que me mandó a esparragar 🤦🏻♂️
Y claro, él también caía en la trampa cuando mis acosadores, encima, se hacían las víctimas. Una vez llamé “melenón” a J (amigo ya mencionado de D y de M que tenía el pelo muy largo), y el tutor me mandó copiar 500 veces el insulto.
No tuvo en cuenta que lo mío fue una reacción a una actitud de acoso suya. Tampoco tuvo en cuenta que J era de los que más solían usar el mote para aludirme. Por suerte intervino mi madre y al final no tuve que copiar aquel castigo.
Y os preguntaréis: “Bueno, pero tendrías a algún amigo en tu clase”. Bueno, sí. Unos pocos, ya he dicho algo antes. Pero hasta ellos se veían arrastrados a veces por la tendencia. Eran mis amigos porque eran los compañeros de clase con los que tenía más afinidad, sí;…
…pero también porque con alguien tenía que estar. Pero solían fallarme 😔 Si alguna vez me enfadaba con alguno de ellos, solían utilizar el mote o sumarse al bullying de los malotes para hacerme daño. Perdí todo contacto con ellos con el tiempo.
¿Y mis padres? Pues sufrían conmigo, lógicamente. Particularmente mi madre. El problema es que, con indudable buena intención pero con efectos contraproducentes, me decían lo habitual: “plántales cara”, “no les hagas caso” o “espabila y defiéndete”.
Si tienes un/a hijo/a víctima de bullying, no le digas esas cosas, por favor. Solo lograrás que se sienta culpable por no hacer lo que se supone que debe hacer. Ahora que hay mucho más acceso a la información que entonces, asesórate y trata de darle herramientas efectivas…
…para que afronte su problema. O acude a alguien que entienda del tema y os pueda ayudar.Y también haz todo lo posible por reforzar su autoestima, porque lo normal es q la tenga baja (como me pasaba a mí).Lo normal es q incluso pueda acabar pensando que se merece lo que le pasa.
Mi madre me intentó ayudar de otra forma que también salió rana. Haciendo caso a mis profesoras de los primeros años de EGB, que le sugerían que me vendría bien socializar más, me apuntó a un campus municipal de deporte que se hacía en el pueblo en la 1ª quincena de julio.
Año 92, al terminar 4º.
¿Y qué pasó? Pues que en ese campus había dos alumnos de mi colegio dos o tres años mayores que yo, y que esos alumnos eran amigos de una pandilla de cuatro “malotes” que también la tomó conmigo.
Así que el campus deportivo de verano en el que se suponía que iba a socializar se acabó convirtiendo en una prolongación del bullying que padecía en el colegio.
Esos cuatro malotes eran gente con maldad, pero también unos cobardes, porque todos salvo uno tenían 3/4 años más que yo. La suerte es que cuando acabó aquel campus el 15 de julio, no volví a saber de ellos casi nunca más.
Solo los volví a ver dos años después en algunos días del verano, y volvieron (a saber qué ganaban con ello) a meterse conmigo. Pero cierto día los vi por última vez y ahí sí que ya hasta hoy.
No me puedo olvidar tampoco de la academia de inglés a la que me apuntaron en 8º. Yo era de buenas notas, pero mis padres querían que pudiera aprender mejor esa lengua. Con lo que no contábamos era con que allí estaría B, la compañera a la que cogí del cuello en 6º.
Con B en esa clase y con algunos alumnos disruptivos en el grupo, no era de extrañar que el bullying también hiciera allí acto de presencia. Un día un compañero no dejaba de pegarle patadas a mi silla durante un examen.
Otro día, cuando reaccioné con sorpresa a un 10 en un examen diciendo “¡no me lo puedo creer!”, empezaron a imitarme y a repetir esa frase con tono jocoso, algo que siguieron haciendo las siguientes semanas.
Y finalmente, la aportación de B: un día me escupió un chicle mascado logrando que quedara pegado en mi pelo. Y lo jodido es que consiguió que pareciera un accidente. Tuve que cortarme esos pelos ante la imposibilidad de despegarme el chicle.
Teníamos una profesora nativa algo introvertida y de carácter tranquilo que bastante hacía con intentar dar clase en un grupo bullicioso. El problema es que ella, como tantos docentes en el colegio, también me acababa metiendo en el mismo saco que a mis acosadores.
Por suerte, en marzo cogió baja por maternidad y la sustituyó otro nativo con el que me entendí mucho mejor y con el que me sentí más valorado. También supo llevar mejor al grupo.
Y nada, hasta aquí lo más destacado de mi historia de #AcosoEscolar . No, la mía no fue una infancia feliz precisamente. Pero me sirvió para aprender, para ser más fuerte y resiliente y para adquirir habilidades sociales. Lo superé. Fue un máster de vida.
Y ahora que soy profesor, me sirve para ser sensible con el tema y saber mejor cómo tratar a una víctima de este problema. Y, como contar tu propio testimonio siempre ayuda a concienciar, me sirve también para poner a los posibles acosadores ante su propio espejo…
…cuando les cuento lo que yo viví.
Que por cierto: dos veces me han dicho en clase una frase de las que enternecen: me han dicho “bueno, se metían contigo pero ahora ellos a saber qué harán y tú eres profesor”. 🥺🥲🥰
Solo una cosa más. MENOS MAL QUE EN AQUELLA ÉPOCA NO HABÍA MÓVILES NI REDES SOCIALES. No dudo que lo que tuve que vivir habría sido aún peor.
Esto es todo. Si has llegado hasta aquí, MIL GRACIAS POR LEER. Ayúdame a difundir mi historia, por favor. Quizá leer esto pueda ayudar a otras personas a sentirse identificadas con lo que yo viví; a saber que, pese a estar viviendo experiencias duras,…
…esto se puede superar. A saber que valen mucho más de lo que sus verdugos les hacen creer, y que el problema no lo tienen ellos por estar sufriendo el bullying: lo tienen sus agresores por hacer el mal y por divertirse haciendo daño a los demás.
Hola, @pduchement . Te dejo aquí mi historia sobre #AcosoEscolar por si te interesa en algún sentido, y por si, en caso afirmativo, me pudieras ayudar a difundirla 🙏🏻😊
Hilo: compañeros/as docentes, tengamos la fiesta en paz, por favor 🙏🏻👇🏻👇🏻
Día a día interactuamos aquí muchos/as docentes con puntos de vista diferentes. En ocasiones muy diferentes. Y eso, como vemos aquí todos los días, puede servir para dos cosas: o para debatir constructivamente o para acabar enfrentándose.
Pero no olvidemos una cosa: todos/as los/as que estamos aquí coincidimos en que queremos lo mejor para nuestro alumnado. Yo, al menos, no lo dudo. Lo que pasa es que para llegar a esa pretendida meta tenemos opiniones diferentes sobre cuál debe ser el camino a seguir.
Hoy, que ya es viernes, voy a aprovechar para contaros una historia que llega hoy a los 700 días de duración. Se titula “Así se implantaron sibilina y autoritariamente los ámbitos educativos”, y el protagonista es la Conselleria de Educación valenciana, @GVAeducacio 👇🏻👇🏻
Hace hoy 700 días, un 29 de mayo de 2020, @gvaeducacio hacía oficial 👇🏻👇🏻 lo que ya llevaba semanas anunciando: que para el siguiente curso,el 2020/2021,iba a OBLIGAR a todos los institutos de la Com Valenciana a implantar los ámbitos educativos en 1º ESO. dogv.gva.es/datos/2020/06/…
La medida, como ya sabrá mucha gente que lea esto, consistía en agrupar asignaturas de manera que un mismo profesor impartiera dos o tres de ellas de manera conjunta y globalizada. Es decir: se obligaba a los docentes a impartir asignaturas de las que no son especialistas,…
Abramos otro melón educativo. Hoy, el de los alumnos de secundaria que no acuden a una excursión y, lejos de cumplir con su obligación de asistir a clase como en cualquier otro día, deciden quedarse en casa. 👇🏻👇🏻
Hoy, una madre me ha escrito un mensaje diciendo que su hija se había quedado en casa para estudiar porque, al no ir a la excursión en la que participaba buena parte de su grupo, en el instituto hubiera estado “de guardia” toda la mañana.
Tratándose de quien era, me creo lo de estudiar porque es una alumna muy responsable, pero el problema no es ese. El problema va mucho más allá.
Bueno, pues el diario @el_pais , quién si no, ha abierto la caja de Pandora de la evaluación de los docentes. Y yo, aprovechando la circunstancia, voy a analizar la cuestión en este hilo 🧵👇🏻👇🏻
¿Cómo y quién evaluaría a los docentes? ¿Para qué? ¿Basándose en qué criterio? ¿Sería suficiente con eso para mejorar el sistema? ¿No hay, actualmente, ningún mecanismo de “control” a los docentes? Voy a intentar dar mi respuesta a estas preguntas.
Le veo lagunas importantes al hecho de quién se encargaría de evaluar a los docentes. ¿Los alumnos? ¿Dejaríamos la evaluación de los docentes en manos de personas que aún no han completado su proceso de maduración y que, como corresponde a su edad,…
No puedo opinar sobre el máster de secundaria porque no lo he cursado como tal. Yo aún hice el antiguo CAP.
Pero a mí lo que me chirría de ese máster es lo caro que es. No todos los estudiantes que quieren dedicarse a la docencia se lo pueden permitir 👇🏻👇🏻
En la Universidad de Valencia, que es donde yo estudié la carrera, vale 14,21 euros el crédito 👇🏻👇🏻, que multiplicado por 60 créditos, da como resultado… 852,60 euros. Desconozco si hay becas, pero como no las haya… más de uno habrá que no pueda costeárselo.
Eso, claro, suponiendo que consigas plaza. Que al parecer no es tan fácil 👇🏻👇🏻
Mi opinión: la principal razón de que estudien exclusivamente para aprobar es porque en su día a día tienen intereses muy distintos a aquello que les enseñamos.
Ojo: y no digo que haya que enseñar otras cosas. Digo que es normal que a un adolescente de entrada no le interese…
…el mester de clerecía, las razones trigonométricas o la mitosis y la meiosis, y desde ese punto de vista es normal que estudien solo para aprobar. Es que a mí la mayoría de esas cosas tampoco me interesaban en su día.
Pero claro: es al asomarse a ese conocimiento,…
…que difícilmente podrán descubrir en otro sitio que no sea la escuela, cuando pueden descubrir cosas que de entrada no les interesaban pero que luego a lo mejor sí, hasta el punto de que no solo pasan a ser significativas para ellos/as,…