Fue lo que escuchó Wei Wuxian antes de que golpearan su espalda para forzarla a caer.
Wei Wuxian siseó, costumbre de su familia adoptiva, y giró con una mirada aterradora hacia el guardia. Preferiría comer cada una de sus nueve colas hasta atragantarse y morir que 'servir' a alguien.
“¡Yo nunca—!”
“Wei Ying”
Las orejas de Wei Wuxian se alzaron y parecieron voltear antes que ella misma hacia la voz que la llamaba con la misma fuerza y elegancia con que siempre la había nombrado.
“Lan… Zhan…”
El mismo guardia la golpeó, ahora en un brazo.
“¡Se respetuosa con tu amo!”
El instinto agresivo de Wei Wuxian volvió a florecer y no pudo evitar mostrar sus colmillos. Estaba arrinconada, era una presa herida y perdida, lejos de su hogar, capturada como un espécimen raro, destinada a ser usada y desechada.
Una Huli Jing de nueve colas. Criada por un clan de nagas, moldeada para la guerra.
¡Qué gran trofeo para degustar o exhibir!
Y ahora que lo pensaba… su dueño.
Sus ojos se clavaron con odio hacia Lan Wangji, una hermosa ejemplar de dragón.
No había detalle en ella que no estuviera destinado a ser divino.
Desde sus astas, grandes y ramificadas, hasta la cola que se envolvía con gentileza a sus pies. Capas de las más finas y pulcras telas cubriendo cada parte de su piel.
Toda Lan Wangji destilaba la riqueza de los dragones Lan.
“Señorita Lan” habló el mercader “Hemos cumplido con su pedido, serían 50 piezas de oro”
¿Pedido? ¡Un pago por su libertad!
“¡Tu! ¡Maldita perra! ¡¿Me hiciste esto?!”
Lan Wangji apenas entrecerró los ojos y los labios de Wei Wuxian se pegaron al instante. El hechizo silenciador.
“Pagaré” dijo.
Y cuando la última pieza de oro estuvo en las manos del mercader, la visión de Wei Wuxian se volvió negra.
Su último recuerdo fue el penetrante olor a sangre.
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Para ser sinceros, Wei Wuxian esperaba una jaula, no una cama, no un baño caliente, no comida con todas sus preferencias.
“¿Qué truco es este?”
Preguntó mientras se mantenía en una esquina de la cama, sus colas cubriéndola en su desnudez.
Lan Wangji colocó la charola con ungüento en la mesilla más cercana.
“Sin truco. Es medicina”
Wei Wuxian pareció recordar en ese momento sus heridas, el daño que le habían causado al atraparla en esa cacería nocturna.
“No necesitaría medicina si alguien no me hubiese mandado a cazar ¡La estimada HanGuang-Jun contratando a mercenarios Wen! ¡¿Quién diría que ibas a ser capaz de escupir sobre la tumba de tus padres?!”
Un movimiento rápido, silencioso.
“Hugh…”
Wei Wuxian comenzó a patalear en el aire, la gran y fría cola de Lan Wangji la mantenía contra la pared.
Lan Wangji inhaló con fuerza, conteniendo la rabia.
La boca de Wei Wuxian solía ser una cosa descuidada, pero cuando la Huli Jing estaba enojada se volvía afilada.
“¿Por… qué…?”
La Huli Jing alcanzó a preguntar. Sus ojos eran una mezcla de resentimiento y coraje.
Lan Wangji deslizó su cola con suavidad, bajando el cuerpo de la mujer, sin embargo, manteniéndola todavía contra la pared, inmóvil.
“Rechazaste mis invitaciones” dijo.
Comenzó a preparar las medicinas.
Wei Wuxian parpadeó “Rechacé…” pensó “¿Esas invitaciones? ¡Estamos a punto de entrar a una guerra! ¿Quién dejaría a su familia para ir a tomar el té?”
Lan Wangji estaba lista para aplicar la primera capa de ungüento a una herida en la pierna de Wei Wuxian,
explicarle que capturarla en su territorio hubiese sido menos problemático, pero…
Sus movimientos se detuvieron y sus oídos se colorearon.
El cuerpo desnudo de Wei Wuxian.
Ya la había visto, cuando quitó las prendas sucias y la bañó antes de colocarla en la cama.
Incluso antes de eso, en la cueva, frente a sus ancestros, la pequeña tela de la bata interior se había mojado lo suficiente como para contornear y oscurecer los lugares correctos.
Pero ahora, con toda la adrenalina de tener a esa preciosa Huli Jing, desnuda, en su cama, bajo su dominio, inmovilizada…
Las orejas de Wei Wuxian se alzaron con interés.
Aprovechando que ya estaba sobre la cama intentó abrir sus piernas, mostrar más piel.
Iba a salir de esa situación. Así fuera con ese método.
Madam Yu le había dicho que era hermosa, pero no como un halago, sino más bien como una maldición. Los Huli Jings atraerán atención, nunca amor.
Era algo que se veía en su naturaleza coqueta y carismática.
Y esa tendría que ser su principal arma.
Obviamente, Wei Wuxian había negado esa opción, no iba a seducir, ¡iba a pelear!
Hasta ese momento.
Aunque… ¿Los dragones no tenían cierta resistencia a cuestiones carnales? ¿No fue eso lo que hizo chocar a Lan Wangji con ella?
Había un sabor amargo deslizándose en la garganta de la Huli Jing.
Lan Wangji dejó caer el ungüento en las sábanas e impidió que Wei Wuxian pudiera cumplir su objetivo.
Las orejas de Wei Wuxian cayeron y complementaron su triste mirada
“Er-Jie jie… ¿serás mala con esta herida Huli Jing? Pensé que querrías… ayudarme”
Sus colas rozaron las finas sábanas, juguetonas, sigilosas.
Los ojos de Lan Wangji tuvieron una sombra de desolación antes de quitar su larga cola blanca y liberar a Wei Wuxian.
“Atiéndete tu misma” dijo y salió del Jingshi, sellándolo.
Wei Wuxian se quedó sola.
Con la piel ardiendo en donde Lan Wangji había presionado para evitar que ella mostrara más.
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Wei Wuxian había decidido no dirigirle la palabra a Lan Wangji y comer lo mínimo. Estaba enojada, frustrada, preocupada.
Pero en el juego del hielo Lan Wangji podía ganar sin problemas.
“¿Por qué?” Volvió a preguntar mientras veía la taza de té frente a ella.
Té medicinal, las mejores hierbas.
𝘌𝘹𝘤𝘭𝘶𝘴𝘪𝘷𝘢𝘴 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘦𝘭 𝘤𝘭𝘢𝘯 𝘓𝘢𝘯.
¿Qué estaba haciendo Lan Wangji? Si no la iba a matar o usar…
Con un imperceptible suspiro, Lan Wangji pareció reconocer que seguir así no las llevaría a ninguna parte.
“La guerra va a comenzar”
“Sé que va a comenzar ¡los Wen están pisando todas las sectas! Es cuestión de tiempo para que ataquen las restantes ¡Debo estar con mi familia!”
Lan Wangji estuvo tentada a nuevamente dejar la conversación ahí. 𝘍𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢. 𝘍𝘢𝘮𝘪𝘭𝘪𝘢. ¿Wei Wuxian era distraída o malvada? ¿Cómo podía seguir diciendo esas cosas como si nada?
“Tu lugar es aquí” respondió.
“¡Mi lugar es con—!“
Por primera vez en su vida Lan Wangji se atrevió a interrumpir a alguien y alzar un tono “Con tu familia”
Wei Wuxian golpeó la mesa y gruñó “¡¿Te burlas de mí?!”
Harta de dejar que Wei Wuxian no pudiera pensar en sus propias acciones, Lan Wangji tomó el brazo de Wei Wuxian y le giró la muñeca.
“¿Qué rayos haces? ¿Qué…? Esto es…”
Wei Wuxian jadeó cuando vio una marca naciente en su piel. Una marca de dragón que era idéntica a la que Lan Wangji tenía en su propia muñeca.
“Tu… te impregnaste en mi… ¿cuándo? ¿cómo?”
Los dragones no se casaban como las tradiciones de otros clanes. Aunque gozaban de oro y lujos, su amor era más sencillo.
Y duradero. Eterno.
Un dragón que había elegido a su pareja era un dragón muerto.
Mata a su pareja y matarás al dragón.
“En la cueva secreta, frente a mis ancestros” dijo “Wei Ying, aquí es tu familia”
Lan Wangji la había sacado de Yunmeng Jiang porque la guerra iba a comenzar, porque el Embarcadero de Loto sería la primera secta en ser atacada según los informantes,
porque Lan Wangji sentía que no podría dejar a su compañera morir en el campo de batalla.
“Lan Zhan…”
Wei Wuxian se había quedado sin palabras. Siempre pensó que los gritos de su corazón jamás serían escuchados, que era mejor ignorar el sentimiento.
Aquella vez ató la cinta de Lan Wangji a su muñeca porque era necesario. Eso era… ¿aceptar la unión?
“Wei Ying…”
Lan Wangji alzó a Wei Wuxian con facilidad y la sentó en la cama, con las suaves colas de la mujer moviéndose en su propio mundo.
Se arrodilló frente a ella y descansó la cabeza sobre el regazo de la Huli Jing.
“Quédate”
Un dragón de rodillas, un dragón pidiendo algo.
Wei Wuxian tenía la parte vulnerable de Lan Wangji.
Si realmente quisiera hacerle daño ese sería el momento. Las astas del dragón a su disposición para dañarla y salir corriendo. Las manos de Wei Wuxian tentaron la idea…
“Me mandaste a herir…” se quejó y con malicia acarició una de las ramificaciones.
“Capturar. Ellos no siguieron mis instrucciones” confesó Lan Wangji “Han pagado” aseguró.
Eso explicaría el recuerdo del olor de la sangre.
“Y mi fam… y ¿los Jiang?”
Lan Wangji alzó la vista hacia ella “¿Wei Ying quiere regresar a ellos? Podrían usarte como moneda de cambio”
“…”
Wei Wuxian recordó, no había sido bien recibida. Madam Yu siempre intentaba casarla por diplomacia, cambiarla
como si fuera una pieza de plata o educarla para que sedujera.
Los demás Jiang eran buenos, pero el miedo de ser vendida nunca la abandonaba porque ¿qué harían ellos en contra de esa mujer?
¿Harían algo por ella? ¿Al menos la estaban buscando en estos momentos?
Dudó.
Finalmente respondió “No…”
Y sus manos acariciaron el cabello de Lan Wangji con calma.
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Jiang Yanli se acercó a Lan Wangji “Gracias por sacarnos del muelle mientras era atacado”
Lan Wangji no despegó la vista de su amada, quien estaba molestando al nuevo líder Jiang “Mn”
“¿Fue porque A-Ying lo pidió?”
“Mn”
“… Ella… ¿mencionó a nuestros padres? ¿Rescatarlos…?”
Lan Wangji miró hacia la joven Jiang.
Dudaba que fuera tan tonta como para abrir la boca y arriesgar a su hermano, así que respondió “Cuando ella me pide flores se las daré, sin espinas”
La voz risueña de Wei Wuxian sonó a lo lejos “¡Lan Zhan! ¡Ven! ¡Mira!”
Lan Wangji asintió y sin esperar respuesta de la joven Jiang fue hacia donde estaba su compañera.
Esperaba que llegara la época de apareamiento, ya había sacado a Wei Wuxian de los Jiang, ahora quedaba sacarla de la guerra en curso.
--FIN--
(Comentarios finales: Esto iba a ser algo soft y terminé con un Darkji 🥺)
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Un dragón adulto, con un zorro de nueve colas en su cabeza, saltando y llenando de nieve la cabeza de sus cachorros en cada pequeña exhalación que daba.
Lan Qiren iba a decir algo en contra de eso, pero Lan Xichen le extendió uno de los pequeños dragones, el más cansado, lleno de nieve y totalmente agradecido de poder acurrucarse en brazos de su tío abuelo para dormir.
Wei Ying soltó una carcajada antes de meterle a la boca una cuchara con parte de lo que estaba preparando.
Antes de que Jiang Cheng intentara escupir, su lengua saboreó la combinación de mermelada con las salchichas hervidas siendo equilibradas por una suave capa picante de las flores de ciruelo de Wei Ying.
Lan Qiren está a punto de tener un infarto cuando ve a su sobrino, el que se iba a casar con una señorita a su altura, llegar con un joven stripper colgando de su brazo.
Lan Zhan se mantiene con una expresión muy elegante, mientras ese... Ese...
Ese... ¿Desvergonzado? Salido de las calles está ahí, masticando un caramelo barato y sonriendo como idiota.
El joven tiene un top, una blusa de red y unos shorts que, si fueran un centímetro más pequeños, podrían perderse en sus voluminosos... Atributos.
Wei Ying, así se llama. Y...
¡¿Se casaron?!
"Ahora somos familia ¡Lan Zhan! ¡Nunca me dijiste que el tío era tan guapo! Definitivamente podría encontrarle un amigo" guiñó el ojo.