Ese abrazo inesperado. Tu comida favorita. La canción exacta en el momento justo. Una charla con amigos.
Un brindis por lo que sea. Mirar por la ventana mientras llueve. Sonreír al mirar al cielo. Las sorpresas. Una tarde haciendo lo que más te
gusta hacer.
Un buen libro. El mar y el ruido de las olas. Cuando alguien te dice algo bonito. Las sonrisas con los ojos. Pasar tiempo con quien quieres. Las buenas noticias.
Las sobremesas eternas. Los sueños cumplidos. Una peli y manta. Llorar de la risa.
Charlar en la cama con tu persona favorita. Dormir sin despertador.
Soñar bonito. Recordar momentos. Los reencuentros. Una videollamada porque sí. Ver sonreír a quien quieres. Un paseo con buena música. Apreciar las cosas pequeñas.
Acostarse sabiendo que has aprovechado el día. Vivir de verdad.
Sólo se quedó aquel señor que hacía llamarse abuelo, aquel señor que solo vió a su nieta una vez en su vida. Un señor malo y sin amor para nadie, tan siquiera para sí mismo.
Hoy alguien más joven, bastante más, le ha vuelto a hacer recordar a ese señor, alguien con quien
hace meses compartía vida. Pero que vida comparte una persona que no se quiere, cómo va a querer a alguien si ni a él mismo es capaz de hacerlo. Si nunca ha luchado por lo suyo, solo le ha interesado el dinero. Pero el dinero, igual que te hace rica, te hace pobre, puedes tener
todo el dinero del mundo y comprar cosas materiales a la gente que te rodea, que sin amor, siempre acabarás sola.
Dinero y malas compañías es la combinación perfecta para tirar tu vida a la basura.
Creo que morir sola es la cosa más triste que hay.
Y más cuando lo han
Quiero hablar con el aliento de tu boca,
saber que me entiendes
porque formo parte de las gaviotas,
del nido que construyeron,
del ovillo que formaron en tu cueva de pensar loca.
Quiero adentrarme en tu río,
salvar sus cascadas, sus
rápidos enfebrecidos,
navegar en tu calma para fondear los bajíos,
descubrir tus entrañas,
empaparme del fluir de tus aguas
en el cauce de mis caprichos.
Quiero perderme en la locura de tus labios,
sed compartida en nuestro lago,
ambrosía del silencio en el
verde paraje de nuestros encantos,
cayendo el fruto maduro de nuestro abrazo,
fuertes ramas de enhiesto arbusto
orando al crepúsculo en su letargo.
Me pierdo, mi vida... Te pierdes y enlazando nuestras manos,
en el altar de nuestros quereres
queda tatuado el corazón de
Me muero por el sabor de tus labios,
afrodisíaca canela que enardece mis impulsos más exacerbados,
instintos primitivos del canto a la vida en un amanecer de mayo.
Me muero por el
aliento de la mañana,
tomillo de las cumbres,
romero para disfrutar en tisana,
hierbabuena en el alféizar de mi ventana,
menta en tu saludo,
miel en el caramelo que tu boca me regala.
Me deshago en la mantequilla de tus ganas,
vestida de mermelada para que tu lengua me
desnude,
para bañarme en el abrazo del deseo
y ser sirena mientras me abrazas,
deslumbrarte con las lentejuelas de mis escamas,
espejo pulido donde brilla tu mirada enamorada.
Tus ojos... Café en el atardecer en la terraza,
mirador de nuestros sueños,