El otro día mencioné esta historia y algunos me dijisteis que no teníais ni idea de ella, así que ahí va: la historia de Pedro González, la “bestia” de las islas Canarias que inspiró el cuento francés de La bella y la bestia y cuya vida da para película 👇:
El precioso cuento de la Bella y la Bestia que todos conocemos se basa en un relato de la escritora Jeanne-Marie Leprince que a su vez está basado en otro del siglo XVIII de Gabrielle-Suzanne Barbot, ambas francesas.
Pero los hechos que inspiraron a ésta última para dicha narración son reales y tienen por protagonista a un tinerfeño. Se llamaba Pedro González, y era hijo del mencey (el jefe) de una tribu guanche.
Nació en 1537 con una característica que marcaría su destino: su cuerpo estaba totalmente cubierto de pelo. Esto es porque sufría una hipertricosis lanuginosa congénita, una enfermedad muy rara en la que crece pelo hasta en las plantas de los pies.
De niño debió ser abandonado por sus padres por culpa de su aspecto. Unos monjes lo recogieron y lo cuidaron junto a otros niños sin hogar.
Pronto se corrió la voz y con 10 años de edad unos corsarios lo secuestraron para llevarlo a Bruselas, donde debía recibirlo el emperador Carlos V.
Pero en el viaje un grupo de corsarios franceses asaltó el navío en el que viajaba, lo capturaron y acabó como regalo en manos de otro mandatario diferente: el recién coronado Enrique II, que además supo comunicarse en castellano con él.
Por la época era muy habitual que los reyes se dedicasen a aumentar colección de esos Gabinetes de Curiosidades, que en muchas ocasiones incluían directamente especímenes humanos, como es un poco el caso.
Allí Pedro poco a poco se integra en la corte, y comienza a usar el nombre de Petrus Gonsalvus (en latín), y a trabajar como ayuda de cámara.
Pedro ya gozaba de una buena educación, pero el rey se encargó de mejorarla y de convertirle en su protegido.
Se le da el título de Sommelier de panneterie bouche du roy: encargado en hacer de anfitrión y supervisar los banquetes, un cargo reservado a los nobles y por el que le pagaban copiosamente. Y se le concede el uso del «don» a su nombre, por descendiente de la “nobleza” guanche.
Ya siendo Pedro adulto fallece el rey durante una justa y pasa a ser reina regente su mujer, Catalina de Médicis, quien decide concertarle un matrimonio. A la hora de elegir ninguna de las candidatas conocían la identidad del futuro marido.
La reina elige a Catherine, una joven y bella dama de compañía de la corte que conoce horrorizada a Pedro el mismo día de la boda. Accedió a casarse por obediencia a la reina. Lo que nadie esperaba es que la pareja congeniaran tan bien que incluso surgió el amor entre ellos.
Tuvieron seis hijos. Cuatro de ellos heredaron la enfermedad de su padre.
La desgracia fue que al morir la reina la familia fue pasando de corte en corte para ser exhibidos y retratados. El emperador Rodolfo II de Habsburgo hasta solicitó un mechón de su pelo.
Les otorgaron títulos nobiliarios y les daban educación y buena vida pero no dejaban de ser “bichos raros” de exposición, estudio y propiedad. Sus propios hijos fueron separados y regalados a otras cortes europeas.
Pedro acabó sus días en Italia bajo protección del duque de Parma. Él (que llegó a los 80 años, algo no muy habitual en esa época) y Catalina fallecieron tras más de cuatro décadas de feliz matrimonio.
Sus hijos, particularmente, Antonietta, más conocida como Tognina, siguieron gozando de una gran popularidad. Fue retratada por Lavinia Fontana portando una carta con la historia de su familia. Hay constancia de que esta enfermedad también afectó a sus nietos.
El caso de Pedro fue la primera hipertricosis bien datada y con constancia escrita que existe, histórica y médicamente. Por él se la conoce además como síndrome de Ambras, por varias pinturas que se encuentran en el Castillo de Ambras donde aparecen retratados él y su familia.
Tenéis esta y otras historias igual de curiosas y no muy conocidas en mi librito Efemérides de España, que toca estas cosas de Historia, leyendas, personajes majos y folclore a la par que realidad originarios de diferentes localidades de nuestra tierra:
Por cierto, me lo habéis mencionado algunos de vosotros y aunque no puedo recomendarlo porque no lo he leído, dejo por aquí para los curiosos y lectores la existencia de una novela basada en esta historia: Ponte en mi piel, de @emmalira
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Hace tiempo hice una ilustración con su texto sobre la mágica figura de los loberos y sobre la lobera Ana María de Llanes, publicada en mi libro Efemérides. Pero me gustaría hablaros de algunos más de estos interesantes "brujos de lobos" de la Península.
Ahí va hilillo: 👇
¿Quiénes eran? Surgieron en Francia y en España (sobre todo norte). Eran personas solitarias, hurañas y antisociales, que vivían más en los bosques que en las aldeas y que se acompañaban de una manada de lobos, sobre los que tenían control, casi volviéndose un animal más.
Tenían mucho de embaucadores, pues solían aprovecharse de su don con los lobos para amedrentar a las aldeas y obtener de la gente dinero o comida a cambio de protegerles de los lobos que ellos mismos azuzaban. Un poco a lo mafia italiana.