Thread by @ElisaZamora

He tenido el tema agarrado como un nudo en la garganta bastante tiempo.

Yo sé que va a ser un problema, que terminaré silenciando el hilo, que tengo papeletas para decepcionaros a todos.

Pero sí. El asunto de nuestro tenor más internacional es como para comentarlo.

Cuando estalló el caso de Plácido Domingo en Agosto de 2019, no tuve muchas dudas, la verdad. Demasiados testimonios, demasiadas mujeres diciendo #MeToo, afirmando que habían sufrido acercamientos indeseados o aún peor: un acoso reiterado que las había minado psicológicamente.

Yo soy feminista, pero antes de saber que lo era, sabía que era una pianista de canción, de música clásica.

Asumir que uno de los artistas más respetados de tu país ha acosado a mujeres desde una posición de privilegio y poder cuesta. Y duele.

Es difícil aceptarlo.

No, como feminista no tengo nada que celebrar, ninguna hoguera en la que alegrarme de que arda nadie. Solo siento desamparo y tristeza ante una figura que podía haber elegido comportarse de otro modo, teniendo como tenía tantas cosas a su favor, con esa voz y esa carrera.

Yo me imaginaba desolada a la crítica, presta a entonar el

"Miré los muros de la patria mía
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
por la carrera de la edad cansados,
 por quien caduca ya su valentía".

Me parecía inevitable porque los críticos suelen tener cierta edad.

Aunque no sienta las cosas como ellos, sí puedo entenderles la nostalgia de un pasado en el que nuestro país se conocía en el mundo musical occidental gracias a los y las inmortales Caballé, Berganza, Larrocha, Achúcarro.. y Domingo.

Menudo jirón en el tejido de éxitos.

Veía venir un muro de lamentaciones digno de la pérdida de las colonias en el siglo XIX, la amargura e ironía de toda una Generación del 98 respecto a los grandes logros de la lírica española de aquellos años.

Me impresionó haberme equivocado tanto.

Según leía los testimonios una y otra vez, yo iba asumiendo lo sucedido y pasando el duelo.

Pero observaba asombrada que mucha crítica cerraba filas, escribiendo en plena fase de negación, con frecuencia en términos absolutos y muy ofensivos para esas mujeres en el anonimato.

La forma de escribir era "no os creáis esas mentiras", pero sin poder aportar datos o verdades que no fuesen "yo soy un caballero, respondo de él, os doy mi palabra de honor". "Yo soy una dama, jamás me tocó".

Y claro.. tu experiencia con alguien no invalida la vivida por otro.

Eso fue en Agosto y Octubre estaba a punto de llegar.

Mirad la fecha de este artículo: 19 de octubre de 2019: La Razón nos contaba que Brigitte Fassbaender iba a presentar sus memorias en pocas semanas. Y que tenía algo que decir respecto al tema.

larazon.es/gente/en-la-es…

Algo que no me gusta del artículo es que parece equiparar la atracción de Brigitte Fassbaender por un director casado con las insinuaciones de Domingo hacia ella. Y no. Que dos adultos casados con terceras personas se gusten no tiene nada que ver con una coacción o presiones.

En la biografía de Fassbaender, su experiencia con Plácido Domingo viene ilustrada con una foto que compartí entonces, sin decir más porque me parecía tan evidente que no requería explicación.

Luego comprendí que algunas personas eran incapaces de ver lo que sucedía incluso así.

La foto a mí me lo dice todo: Fassbaender debatiéndose entre aguantar o detener el ensayo para quitárselo de encima, la expresión del rostro del tenor y cómo estrecha la distancia entre ellos, mientras el director de escena (Kurt Horres) parece o no percatarse o querer calmarla.

Entre 2012 y 2014 estuve como alumna acompañando voces en tres cursos con Brigitte Fassbaender. Su honestidad y rigor me parecieron algo fuera de serie.

Ella afirma en su autobiografía "Komm' aus dem staunen nicht heraus" que Domingo se propasó con ella en la representación.

Si la foto del ensayo ya es tan explícita, puedo imaginarme su disgusto e incomodidad en el escenario: la presencia del público añade todavía más presión, porque se exige una gran verosimilitud en la relación escénica.

La foto del ensayo me espanta cada vez.

Mi feminismo ve esa imagen y lo repite una vez más: hermana, #yosítecreo.

Brigitte Fassbaender es una artista con extraordinaria reputación y nivel internacional. No diría algo así si no fuese cierto. Y al introducir el párrafo escribe: "es algo sabido por todos".

Existió una edad de oro de músicos españoles por el mundo. Nada que haya hecho nadie puede borrar eso y la crítica no necesita defender lo indefendible para reafirmarla.

Pero tampoco tiene sentido idealizar de más el pasado y tratar de separar al artista de sus hechos.

Lo que ha sucedido está ahí, tanto los logros vocales y artísticos innegables de Domingo como el hecho de que muchas mujeres que compartieron su carrera con él no lo definen como un "galán mujeriego" sino como un "acosador", con todas las implicaciones de la palabra.

Y si el cuerpo te pide refugiarte escuchando sus discos y olvidar a la persona, es lícito que lo hagas: sus acciones no son culpa tuya.

Y si el cuerpo te pide no volver a escuchar una nota que haya cantado, porque asumir lo sucedido te quita las ganas, es lícito también.

No hay formas preestablecidas para asumir un duelo colectivo. Cada persona lo afronta a su manera. Sucede también con las libertades que perdimos con el Covid.

Pero negar la realidad permanentemente no es vivir el duelo. No es justo con lo sucedido y tampoco hace bien a nadie.

Más que pensar en nuestra herida, en nuestra admiración rota por Plácido Domingo, lo justo es dirigir la mirada al sufrimiento de estas mujeres. En absoluto vale la excusa de que son "menos famosas". No es cierto y, ante todo, eso no las convierte en personas "de segunda".