Voy a ver si aprovechando la fiesta de hoy compenso.
Cuando uno descubre que tiene una relación personal con el Señor, empieza a fijarse mucho en sus palabras, pues en ellas encuentra relaciones muy estrechas con su propia vida.
Es el caso de Mateo. Él era recaudador de impuestos, tuvo que elegir entre servir a Dios o al dinero.
A la llamada de Jésus, no lo dudó.
Pero que dejara de recaudar no quiere decir que dejara de pensar en el dinero, es más, se fijaba mucho más que antes, pero ahora lo miraba desde los ojos de Cristo.
En su evangelio muestra un inusual interés en asuntos financieros, si lo comparamos con los otros evangelistas.
Solo Mateo cuenta la historia de Jesús pagando el impuesto del templo. (Mateo 17, 24–27).
A los recaudadores de este impuesto los llama λαμβάνοντες
Y no τελῶναι, que es la usa para los recaudadores de impuestos de los romanos. Es una gran delicadeza al mostrar la diferencia con los que recaudan en el templo.
Estos son capaces de acercarse a Jesús, no como él, recaudador de romanos, que necesitó que Jesús le llamase.
Jesús envía Pedro a pescar un pez dentro del cual encontrará un estáter, unos cuatro dracmas, suficiente para pagar los impuestos de ambos. Lo curioso es que los nombres de estas dos monedas no se encuentran en ningún otro lugar del Nuevo Testamento; son exclusivos de Mateo.
Mateo es el único escritor de los evangelios que incluye la parábola de los trabajadores de la viña ( Mateo 20,1–16 ). Y en ella Jesús específica que el sueldo de un día de trabajo era un denario. Seguramente a San Mateo le conmovió la bondad del dueño de la viña que,
Sin dejar de ser justo, usa el dinero para mostrar el amor incondicional.
También Mateo es el único evangelista que registra la parábola del siervo despiadado. (Mateo 18, 21–35) El siervo del rey debía diez mil talentos. Un denario era el salario de un día, y los talentos equivalían a 6000 días de salario. O sea que para pagar esa deuda de diez mil,
El siervo debía trabajar más de cien mil años. Era una deuda eterna y sin embargo, el Señor se la perdona.
Otra vez el dinero es el vehículo por el que el Señor toca el corazón de Mateo para mostrarle su bondad infinita.
En el corazón de Mateo se unen los "talentos" y el valor incalculable, le tuvo que marcar tanto que usa la palabra “talento” 14 veces en su Evangelio. Es el único escritor del NT que usa esta palabra.
Otro detalle de la escucha atenta del evangelista a las palabras de Jesús sobre el dinero la encontramos en las instrucciones de Jesús a los Doce cuando fueron enviados a predicar el evangelio. ( Mateo 10,9).
Marcos y Lucas escriben "no llevéis dinero...en las alforjas", pero Mateo específica: " ni oro, plata o cobre”.
Nadie como Mateo entiende la exigencia del Maestro de confiar en la Providencia. Pide no llevar "nada en absoluto", ni con mucho valor ni con poco.
Para no sucumbir a la tentación de "mercadear" que sin duda es lo que a él se le habría ocurrido.
También es el único que habla de los fariseos que juran por el oro en el templo ( Mateo 23,16–17 ). Menciona la palabra “oro” cinco veces en su Evangelio.
Marcos y Lucas nunca hablan de él.
El oro es un metal noble, no se corrompe, así que para Mateo no deja de ser una metáfora que los fariseos den valor a lo incorrompible siendo ellos mismos corruptos.
Por último, es el único evangelista que apunta la cantidad exacta del pago hecho a Judas: 30 piezas de plata ( Mt 26,15 ), y les dice a sus lectores que a los guardias de la tumba de Jesús se les pagó dinero para que se callaran después de la resurrección ( Mt 28, 12 , 15 ).
Solo él, en esos momentos tan angustiantes era capaz de tener en cuenta una vez más el dinero, pues ya había entendido la profundidad que había detrás cuando tenía que ver con Jesús.
Sin embargo sabemos que no estaba presente cuando Jesús enseñaba en el templo y vio a la viuda hacer su ofrenda, porque no se le habría podido pasar el detalle de las dos moneditas.
Eran de cobre y pequeñas, 2 leptones. Y si como todo hay un sentido profundo detrás.
Cuando examinaron la sábana Santa de Turín, descubrieron que había unas marcas redondeadas sobre los párpados del hombre de la síndone.
Mirando las inscripciones de las monedas se llegó a la conclusión de que eran leptones.
San Mateo no estaba presente cuando enterraron a Jesús, pero si le hubieran preguntado a él qué monedas debían ponerle, estoy segura de que habría elegido las mismas y habría añadido las palabras que Marcos pone en boca de Jesús:
"Ha dado todo lo que tenía".
FIN
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Para meditar el evangelio de hoy he tomado un texto de Adriane Von Speyr:
"La Palabra de Dios...quiere vivir en nosotros, así como la semilla de Dios ha vivido en María, con un señorío total y creciente.
Creer significa: ser un portador de la Palabra;
y esto a su vez significa: dejarse llevar por la Palabra de un modo total y siempre mayor.
No significa aproximarse a la Palabra de Dios de un modo lento y sucesivo, por grados y al compás de espacios mesurados, no significa volverse paulatinamente a la Palabra según un plan,
intentar primero con las palabras aparentemente más fáciles de Cristo e ir ganando tiempo...creer significa acoger en si las palabras más increíbles, intraducibles, inexplicables. Y así de repente, poder estar frente al Absoluto,y otorgarle el espacio que exige.".
Anoche estuve leyendo que cada una de las Bienaventuranzas exige un vaciarse.
Hoy las he estado repasando y es cierto.
Los pobres de espíritu se vacían de orgullo, los mansos de la ira, los que lloran de sus ilusiones o sus apegos,
Los que tienen hambre y sed de justicia de la venganza, los misericordiosos del rencor, los limpios de corazón de la impureza, los que buscan la paz de la violencia y los perseguidos a causa de la justicia de su cobardía y los injuriados de su deseo de fama o vanagloria.
De esta forma las bienaventuranzas son sanadoras.
Ya con eso Dios nos hace una gran gracia al vivirlas, pero Él no se conforma.
Hay un motivo mucho más profundo para vivir las bienaventuranzas.
Si no nos vaciamos de todo eso, no entra Dios. No tiene espacio.
CONSEJO DE SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIĖRE PARA CON LOS SENTIMIENTOS DE ANTIPATÍA
"Respecto a las emociones y resentimientos de que se queja usted, no tengo que decirle otra cosa sino que todo lo que no es libre en usted no se le puede imputar,
y que puede subsistir una gran caridad junto con grandes movimientos indeliberados de odio y de venganza.
Basta que, a pesar de todo ello, usted no se canse de orar por las personas por quienes siente aversión;
que cuando las encuentre hable usted y obre al exterior como si las amase, y desee tener en el fondo del alma todo lo que Dios quiere que tengan efectivamente todos los que lo aman.
Ruego al Espíritu Santo que llene su corazón de sus más preciosos dones.
El colgante está compuesto por tres hojas, cada una dividida en dos registros, con escenas de la vida de Cristo: la Natividad, la Anunciación a los pastores, la Presentación en el Templo, la Huida a Egipto, la Virgen y el Niño entronizados, la Crucifixión y el Descendimiento.
La parte inferior de la primera hoja muestra a una reina con un rey arrodillado descalzo, que miran hacia la escena sagrada sobre ellos, con las manos juntas en oración.
Fray Francisco desgranó parte de su vida en la tarea de edificar una ermita en un lugar retirado del bosque, desde el que se podía contemplar en lontananza el océano inmenso. Cada día, durante años, acudía al recóndito lugar
con alguna piedra o elemento que pudiese formar parte de la edificación.
Cuando venía alguna persona a verle y sabía que se encontraba en la ermita, acudía allí, y tras practicar la escucha atenta y afable, sin juzgar, y mucho menos condenar,
invitaba a su interlocutor a colocar una piedra sobre otra, de tal manera que finalmente, cuando la ermita estuvo concluida, resultaría ser obra de varias manos. Era su forma de desprenderse de su propia obra, para evitar así la vanagloria del ego que dicta:
Desde hace mucho hay un debate abierto sobre si Shakespeare era o no un "católico en secreto".
Había muchos católicos secretos en la Inglaterra de Isabel I .Todos estaban obligados a jurar lealtad a la reina protestante e ir a su iglesia
Si no asistías eras multado y encarcelado. La Iglesia Católica pasó a la clandestinidad con una red secreta de familias católicas fieles
Los miembros de la familia de Shakespeare eran católicos en secreto.
La madre de Shakespeare era de la familia Arden, una familia católica muy conocida e influyente en Warwickshire. Dos de sus familiares eran religiosos.