Hoy te quiero llevar a visitar el Anfiteatro Flavio. ¿Cómo? ¿Que ya lo conoces?
¿Seguro? ¿Y si te digo que no está en Roma?
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir uno de los anfiteatros más grandes del mundo y sus espectaculares subterráneos. Y no, no es el Coliseo…
Me alegra que hayas decidido venirte. No te hago esperar. Nos dirigimos a la ciudad de Pozzuoli (la antigua Puteoli), donde se encuentra el tercer anfiteatro con mayor capacidad del mundo, solo por detrás del Coliseo y del de Capua.
Aprovecho para comentarte por qué he jugado con la idea del “Anfiteatro Flavio”. Aunque es un nombre empleado para referirnos al Coliseo, debes recordar que los romanos no lo llamaban así sino “anfiteatro nuevo” como atestigua la inscripción inaugural, o anfiteatro de los Césares
Fundada como colonia en el año 194 a. C., la ciudad de Puteoli fue una de las más importantes del mundo romano a comienzos del Imperio. Fue monumentalizada por orden de Augusto. Este, antes de ser Princeps de Roma, estableció en el cercano lago Lucrino su flota militar.
En el año 12 a. C. la flota militar se trasladó al lago Miseno, al final de la bahía, y el de Puteoli (Portus Iulius), se convirtió en el puerto comercial más importante del Mediterráneo. En él se centralizaba la llegada del grano traído de la nueva provincia de Egipto.
No dejes de admirar los detalles de la maravillosa ilustración del maestro J. C. Golvín que acompaña al tuit anterior. Si te fijas, podrás ver al fondo el anfiteatro que hemos venido a visitar.
Por supuesto, Puteoli también fue famosa en la antigüedad gracias a la puzzolana, el ingrediente fundamental que daba su ligereza y resistencia características al opus caementicium. El hormigón romano que puedes encontrar en estructuras tan icónicas como la cúpula del Patheon.
Y, por supuesto, también en las bóvedas del anfiteatro flavio de la propia ciudad de Puteoli. Aunque su estructura cuenta además con opus latericium (ladrillo), opus reticulatum (mampostería ordenada en forma de rombos) y opus quadratum (sillares) de toba volcánica.
La ciudad llegó a contar con dos anfiteatros de piedra. El 1º fue construido a comienzos del s. I a. C. siendo, junto al de Pompeya, uno de los más antiguos del mundo.
Algunos escasos restos se hallaron a comienzos del s. XX, muy arrasados por la linea ferroviaria.
El 2º anfiteatro fue construido en época del emperador Vespasiano —de ahí el apelativo “flavio”—, al mismo tiempo que el Coliseo.
Este es un fragmento de su inscripción inaugural.
COLONIA FLAVIA AVGVSTA
PVTEOLANA PECVNIA SVA
Indica que fue costeado con dinero de la ciudad.
Este gran anfiteatro mide 149 metros de largo por 117 de ancho y el espacio de la arena 72 x 42 metros. En los maeniani (el graderío) cabían más de 20.000 personas. Por ello sabemos que, como en muchos otros casos, estaba destinado a acoger a espectadores de toda la región.
Pero la parte más impresionante de este anfiteatro son los subterráneos por los que transitaban gladiadores, venatores, bestias y condenados a muerte antes de subir al a arena. Todo un entramado de estructuras que incluían rampas y ascensores movidos con la fuerza de esclavos.
Las estructuras subterráneas que puedes ver pertenecen al s. II, cuando se restauró y se remodeló parcialmente el anfiteatro.
En la 2ª imagen puedes observar el espectacular pasillo central que atraviesa de este a oeste toda la arena. En él había grandes rampas móviles de madera
Y, como puedes comprobar, una gran cantidad de capiteles corintios y columnas acanaladas de mármol de la fachada del anfiteatro se encuentran depositadas en los subterráneos. Fueron halladas allí en las excavaciones que comenzaron a mediados en 1839.
La acumulación de materiales se debe a que, con la cristianización del Imperio, el anfiteatro cayó en desuso y estos materiales fueron tirados allí. En parte para evitar que estorbaran pero también para almacenarlos antes de quemar el mármol para hacer cal de primera calidad.
En 1939 se encontró un grupo de estatuas junto con otros materiales de mármol, tal vez acumuladas precisamente para ser quemadas. Por suerte, el tiempo las ha preservado. Representan al emperador Trajano con toga, su hermana Ulpia Marciana y un emperador con coraza (¿Hadriano?)
Todas ellas se han conservado gracias a las aportaciones de barro y escombros volcánicos procedentes del cráter de Solfatara, en cuya falda se encuentra la ciudad de Puteoli. No olvidemos que estamos en los Campos Flegreos, la zona volcánica más grande y activa de Europa.
El fértil sustrato volcánico hizo que durante la Edad Media la arena del anfiteatro se convirtiera en un viñedo rodeado por casas construidas sobre las estructuras romanas.
Los alrededores del anfiteatro, en la actualidad, están repletos de interesantes fragmentos de mármol (escultóricos, arquitectónicos, epigráficos, decorativos…) aparecidos entre los restos del anfiteatro y en la ciudad.
Y, para completar este viaje, ¿qué te parece si te enseño en video algunos de ellos, damos un paseo por los subterráneos y te cuento más sobre la increíble estructura del anfiteatro de Puteoli?
Mira el video y sígueme en YouTube:
Hasta aquí este nuevo viaje en el tiempo y el espacio a la antigua Roma.
Muchas gracias por acompañarme, espero que te haya parecido interesante. Recuerda que puedes apoyarme haciendo RT en el primer tuit del hilo.
Bene valē!
Y, si te ha gustado la visita virtual, recuerda que también puedes vivir una experiencia como esta en persona.
Hoy viajamos uno de los espacios más desconocidos enterrados por el Vesubio en el año 79. Se trata de una villa residencial opulentísima situada al otro lado de los montes Lactarios que cierran el golfo de Nápoles.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir la villa de Positano.
Hablamos de una villa situada en la costa amalfitana, en el precioso –y famoso– pueblo pesquero de Positano. Se trata de una lujosa propiedad de recreo que podría haber pertenecido a un rico liberto del emperador Claudio: Posides, de quien derivaría el nombre del pueblo.
Bajo la iglesia de Santa Maria Assunta, enterrados a nueve metros de profundidad, se hallaron los restos intactos de uno de los comedores de la villa. Pero, ¿cómo es posible esto si Positano está al otro lado de los grandes montes contra los que se chocó la erupción del año 79?
El 28 de octubre del año 312 se libró sobre el río Tíber la batalla entre los emperadores Constantino y Majencio. Una historia de poder, religión y lucha por la legitimidad en la que nada es lo que parece.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir la batalla del Puente Milvio.
Empecemos por presenta a los personajes. Constantino, conocido por la tradición cristiana como El Grande, era el hijo de Constancio Cloro, uno de los cuatro miembros originales de la tetrarquía.
Majencio por su parte, era también hijo de otro de los tetrarcas, Maximino, apodado hercúleo. De hecho, el padre había ostentado el cargo de Augustus, mientras que Constancio Cloro había sido su Caesar (subiendo después a la posición superior tras la abdicación de Maximino)
El sistema tetrárquico pretendía eliminar la corrupción dinástica o la compra del trono imperial generando un sistema de gobierno meritocrático en el que solo los más aptos llegaran al poder.
Maximino y Diocleciano, de hecho, en el año 305, pusieron a prueba el sistema abdicando
Al hablar de la destrucción de Pompeya, muchas veces nos ciega la maravilla arqueológica y olvidamos lo más importante, las personas que murieron en la tragedia.
En este tercer #HiloRomano sobre la erupción del Vesubio en el año 79 contaremos sus historias personales y privadas.
Desde que comenzaron las excavaciones de Pompeya en el siglo XVIII se han hallado cerca de 1200 cuerpos de aquellos que no pudieron o no quisieron salir de la ciudad a pesar del peligro.
Junto al esqueleto de una mujer muerta en la playa de Herculano fue hallada la llave de su casa, a la que creía que podría volver cuando aquella pesadilla acabara.
Muebles de madera carbonizados, casas con sus tejados intactos y hasta un teatro excavado bajo los escombros volcánicos a 26 metros de profundidad.
En este #HiloRomano dedicado a Herculano descubrirás algunas de las maravillas más desconocidas que el Vesubio enterró en el año 79
Los restos enterrados a gran profundidad de Herculano fueron descubiertas en 1738 gracias a un pozo que había en la zona y que iba a servir para abastecer al Palacio de Portici del joven rey Carlos VII de Nápoles y las dos Sicilias por aquel entonces, el futuro Carlos III.
El llamado pozo Elboeuf, excavado para extraer agua en el pueblo de Resina, dio justo con la escena del teatro de Herculano, que posteriormente se excavó mediante galerías a partir del siglo XVIII y que todavía hoy sigue bajo tierra.
Hoy te quiero contar cómo un solo hombre consiguió engañar y conducir a su muerte a más de 15.000 romanos.
Un episodio tan grave que hizo que el emperador de Roma se golpeara la cabeza contra las puertas y hasta influyó en el surgimiento del nazismo. #HiloRomano
Este episodio tuvo lugar a comienzos de septiembre del año 9 d. C. Las fuentes no nos dan la fecha exacta pero seguramente tuvo lugar entre los días 9 y 10 de septiembre. Y no sucedió en Roma o cerca de ella, sino en Germania, cerca de la frontera del Imperio romano.
Como quizá ya has intuido, hoy hablamos de la batalla del bosque de Teutoburgo, un desastre que tuvo como protagonistas al general Publio Quintilio Varo, al mando de las legiones XVII, XVIII y XIX y Arminio, el germano que consiguió destruirlos a todos ellos.
Hoy os quiero hablar sobre una de las estructuras más importantes que conservamos de la antigua Roma: la Curia iulia, el lugar de reunión del Senado romano durante todo el Imperio.
Hoy en el año 29 a. C. fue inaugurada, así que vamos a conmemorarlo con un #HiloRomano
La dedicación de la Curia contó con una procesión presidida por una gran estatua dorada de la Victoria (de unos 8 metros) traída desde Tarento que conmemoraba las victorias de Octaviano (el futuro Augusto) en las batallas de Actium y Alejandría contra Cleopatra y Marco Antonio.
La Victoria de Tarento fue colocada al fondo de la Curia, presidiendo el espacio. Desgraciadamente no ha llegado hasta nosotros, pero sabemos cómo era gracias a representaciones en monedas y en pequeñas reproducciones de bronce como la de la imagen (hallada en Pompeya)