Bajar límites de velocidad y hacerlos cumplir salva vidas. Por eso la organización mundial de la salud desde hace años impulsa la disminución de velocidades en zonas urbanas.
Las velocidades bajas ayudan a construir comunidades más cohesionadas y seguras. Lo importante es no sólo aplicar mecanismos de control como multas sino modificar el diseño de las calles para garantizar el cumplimiento con las velocidades bajas.
Salvar vidas en el tránsito es impopular. No es lo que la gente quiere en realidad. Colectivamente no nos importa que la gente muera; lo vemos como un castigo justo.
Dicen: "Por eso los atropellan, se creen de ligas, un pendejo menos" cada que se reporta un deceso.
Las medidas disponibles de efectividad probada para disminuir muertes viales siempre son impopulares:
Control de velocidad, licencias más estrictas, calles más angostas, ciclovías, rediseño de intersecciones, bolardos, dispositivos de seguridad en vehículos que aumentan su costo
A los gobiernos les da miedo asumir los costos que hay que pagar por salvar vidas. Prefieren mantener popularidad que asumir la responsabilidad que implica liderar el cambio hacia ciudades más humanas.
No sólo el metro está en crisis. En todo México el transporte público se encuentra abandonado. El trato a la mayoría de mexicanos sin auto es denigrante e indigno.
No podemos seguir viendo al transporte público como el servicio que se le ofrece a quien no puede pagar algo mejor.
"cerca de 50 millones se mueven en transporte público. Pero de los fondos federales dedicados a movilidad en 2015, solo 6% se destinó a esto, otro 5% a🚶 7% para espacio público y 1% para🚲. El 80% restante fue para pavimentación e infraestructura para🚗"
"A pesar de que el 45% de la población en el Valle de México se mueve en transporte publico, el 42% de los ingresos de plan de movilidad se destinó para infraestructura para el automóvil"
Una historia de mafiosos de la industria del coche:
Él es Fred Ossanna, abogado de la National City Lines Company. En 1949 fue puesto a cargo de la Twin City Rapid Transit Company en MN, que en ese momento tenía más de 800 kilómetros de líneas y más de 700 carros de tranvía.
Ossanna, con General Motors Company como asesora y financiadora, promovió la sustitución de estos sistemas de tranvías por autobuses de combustión interna de la misma GM, desmanteló la red de tranvías, vendió algunos carros a México y quemó el resto.
En esta fotografía Fred Ossanna está recibiendo un cheque por parte del vice-presidente de la Compañia de Transporte Público de Twin Cities, James Towey, mientras quemaban el último tranvía de la compañía.
Un 17 de agosto pero de 1896, murió la primera persona atropellada por un automóvil de la que se tiene registro.
Se trata de Bridget Driscoll, una mujer londinense de 44 años de edad.
Antes de continuar con la anécdota, quisiera que imaginemos juntos en el Londres de la época victoriana a finales del siglo XIX. No existían automóviles, sus calles eran otras y tenían una función social más grande que sólo ser espacio para moverse de A a B.
(foto 1890)
Claro que existían vehículos, principalmente propulsados por tracción bestial, sin embargo los peatones eran los reyes de la calle, como siempre había sido desde que Londres se fundó en tiempos de la conquista romana de Britania, hace unos 2mil años.
Antes de que las automotrices se echaran al bolsillo a los periódicos, así criticaban al recién llegado automóvil por la inseguridad vial durante la primera mitad del siglo XX.
Después de la llegada del auto a las calles y la inmediata inseguridad vial que generaban, no pasó mucho tiempo para que la prensa hablara de las principales víctimas: la niñez.
Poco después de la llegada del auto a las ciudades, no tardamos mucho en darnos cuenta que gran parte del problema era la velocidad. Y la prensa lo reportaba así: