Thread by @jmlopezzafra

Por qué todas las medidas del gobierno contra la inflación son una mala decisión, destinadas a satisfacer instintos primarios y a ganar tiempo.

Empecemos con los cimientos, y ahí está Friedman como jefe de obra: la inflación es siempre y en todas partes un fenómeno monetario en el sentido de que sólo es y puede ser producido por un incremento más rápido de la cantidad de dinero que de la producción.

Segundo, recordemos que la inflación es el deterioro del valor de la moneda. Básicamente, eso significa que, con los mismos 50 euros, cada vez puedes conseguir menos. Esto exige recordar que el IPC no es la inflación, y requiere por tanto una explicación adicional.

El IPC recoge los cambios en el nivel de precios de ciertos bienes de consumo. El IPC, pues, en una forma de *medir* el deterioro de nuestro poder adquisitivo. Pero la inflación se refleja *también* en el precio de los activos financieros.

Por ejemplo, si entrego 1400$ a millones de familias y los destinan a comprar cripto y no sólo a necesidades básicas, los precios no subirán tanto pero sí la cotización del #Bitcoin

Así que volvamos a Friedman: la inflación, esta y toda, proviene de dos posibles factores, el exceso de dinero y/o el aumento de la velocidad de transmisión del mismo.

Los planificadores sociales tienen ideas. “Saben” a qué van a destinar el dinero las familias. No lo hacen con mala fe, pero sí con una combinación dañina de desconocimiento y soberbia. “Saber” lo que necesitamos es perfecto en cualquier contexto.

Además, si consigo que el pueblo entienda que yo soy quien sabe y quien decide, será mucho más fácil perpetuarme en el poder. Recordad uno de mis lemas favoritos.
— Me lo debéis todo —

Vayamos con un ejemplo dramático de medida bien intencionada que, aparentemente, no tiene efectos sobre los precios pero vaya si los tiene. La planificación de las fuentes de energía.

El gobierno (este y todos los occidentales) deciden que hay que descarbonizar. La idea es estupenda. Menos emisiones, menos energía fósil, más sol y más viento.

Entonces, para acelerar la transición hacia ese futuro que ellos quieren construir “porque sé lo que necesitáis”, deciden premiar las energías verdes y castigar a las negras.

Los productores de energía captan antes que nadie el mensaje; son los perjudicados inmediatos por el castigo. Y deciden dejar de invertir lo que deberían en fuentes de energía fósil y en la mejora de unas redes de suministros que quedarán obsoletas en pocos años.

En consecuencia, cualquier evento imprevisto por el planificador provoca una reacción que se traslada a toda la cadena. Si aún no tienes la capacidad de alimentar tu economía con toda la energía verde que requiere, la has liado parda.

Pero mirad cómo no es la guerra la causa de la subida de precios, sino un elemento adicional a una planificación mal ejecutada. Si sólo piensas en términos lineales, si sólo empleas el “ceteris paribus”, el “esto no debería haber ocurrido”, entonces llega el destrozo.

Y entonces, para arreglarlo (sic), empiezas a soltar cheques como si no hubiese mañana. Transporte público gratuito (agujero), bonificación carburantes (deuda)… en un contexto de subida de precios de la energía _que has provocado_ y que provocará aún más gasto.

La guerra es la excusa perfecta. Es el niño pequeño al que echar la culpa de todo. Tú no querías la guerra, pero cruzabas los dedos para que tu plan, tu análisis lineal erróneo de un mundo complejo, no se viniese abajo.

Y aceleras la espiral de subidas de precios por tus deseos de acelerar lo que sólo el progreso tecnico podía traer - a su debido tiempo. Pero pasar a la historia como el salvador de la humanidad, esa soberbia de quien “sabe”, tiene consecuencias.

El exceso de dinero que los bancos centrales han inyectado, en una tasa muy superior a la de la producción económica, calienta los precios de los bienes de consumo y de inversión. En combinación con la intervención general en todos los órdenes, es la tormenta perfecta.

¿Qué hacer, pues? Dejar que la vida siga su curso. Intervenir sólo para garantizar la propiedad, la ley y las transacciones. Porque cada vez que te salgas de esa línea, estarás interfiriendo

Eso que para algunos es la ley de la selva no es más que el orden espontáneo. Y da igual lo fuerte que lo critiques, mira lo que está pasando y analízalo. #chimpún