Los fabricantes de componentes de combustión tendrán que adaptarse, si pueden, o cerrar sus plantas. No sólo eso, irán desinvirtiendo o no renovando los equipos o plantas de producción, dado que no sería lógico mantener unidades productivas condenadas a la desaparición. (1/10)
Algo semejante ya está ocurriendo con las refinerías o con muchas industrias, desde talleres a gasolineras que no tienen opción de reconversión, pues aún no está claro qué modelo de recarga va a ser implantado. (2/10)
Muchos trabajadores viven con la incerteza de qué va a pasar con sus trabajos en sólo diez o doce años, y no parece la mejor situación para adquirir una vivienda o buscar estabilizarse en una vida en la que tu trabajo y experiencia poco vayan a valer en unos años. (3/10)
Y todo a causa de una transición denominada ecológica, que está por ver que lo sea tanto, pues depende de la forma en que se obtenga la electricidad, pudiendo ser como en China, que lo eléctrico alimentado con energía derivada de la quema de carbón emita más que el diésel, (4/10)
que dudo mucho que se lleve adelante, por lo menos en los plazos previstos por la UE. Y no sólo porque no parezca muy prudente sobrecargar la red eléctrica con las recargas de este tipo de autos ahora que se están exigiendo reducciones sustanciales en el consumo eléctrico, (5/10)
llegando incluso a racionamientos o apagones (no sé cómo se recargarían en esas circunstancias), sino porque la sustitución de millones de coches en tan poco tiempo no es factible, ni la creación de infraestructuras adecuadas, abandonando muchas de las que ya tenemos. (6/10)
Sin contar que nunca se hace el costo en emisiones de fabricar millones de autos nuevos y desguazar coches usados, un magnífico ejemplo de obsolescencia programada causada por la intervención estatal. (7/10)
A pequeña escala y para usos urbanos, este tipo de movilidad podría tener lógica, pero nunca en las dimensiones que se pretende. Lo que más me sorprende es la falta de debate a gran escala sobre el tema. (8/10)
Las pocas críticas que vi a estas medidas vienen de la derecha, pero no de la izquierda o del sindicalismo, que parecen aceptar con resignación estas aportaciones y la destrucción de buena parte de nuestros sectores productivos. (9/10)
Veo que lo de la sumisión al globalismo no es cosa sólo del neoliberalismo. (10/10) #PaleoLET
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