El legado de Piaget es extraordinario. Desde un punto de vista científico, muchas de sus ideas siguen siendo vigentes; pero otras no. El hilo anterior trataba sobre una de estas últimas. Y este también: ¿nacen los bebés sin conocimientos conceptuales o poseen conceptos innatos?🧵
Encabezada por Piaget, la corriente preponderante en psicología del desarrollo antes de los 80 defendía q las personas nacen carentes de conocimientos conceptuales, y solo cuentan con los instrumentos perceptuales y motores necesarios para construirlos a partir de la experiencia.
Poner en cuestión estos planteamientos tan arraigados no fue fácil y ha requerido décadas de investigación, tanto con seres humanos como con otros animales. Pero hoy en día la psicología del desarrollo ha concluido que esa noción no era correcta [1].
En efecto, la investigación de las últimas décadas ha revelado que los recién nacidos llegan al mundo con una serie de conocimientos conceptuales sobre lo que se encontrarán en él, que conforman la base de sus habilidades cognitivas. Se denominan «conocimientos nucleares»[2].
Estos conocimientos básicos proporcionan una suerte de esqueleto primigenio sobre el que empezar a añadir la información procedente de las experiencias, e iniciar así la construcción de las extensas redes de conocimientos que constituirán la memoria semántica.
El consenso científico actual es que por lo menos existen cuatro categorías de conocimientos nucleares, que atañen a diferentes aspectos de la experiencia con el mundo que nos rodea: los objetos inertes, los seres vivos, la numerosidad (las cantidades) y el espacio [3].
Se trataría de unos conocimientos muy rudimentarios sobre física, biología (y psicología), aritmética y geometría. Algunos investigadores añaden una quinta categoría (conocimientos de tipo social), relativos a las propiedades de los miembros de nuestra misma especie.
En relación con el mundo físico, los neonatos nacen sabiendo que la estampa del mundo que perciben visualmente no corresponde a una única entidad ininterrumpida, sino que ahí fuera hay objetos: entidades que son independientes del entorno que las rodea.
Además saben q los objetos tienen una serie de características: son continuos, tienen unos límites y ocupan un espacio que no puede ser ocupado al mismo tiempo por otro objeto. También saben q un objeto no puede desaparecer así como así ante sus narices ni "teletransportarse".
Por otro lado, los conocimientos innatos de física incluyen la noción de que los objetos no interaccionan a distancia y no se pueden mover espontáneamente, a no ser que entren en contacto con otro objeto (quizás por eso el magnetismo o la gravedad son tan "sorprendentes").
Estos conocimientos también les permiten predecir cuándo se moverá un objeto (tras un impacto, por ejemplo) y dónde esperar que se detenga nuevamente con cierta precisión.
Cuando los bebés de apenas unos meses presencian un truco de "magia" en que alguno de estos principios se incumple, manifiestan su desconcierto prestando más atención que si no ocurre nada raro.
Por ejemplo, si metemos un objeto en una caja y luego se la mostramos vacía, es habitual q se queden mirando su interior con aparente sorpresa. También permanecen observando con incrédula atención el hecho q un objeto quede suspendido en el aire tras retirarle el soporte.
En cuanto a los conocimientos nucleares de biología (y psicología), la idea esencial es que existen un tipo de objetos especiales, que se diferencian de los descritos antes por algunas cualidades básicas. Me refiero a los seres vivos, aunque, en especial, a los animales.
Así, acerca de estos "objetos particulares", los recién nacidos saben que tienen intenciones y que actúan con base en ellas. Esto incluye que se pueden mover por su cuenta, y que lo hacen de un modo concreto.
También saben que los seres vivos pueden tener rostro, y pueden identificarlo en caso de que lo tengan, pues poseen conocimientos sobre la estructura básica de los rostros. De hecho, los recién nacidos muestran preferencia por los patrones que semejan rostros.
Estos conocimientos permiten a los bebés distinguir a los seres vivos de los objetos inertes, incluso cuando se parecen mucho, como en el caso de los muñecos de peluche. No hace falta justificar por qué la evolución nos dotaría de esta capacidad innata.
Las nociones sobre aritmética previas a toda experiencia con que nacemos incluyen la posibilidad de comparar y distinguir cantidades pequeñas (hasta 3, y puede que hasta 4).
Así, cuando los neonatos se habitúan (cada vez prestan menos atención) ante dibujos que muestran dos objetos, recuperan su interés al presentarles dibujos con tres objetos, y viceversa.
De este modo nos demuestran que notan la diferencia entre dos y tres. No sucede lo mismo al comparar cuatro y cinco objetos, por ejemplo.
Además de distinguir pequeñas cantidades, los bebés de pocos meses pueden hacer operaciones de adición y extracción con ellas. Esto lo apreciamos en el hecho de que sostienen su atención por más tiempo ante situaciones aritméticas imposibles.
Por ejemplo, en unos famosos experimentos [4], Karen Wynn mostraba a bebés de 4 meses y medio cómo situaba dos figuras de Mickey Mouse detrás de un panel, de una en una.
Cuando el panel caía, los bebés se quedaban observando el resultado por más tiempo si solo aparecía una figura (1+1=1), en vez de las dos que serían esperables (1+1=2). Uno podría argüir que quizás los bebés preferían mirar una figura en vez de dos,
pero esto quedaba descartado cuando el experimento consistía en una sustracción. Esto es, la escena partía de dos figuras que se ocultaban tras un panel, y a continuación la investigadora sacaba una de ellas.
Al caer el panel, los bebés observaban más tiempo la escena cuando quedaban dos figuras (2-1=2), que cuando solo quedaba una (2-1=1). Lo mismo sucedía con otros resultados imposibles, como 1+1=3.
Como he dicho, más allá del número 3, los bebés no ponen de manifiesto q puedan distinguir entre cantidades parecidas, como 4 y 5, o 5 y 6. Sin embargo, sí exponen su capacidad para diferenciar cantidades grandes a bulto, siempre y cuando haya suficiente diferencia entre ellas.
Esta habilidad persiste en los adultos, y como innata que es, podemos encontrarla en cualquier grupo humano, con independencia de su educación matemática.
Así, los adultos Munduruku, un pueblo de la Amazonia cuya lengua no cuenta con palabras ni símbolos para contar más allá del tres, son tan hábiles comparando cantidades a ojo como los adultos occidentales que fueron a la escuela [5].
Además de las ingentes pruebas obtenidas de décadas de investigación con humanos, los estudios con otros animales también han proporcionado una gran cantidad de evidencias científicas a favor de la tesis de los conceptos innatos.
Por ejemplo, los pollitos de gallina nacidos de huevos que fueron incubados en total aislamiento sensorial visuoauditivo nos demuestran que nada más nacer ya saben muchas cosas sobre los objetos inertes y vivos [6].
Si tenemos conocimientos innatos, esto es, escritos en nuestro ADN, podemos asumir que se fueron seleccionando a lo largo de la evolución por la ventaja adaptativa que proporcionaban y que, por consiguiente, otros animales también los tienen (si no iguales, parecidos).
Puesto que el hilo se está alargando mucho y el caso ya está construido y fundamentado, lo dejaré aquí invitando a explorar las referencias a quienes deseen profundizar más en este fascinante tema. Muchas gracias por haber llegado hasta aquí. FIN.
Referencias:
[1] Carey, S. (2000). The origin of concepts. Journal of Cognition and Development, 1(1), 37-41.
[2] Barner, D., & Baron, A. S. (Eds.). (2016). Core knowledge and conceptual change. Oxford University Press.
[3] Spelke, E. S., & Kinzler, K. D. (2007). Core knowledge. Developmental science, 10(1), 89-96.
[4] Wynn, K. (1998). Psychological foundations of number: Numerical competence in human infants. Trends in cognitive sciences, 2(8), 296-303.
[5] Pica, P., Lemer, C., Izard, V., & Dehaene, S. (2004). Exact and approximate arithmetic in an Amazonian indigene group. Science, 306(5695), 499-503.
[6] Vallortigara, G. (2012). Core knowledge of object, number, and geometry: A comparative and neural approach. Cognitive neuropsychology, 29(1-2), 213-236.
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Según Piaget, el desarrollo cognitivo de los niños transita por cuatro etapas que determinan lo que pueden o no pueden aprender. Esta noción fundamenta muchas decisiones educativas, a pesar de que... la psicología y neurociencia del desarrollo la refutaron hace mucho tiempo. 🧵👇
A mediados del siglo pasado, el eminente biólogo y psicólogo Jean Piaget sugirió que las personas pasan por cuatro etapas bien diferenciadas a lo largo de su desarrollo cognitivo, y que en la transición de una a otra experimentan cambios relevantes en sus habilidades cognitivas.
Estas etapas delimitarían su capacidad para razonar, aprender, imaginar, resolver problemas, etc. Por ejemplo, hasta superar la 2a etapa (≈7 años) los niños no serían capaces de ponerse en el lugar de los demás (egocentrismo) o comprender que la cantidad de algo se conserva...
Para leer con éxito, primero debemos descodificar los textos escritos y transformarlos en esa vocecita que "oímos" en nuestra mente. A partir de ahí, entender lo que leemos es una cuestión de comprensión lingüística general. Aquí va el último hilo sobre la ciencia de la lectura.
En el hilo anterior apreciamos que es esencial alcanzar la automaticidad de la descodificación lectora (conseguir que suceda sin pensar en cómo lo hacemos) para que nuestros recursos cognitivos puedan enfocarse en la exigente tarea de extraer el significado de los textos.
Si descodificar conlleva un esfuerzo consciente, entonces nos queda menos "espacio" en nuestra mente para dedicarlo a comprender el significado de las palabras y las frases que desciframos. Alcanzar la fluidez en la descodificación es clave para la comprensión lectora.
En el hilo anterior vimos que leer consiste en convertir los símbolos escritos en el lenguaje oral que representan, y, a partir de ahí, extraer el significado igual que lo haríamos si alguien nos hablara. Este hilo abordará la descodificación y el siguiente, la comprensión.
Descodificar los mensajes escritos para convertirlos en su equivalente oral es condición sine qua non para poder leer. No es suficiente, pero sí indispensable. De hecho, buena parte de las dificultades lectoras ocultan problemas de descodificación.
Abordar adecuadamente el aprendizaje de la descodificación es clave para no dejar atrás a muchos niños y niñas que, de lo contrario, no alcanzarán la fluidez necesaria. La carencia de fluidez en la descodificación generará problemas de comprensión lectora y desmotivación.
En el día del libro, me gustaría empezar una serie de tres hilos para contar algunas cosas sobre qué nos dice la ciencia acerca del aprendizaje y la enseñanza de la lectura. Para empezar, debo aclarar qué significa que un método didáctico sea efectivo. Vamos allá. Primer hilo.
Cuando se trata de evaluar la eficacia de un método de enseñanza (en cualquier ámbito) lo primero que debemos tener presente es que cualquier cosa que hagamos —dentro del sentido común— va a promover el aprendizaje. Todo funciona. Pero una cuestión es: ¿a cuántos les funciona?
En el caso de la lectura debemos ser conscientes de que la mayoría de niños aprenderán a leer hagamos lo que hagamos. El éxito en la lectura de estos niños no nos ayuda mucho a saber si un método es efectivo o no, porque estos niños aprenderán con independencia del método.
¿Delegar algunas funciones de nuestra memoria a dispositivos externos hace que esta se atrofie? He oído decir que "usar la Wikipedia atrofia el hipocampo" (una región del cerebro implicada en la formación de los recuerdos). ¿Qué evidencias hay de ello? Ninguna. Abro hilo.
En hilos anteriores ya expliqué que, en contra de lo que solemos creer, no tenemos evidencias concluyentes de que la memoria pueda mejorarse por medio del entrenamiento, como si fuese un músculo que con ejercicio se hace más fuerte [1].
La memoria mejora cuando obtenemos conocimientos, porque aprender consiste en hacer conexiones entre lo que sabemos y lo que aprendemos, y cuantos más conocimientos tenemos, más conexiones podemos hacer [2].
‒Hijo, céntrate en lo que estás haciendo.
‒Pero papá, yo estoy acostumbrado al "multitasking" y puedo hacer varias cosas a la vez.
Si le preguntan a un científico cognitivo sobre el "multitasking", les dirá que se trata de un mito. Abro hilo.
Hacer dos cosas a la vez con la misma fluidez y precisión que si abordásemos primero una y luego la otra es prácticamente imposible. Para comprender este hecho primero debemos recordar brevemente los conceptos de «memoria de trabajo» y «atención».
Simplificando un poco, podemos concebir la memoria de trabajo como el "espacio mental" en el que representamos la información de la que estamos siendo conscientes en cada momento, y donde podemos manipularla [1].