Aquí va un nuevo hijo sobre cosas curiosas en la resurrección de Jesus. Esta vez nos fijamos en algo singular que ocurre en las apariciones de Jesús.
En casi todas las apariciones de Jesús resucitado hay un proceso de reconocimiento como en dos tiempos...
Lo vemos cuando en el Cenáculo tiene que mostrarles las llagas (y luego a Tomás) para que crean que es él mismo; o los de Emaús que solo le terminan encontrándose con él al partir el pan; o María Magdalena tras confundirlo con el hortelano; ...
en la pesca milagrosa, solo Juan lo reconoce después de un rato, y luego dicen que “𝐧𝐨 𝐬𝐞 𝐚𝐭𝐫𝐞𝐯í𝐚𝐧 𝐚 𝐩𝐫𝐞𝐠𝐮𝐧𝐭𝐚𝐫𝐥𝐞 𝐪𝐮𝐢é𝐧 𝐞𝐫𝐚, 𝐩𝐮𝐞𝐬 𝐬𝐚𝐛í𝐚𝐧 𝐛𝐢𝐞𝐧 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐫𝐚 é𝐥”
Todo esto ¿nos os recuerda al “𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐝𝐢𝐝𝐨” de Isaías 45, 15?
Es como si Jesús resucitado se escondiera tras alguna realidad y tuviéramos que hacer un esfuerzo por encontrarlo...
Me viene al respecto lo que san Josemaría decía: “𝘚𝘢𝘣𝘦𝘥𝘭𝘰 𝘣𝘪𝘦𝘯: 𝘩𝘢𝘺 𝘶𝘯 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘴𝘢𝘯𝘵𝘰, 𝘥𝘪𝘷𝘪𝘯𝘰, 𝘦𝘴𝘤𝘰𝘯𝘥𝘪𝘥𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘪𝘵𝘶𝘢𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘮á𝘴 𝘤𝘰𝘮𝘶𝘯𝘦𝘴, 𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘰𝘤𝘢 𝘢 𝘤𝘢𝘥𝘢 𝘶𝘯𝘰 𝘥𝘦 𝘷𝘰𝘴𝘰𝘵𝘳𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘤𝘶𝘣𝘳𝘪𝘳”
En las Teofanías del A.T. (Abrahám Gn 18,1-33; Josué 5,13ss; Gedeón Jc 6,11ss; Sansón Jc 13) también hay un proceso parecido en dos tiempos. Pero con Jesús resucitado es diferente: se trata de un encuentro en la historia -aunque ve más allá- con una persona viva.
Cuando san Pablo habla en Colosenses (1,12-23) o Efesiós (1,3-23) del Cuerpo cósmico de Cristo ¿no estará queriéndonos decir que podemos encontarnos con Él en todas las realidades creadas -aunque más allá-?
O cuando el Card. Newman al hablar de las ideas (realidades) complejas afirma que necesitan desplegarse en el tiempo y el espacio para llegar a expresar su sentido plenamente. Y que solo con el gradual desarrollo de sus muchos perfiles y dimensiones podemos llegar a captarlas.
Con sus apariciones, Jesús resucitado parece invitarnos a ser contemplativos y a descubrirle también en todas las realidades: en las artísticas, en la Escritura, en el estudio teológico, en la patrísticas, en los místicos, en la liturgia, en los santos, etc... ¡Él está ahí, vivo!
Ya lo siento, me parece que no se entiende bien. Disculpad
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Hoy os dejo con este breve nuevo hilo. Se trata de un hilo complementario al que ya vimos de “las mujeres en la resurrección”.
La pregunta que nos hacemos es ésta: ¿por qué en el paraíso la serpiente decidió tentar a la mujer (Eva) en vez de al hombre (Adán)?
Me parece que la serpiente después de estudiarlos atentamente se dió cuenta de que la mujer era la criatura que más se asemajaba a Dios y que si quería destruir de un golpe certero el proyecto de Dios debía centrarse en ella.
Pero ¿qué vio la serpiente en Eva para llegar a esa conclusión? Vio con claridad que su capacidad de crear vida la semajaba de un modo único al Dios creador de la vida. Es cierto que el hombre tenía en esto un papel, pero incial, de puesta en marcha;
Aquí va otro hilo sobre la Resurrección. Nos fijaremos en los ángeles.
En Lucas, los ángeles aparecen sólo al 𝘱𝘳𝘪𝘯𝘤𝘪𝘱𝘪𝘰, en las escenas de la anunciación y nacimiento de Jesús; y, al 𝘧𝘪𝘯𝘢𝘭, en las de su Resurrección.
Hay un claro paralelismo en este diptico:
- las mujeres al verlos tienen miedo, como lo tuvieron en su momento María y los pastores
- Y como al inicio del Evangelio también, el miedo deja inmediatamente lugar al anuncio de la Buena Noticia de parte de Dios: ¡Jesús ha resucitado!
Otras cosa que llama la atención:
Resulta curioso que Lucas no habla propiamente de “á𝐧𝐠𝐞𝐥𝐞𝐬” sino de “𝐝𝐨𝐬 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐝𝐮𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐥𝐮𝐦𝐛𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬”.
Marcos, narrando la misma escena, dice que era “𝐮𝐧 𝐣𝐨𝐯𝐞𝐧”.
Empezamos otro hilo sobre la Resurrección. Esta vez dedicado al especial papel que Jesús otorga a las mujeres.
En efecto, vemos como en todos los Evangelios las mujeres ocupan gran espacio en los relatos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
Sorprende mucho porque en el Israel de aquellos tiempos, el testimonio de las mujeres no tenía ningún valor oficial ni jurídico.
Entre las mujeres destaca María Magdalena, que estuvo presente en la Pasión, y fue el primer testigo y heraldo del Resucitado (cf. Jn 20, 1.11-18).
Precisamente a María Magdalena, santo Tomás de Aquino le dará el singular calificativo de "𝘢𝘱ó𝘴𝘵𝘰𝘭 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘈𝘱ó𝘴𝘵𝘰𝘭𝘦𝘴" ("𝘢𝘱𝘰𝘴𝘵𝘰𝘭𝘰𝘳𝘶𝘮 𝘢𝘱𝘰𝘴𝘵𝘰𝘭𝘢").
Especialísimo es el papel que recibe María, la Madre del Señor. Y quizás aquí esté la explicación.
Empezamos un nuevo hilo sobre la Resurrección y la expresión que Jesús le dirige a María Magdalena: “𝗡𝗼 𝗺𝗲 𝘁𝗼𝗾𝘂𝗲𝘀, 𝗾𝘂𝗲 𝗮𝘂𝗻 𝗻𝗼 𝗵𝗲 𝘀𝘂𝗯𝗶𝗱𝗼 𝗮𝗹 𝗣𝗮𝗱𝗿𝗲”
Pero antes conviene aclarar que sígnica la expresión “𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗶𝗺𝗲𝗿 𝗱í𝗮 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝘀𝗲𝗺𝗮𝗻𝗮”
Según Mateo 28,1 fue “pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana” cuando resucitó el Señor. Esto coincide con la fiesta del “Primer día del Omer”, es decir de el día de la fiesta de la ofrenda de la primicia de cebada, tal y como parecen confirmarlo también...
...los otros relatos de Mc 16, 2; Lc 24, 1; y Jn 20, 1. Y más explícita resulta aún la afirmación de Pablo en 1Cor 15, 20-23 donde hace una referencia directa a las “primicias”: “Pero ahora, Cristo sí ha resucitado de entre los muertos, como primicias de los que durmieron (...)
Aquí va otro hilo. Va sobre un nuevo detalle de la Resurrección de Cristo, y en torno a la expresión de Juan: “vio y creyó”
En el Evangelio de san Juan, capitulo 20 se nos dice que Pedro y Juan salieron corriendo hacia el sepulcro a ver qué había pasado exactamente.
Pedro “entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino plegado en un sitio aparte”. Pero nos interesa más el detalle que viene después: “Entonces entró también el otro discípulo (...) 𝘃𝗶𝗼 𝘆 𝗰𝗿𝗲𝘆ó”.
¿Qué vió Juan para tener esa reacción tan instantanea? ¿Qué vio en ese sudario enrollado en un sitio aparte?
Una tradición judía del tiempo de Jesús nos puede desvelar el “secreto". Lo primero que podemos preguntarnos es ¿por qué Jesús dobló cuidadosamente el sudario a parte?
Hoy empiezo mi segundo hilo. Espero sepa hacerlo. Va sobre un detalle de la resurrección: el modo en el que Jesús resucitado muestras sus llagas y son centro de atención de los discípulos…
Es evidente que son prueba de su identidad y autenticidad: es Él, el Crucificado viviente
Pero hay algo más!
Isaías había profetizado 700 años antes, cómo Dios amaba a su pueblo Israel: "He aquí que en las palmas de las manos te tengo tatuada…”(Is49,16)
Tatuada, gravada, impresa… procesos que implicaban dolor, sufrimiento, para dejar indeleblemente escrito el nombre
De algún modo en las llagas de Jesús están grabados nuestros nombres… No olvidemos la causa de su muerte: él mismo la describe como: “mi sangre para el perdón de los pecados”
Podemos decir que se verifica aquella profecía y que al mostrar las llagas expresa su amor por nosotros