La actual iglesia es del S. XIV, edificada sobre una anterior del S. XIII. Pero su fama viene de los grandiosos retablos que decoran su interior realizados en talla dorada (talha dourada) en el S. XVIII.
La talla dorada es una técnica en la que la madera es esculpida (tallada) y posteriormente revestida de una película de oro.
Fue muy desarrollada en Portugal para la decoración de altares y retablos a partir del S. XVII debido a un motivo claro.
Tras su independencia de España en el S. XVII, Portugal se encontraba en una situación económica difícil. Artísticamente se separa de los modelos castellanos, volviendo a un "estilo nacional" cercano al naturalismo manuelino, con menos imágenes.
Pero no había mucho dinero.
La talla dorada, utilizando pan y polvo de oro, era una solución más económica para dar esplendor en un momento difícil.
Pero todo cambió en el S. XVIII: la paz ibérica y el descubrimiento de minas de oro y diamantes potenciaron este arte al máximo. Como vemos en esta iglesia.
La mezcla estilos gótico y barroco ya se intuye en la fachada principal, con un rosetón gótico bajo el cual se asienta una portada barroca, con la figura de San Francisco en el centro, enmarcada entre columnas salomónicas.
El interior está totalmente ocupado por altares y retablos en talla dorada realizados en el S. XVIII en los que participaron diversos autores.
Como el retablo de la capilla de San Antonio, realizado por el gran tallador del S. XVIII Luís Pereira da Costa en 1724.
Manual Pereira da Costa Noronha realizó entre 1750 y 1751 los altares de la Anunciación de Nuestra Señora y Nuestra Señora de la Encarnación.
Pero su gran obra maestra es altar y retablo de los Mártires de Marruecos y de Japón, de 1750-51.
La parte inferior representa cómo los frailes franciscanos Berardo, Otón, Pedro, Acursio y Adyuto fueron decapitados el 16 de enero de 1220 en Marrakech.
El 5 de febrero de 1597, fueron crucificados en Nagasaki 26 cristianos, entre los que se encontraban 6 franciscanos.
Es a estos 6 franciscanos a los que representa Manuel Pereira da Costa Noronha en la parte superior del retablo.
Francisco Pereira Campanhã y José Teixeira Guimarães realizan en 1766 el altar y retablo de Nuestra Señora de la Soledad.
Destaca el magnífico trabajo de la reja.
Pero la iglesia sufrió intervenciones antes del S. XVIII.
Durante los S. XVI y XVII diversas familias patrocinaron a los franciscanos, financiando varias de las capillas laterales. Como la de San Juan Bautista, encargada por João Carneiro para su familia.
Diseñada por Diogo de Castilho, se realizó en 1530.
Un arco con motivos manuelinos nos da la bienvenida.
Sobre el altar, una pintura del bautizo de Cristo por Juan el Bautista, acto presidido por Dios Padre, el Espíritu Santo y por el propio donante, João Carneiro, atribuida a André de Padilha (1525-30).
El altar y el retablo son del S. XVIII.
Hemos dejado a propósito para el final la gran obra maestra de esta iglesia: el impresionante Árbol de Jesé que realizaron para la capilla de Nuestra Señora de la Concepción António Gomes y Filipe da Silva en 1718, con imágenes de Manuel Carneiro Adão de 1719.
Se trata del árbol genealógico de Cristo, partiendo de Jesé, padre del Rey David, dormido en la base y representándose a los Reyes de Judá en cada rama que sale del tronco que brota de Jesé.
Por encima se encuentran la Virgen con el Niño.
En la base, está Nuestra Señora del Buen Viaje o de la Buena Muerte, representando el último viaje que realiza cada cristiano hasta abrazar la muerte, con la Virgen como compañera de viaje.
La iglesia se quedó pequeña para la comunidad franciscana, por lo que en el S. XVII se construyó anexa a ella la iglesia de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, de estilo neoclásico italiano.
En su interior destacan los frescos de la bóveda de Custódio José Ferreira de 1797-1800.
La casa del Despacho de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, con su Sala de Sesiones en el primer piso, donde encontramos esta Virgen con el Niño dormido, un óleo anónimo del S. XV-XVI, con esta preciosa moldura del S. XVIII de José Teixeira Guimarães.
O el Cementerio Catacumbal en el sótano construido en 1746 y en uso hasta 1866 para entierro de los hermanos de la Orden.
El altar también es de José Teixeira Guimarães.
Espero que hayáis disfrutado de esta visita, que os recomiendo encarecidamente si vais a Oporto.
Este dibujo cuenta una historia que a ojos del S. XXI puede no sorprendernos demasiado.
Pero que en el S. XVII un joven pintor vaya a conocer a una anciana artista, que además le saca más de 60 años, no era algo habitual.
#8M
En 1621, el joven Antoon van Dyck viaja a Italia. Tenía 22 años y ya arrastraba una considerable carrera a sus espaldas, después de haber recibido varios encargos del rey Jacobo I de Inglaterra y de su corte.
Retrato de Thomas Howard, segundo conde de Arundel (@GettyMuseum).
Van Dyck pasaría en Italia siete años. La mayor fuente de información de ese viaje es el Cuaderno Italiano (@britishmuseum), formado por unos doscientos folios de dibujos de estampas, obras de otros artistas, nuevas ideas y en algunos pocos casos personas que conoció en el viaje.
Hay un nuevo invitado en el @museodelprado que se va a quedar los próximos 2 años.
Vamos a conocer las obras que forman parte de La galería de arte Cornelis van der Geest, de Willem van Haecht (1628, Rubenshuis).
Durante el S. XVII surgió en Amberes el género de los Constkamers, donde se muestran las colecciones de arte de orgullosos mecenas.
Como Cornelis van der Geest, aquí retratado por Van Dyck (c1620, @NationalGallery).
Durante la visita de los archiduques Alberto e Isabel a Amberes entre el 15 y el 27 de agosto de 1615, estos conocieron la galería de arte de Cornelis van der Geest.
El coleccionista encargó esta pintura conmemorativa trece años después de la visita.
En Desayuno en la cama (1897, @TheHuntington), Mary Cassatt realiza un retrato muy cercano y tierno de su familia. Vamos a conocerla.
#Maestras
La bebé es Ellen Mary Cassatt, hija de su hermano menor Joseph Gardner Cassatt.
Mary Cassatt retrataría a su sobrina muchas veces y con diferentes técnicas. Como el óleo Ellen Mary con un vestido blanco (c1896, @mfaboston) o el precioso pastel (c1899, @metmuseum) donado por la propia retratada al Met.
La mujer de la cabra, de Maruja Mallo (1929, @FundacionBarrie) cuenta, casi sin enterarnos, los logros que llegaron a alcanzar las mujeres a principios del S. XX y la ruptura que esto supuso con la tradición anterior. De esto y de un poco de poesía vamos a hablar aquí.
#Maestras
En 1927, animada por su amiga la poeta Concha Méndez, la pintora viaja a Tenerife, donde su padre había sido destinado (era administrador de aduanas). Y es allí donde pinta esta obra en 1929 (de ahí su otro título: La isleña).
Hay múltiples elementos del paisaje tinerfeño en la composición, tanto las montañas escarpadas como el puerto amurallado con palmeras. Destaca en el lado derecho una gran planta de aloe vera.
Preciosa y poética la paloma con la cola de abanico.
Para celebrar el #Prado204 vamos a hablar de la única pintura de Rembrandt en el museo, que además es un caso de #RecuperArte al cambiar de título hace unos pocos años:
Judith en el banquete de Holofernes (1634).
La identificación de la protagonista como Judith es algo muy reciente.
Fue Teresa Posada, jefa del departamento de Pintura Holandesa, quien en 2009 se dio cuenta que algo no cuadraba entre el título oficial y la pintura.
Desde el S. XIX se interpretó la escena como la reina Artemisa preparándose para beber las cenizas de su marido y hermano Mausolo, para convertirse ella en su sepulcro viviente.