El folclore de España está lleno de procesiones de muertos, siendo la más famosa la "Santa compaña". Pero, ¿sabéis cuál es el lejano y curioso origen de este mito? ¿O cómo se protegía la gente ante él?
Hilo mitológico y espectral... 💀👇
Empecemos con una historia arquetípica, presente en diversos puntos de la geografía española y que a veces se cuenta como cierta. Suele situarse en épocas cercanas a esta, cuando la noche de difuntos está al caer y, por tanto, la frontera entre el Más allá a punto de romperse...
Todo comienza cuando una persona, quizá joven, quizá adulta, ve en la lejanía una serie de luces, como de velas o faroles. “¿Quién puede ser a estas horas”, se pregunta. Es noche cerrada y no hay ni un alma por las calles del pueblo, generalmente una pequeña población rural.
Según se acercan las luces, descubre que se trata de una procesión: personas envueltas en túnicas que portan velas encendidas y caminan en completo silencio.
Y a medida que pasan las figuras, el horror se va apoderando del testigo...
(🎨 Alberto Álvarez Peña)
Pues entre los integrantes del grupo distingue a algún vecino, familiar o conocido… fallecido tiempo atrás. ☠️
Esto es un relato muy común en la tradición oral española que cuenta con mil variantes y finales. La visión de esta “procesión” puede anunciar una muerte próxima...
...bien sea de quien la contempla o la de alguien cercano. Otras veces, estas figuras simplemente cumplen una función como enviados de la muerte que se acercan a recoger el alma de alguien del pueblo que acaba de fallecer.
Cuando hablamos de "procesiones de muertos", estamos refiriéndonos un arquetipo mítico presente en numerosos países. Solo en España, donde son especialmente numerosas, poseen muchos nombres según la zona: “Güestía”, “Buena Gente”, “Huéspeda de ánimas”, “Hostilla”, “Estadea”…
Las hay de norte a sur: hasta por Ayamonte se pasea “la estantigua”, otro de los nombres habituales que recibe este cortejo. Muy curioso es el caso de Canarias, donde se habla de las “Antorchas del Time”, grupo espectral de guanches masacrados que aparece portando estas luces 🔥
Aunque si hay un lugar donde abundan las leyendas sobre estos muertos en procesión, ese es Galicia.
Solo allí, el antropólogo Carmelo Lisón Tolosana recogió una descomunal variedad de denominaciones, siendo “La santa compaña” el título más conocido. Fijaos en el mapa que realizó:
De hecho, según muchas creencias gallegas, se supone que hay una “compaña” por pueblo o villa, encargada de llevarse con ella a todas las personas que fallecen dentro de sus límites. Pero, independientemente del lugar, la riqueza y variedad de sus descripciones es inmensa.
"La compaña" puede incluir desde cinco integrantes (uno de ellos cojo) hasta varias docenas repartidos en hileras. A veces tienen aspecto humano, otras el de cadáveres o esqueletos. Según algunos, solo puede ser vista por los animales (que se ponen muy nerviosos a su paso)...
... o, como mucho, por alguien bautizado por error con óleo de difuntos, lo cual le conferiría poder para visualizar fantasmas y aparecidos. La procesión también puede ir portando un ataúd, con un difunto dentro. Este suele ser el próximo vecino de la comunidad en morir.
(En algunas zonas, que alguien viera este presagio de muerte podía no ser tan malo: de hecho, existía la creencia de que, si se avisaba al vecino que habían visualizado dentro del féretro, este no solo no moriría, sino que alargaría su vida muchos años más).
También es habitual que el primer integrante de la comitiva porte algún objeto identificativo. Una cruz, estandarte, farol, cirio, caldero, campanilla...
Y si hay algo en lo que coinciden todas las versiones es que NUNCA, BAJO NINGÚN CONCEPTO, se debe aceptar si te lo ofrecen.
Lo mejor que puede pasar si se hace es que uno se lleve un susto de muerte. En otra de las historias populares más habituales, aquel que acepta una vela de la comitiva descubre con horror, una vez ya ha amanecido, que el objeto se ha transformado en el hueso de un difunto 🦴
Pero también puede ocurrir que recoger el objeto signifique para el incauto pasar a formar parte de la procesión, ya sea en forma incorpórea (su alma) o física. Esto se debe a que, en algunas leyendas, el objeto tangible solo puede ser portado por alguien de carne y hueso...
...condenado a acompañar cada noche a la compaña, en estado de sonambulismo. Esta “maldición” solo se rompe si este vivo se topa con otro al que pasarle la cruz. De lo contrario, sus paseos nocturnos hacen que vaya perdiendo la vitalidad, llegando a veces a morir de agotamiento.
Por supuesto, también existen variantes menos peligrosas de la historia, donde la procesión está formada por muertos que únicamente se aparecen para purgar sus culpas o pedir que se realicen misas por sus almas.
Pero, ante la duda: ¿qué hacer si nos encontramos con la compaña?
La tradición popular siempre recomienda, directamente, poner pies en polvorosa si divisamos la compaña. Cuando esto no es posible, se recomienda trazar un círculo en el suelo (símbolo de protección ancestral) e introducirse en él, rezando y evitando mirar a los difuntos.
Y, si ellos te ven y ofrecen alguno de sus objetos, también sirve cruzarse de brazos, guardar las manos en los bolsillos o sostener diversos objetos (especialmente alimentos como pan o ajos). De esta forma, se tienen las manos ocupadas y vale como excusa para declinar su “regalo”
En Marrubio (Lugo), el ya citado Lisón Tolosana recogió el testimonio de una mujer que explicaba otra forma de librarse: «Yo, cuando era chiquilla oí que decían que cuando uno se encontraba a las ánimas si no se abrazaba a una pared o a un muro, tenía que ir con ellos...
...y el que se abrazaba a un muro y gritaba "¡Yo cruz tengo!, ¡Yo cruz tengo!" ya no tenía que ir con las ánimas.»
Más bestia resulta un método de protección gallego recogido por el estudioso Elisardo Becoña, que consistía en lanzar un gato negro contra la comitiva de fantasmas.
Para no tener que vernos en esta tesitura, una forma de detectar a la procesión de muertos es aguzar el oído. Porque, aunque suelen ir en silencio, las ánimas pueden hablar. A menudo repiten la ya mencionada frase de “Andad de día, que la noche es mía”.
(Esto nos recuerda a otros dichos populares españoles sobre evitar la noche, periodo en el que los espíritus vagan libres, como aquel de “Entre las doce y la una, anda la mala fortuna”, o “por no ver visiones, me acuesto a las oraciones”. Sabiduría ancestral, qué duda cabe).
Pero las ánimas grupales también pueden aparecerse cantando, por sorprendente que suene. Su cantinela favorita parece ser esta, recogida en numerosos cuentos populares:
“Antes que estábamos vivos comíamos estos higos. Y ahora que estamos muertos andamos por estos huertos”.
Esta cancioncilla también la cantan en Portugal, donde existen varios relatos de delincuentes que aprovechaban el temor que infundían las ánimas para cometer sus hurtos. Según se cuenta, se disfrazaban de almas en pena cubriéndose con sábanas y canturreaban:
“Quando nos éramos vivos, comiamos d'estes figos; agora que somos finados, comeremos d'estes passados”. Así, mientras robaban en los huertos, se aseguraban de que cualquiera que estuviese cerca entrara en pánico y se alejara del lugar sin molestarles en sus quehaceres.
Pero, ¿dónde está el origen de estas historias?
Los primeros registros españoles son antiguos: Gonzalo de Berceo ya habla de una “Uest antigua” en los “Milagros de Nuestra Señora” (1252). En dicho texto, el judío Teófilo se encuentra con una procesión de muertos que describe así
“Vio a poca de ora venir mui grandes gentes
Con ciriales en manos e con cirios ardientes
Con su rei (el diablo) emedio, feos, ca non luzientes”
Y como él, muchos autores hablarían de procesiones similares: Lope de Rueda, Diego Hurtado de Mendoza, Avellaneda, Quevedo, Góngora...
El origen de la "compaña" es algo que ha dividido a folcloristas y antropólogos. Algunos, como el asturiano Constantino Cabal, creen que la procesión de ánimas tendría un origen grecorromano, y la identifican con difuntos que en sus inicios habrían sido conducidos por Mercurio.
Otros investigadores más modernos, como Lisón Tolosana o nuestra contemporánea @IsraelJEspino, no tienen duda en considerarla una curiosísima “desviación” o "evolución" de otro mito muy antiguo y conocido: el de las Cacerías Salvajes.
Hablamos de un mito germánico que hunde sus raíces en viejas creencias europeas; un verdadero “ejército furioso” que cabalgaba por el cielo, compuesto por jinetes y guerreros fantasmales que, en sus orígenes, habrían sido capitaneados por el dios Wotan y posteriormente por Odín.
Estos personajes cumplían la función de psicopompos, es decir, de guiar a los difuntos hacia el Más allá. El ejército furioso de Wotan/Odín era el encargado de recoger las almas de los caídos en combate y guiarlas hasta la otra vida... ¿os suena?
Igualmente su aparición, siempre envuelta en un estruendo feroz de cascos de caballo, gritos y cuernos de caza, servía para explicar el origen de los vendavales tormentas y demás fenómenos atmosféricos violentos.
Pero ocurre aquí algo curioso: a medida que la iglesia va ganando poder, estos dioses paganos comienzan a resultar "incómodos". Poco a poco, los ejércitos dejan de ser liderados por Wotan /Odín y pasan a relacionarse con otros personajes míticos más humanos, como el Rey Arturo.
Con el tiempo cambió su función, y el ejército furioso dejó de ser “positivo” para convertirse en algo maligno. A los personajes que lideraban esta comitiva (que a estas alturas solían ser nobles o reyes locales) se les asociaron crímenes terribles y actitudes poco cristianas.
De esta forma tenemos figuras malvadas y sanguinarias, condenadas por Dios a cabalgar por toda la eternidad. En Francia está Hellequin (que parece provenir de un rey medieval) o el Comte Arnau en Cataluña, noble de cuya leyenda existen varias versiones, a cada cual más escabrosa.
Estos personajes, de hecho, ya no vuelan junto a las nubes, sino que galopan más bajo, a veces incluso a ras de suelo, para que los mortales puedan verlos y horrorizarse ante su paso.
Ya no son dioses, sino demonios. Ya no cumplen una función espiritual, solo aterrorizan.
Y todo parece indicar que este ejército, despojado de su estatus celestial y condenado a vagar por la tierra, acaba derivando en las “Santas compañas”, más tranquilas y hoy conocidas por todos. Las ánimas ya no son capitaneadas por nadie, sino grupos de difuntos autosuficientes.
Bajo esta nueva "apariencia", las procesiones de muertos recorrían los caminos para penar sus culpas, a menudo pidiendo misas por sus almas a los vivos que se encontraban. De esta concepción cristiana le vendría a la compaña el adjetivo de “santa", claro.
Incluso el nombre de algunas de estas procesiones españolas nos remite directamente a los viejos espíritus furiosos de los germanos.
“Estantigua”, por ejemplo, es en realidad una contracción de “Hueste antigua”, el “ejército antiguo” de Wotan y Odín.
De hecho, en algunas historias españolas, estas apariciones “calmadas” están precedidas por un fuerte viento, lamentos, murmullos, sonidos de campanas… vestigios suavizados de su origen guerrero y estrepitoso.
Eso sí, la demoniazión de estos personajes supuso ciertos problemas para la Iglesia. Con la aparición del Purgatorio, lugar del más allá donde las almas expían sus pecados terrenales, ya no tenía sentido que estas almas siguieran penando por los caminos...
Con el Comte Arnau y toda su tropa, más cercanos a los ejércitos del Más allá originales, no hubo mucho problema y acabaron convertidos en demonios. Pero la compaña y demás procesiones de muertos “más calmadas” siguieron siendo consideradas por muchos como ánimas de fallecidos.
Algunos documentos inquisitoriales gallegos de los siglos XVI-XVII dejan claro que la creencia estaba muy extendida y traía de cabeza a la Iglesia. En 1577 el orensano Baltasar de Araujo tuvo que testificar ante los inquisidores por decir «que cuando un alma salía del cuerpo...
...no se juzgaba luego, ni iba a la gloria ni al purgatorio ni al infierno, sino que andaba por ahí.»
Igualmente una curandera de Tuy llamada Hermida, afirmó ante la Inquisición «que los miércoles y sábados se juntaba en el otro mundo, en audiencia con las ánimas del purgatorio.»
En definitiva: lo que en sus inicios era una creencia germánica mutó, se adaptó al entorno y hoy recorre los caminos rurales españoles, vistiendo túnicas y portando velas.
Y ay de aquel que se la encuentre porque, como ellos advierten: "Andad de día, que la noche es mía..." 🕯️
Mil gracias por llegar hasta aquí
Sé que es un hilo incompleto y que podría extenderse hasta el infinito con todas las variantes, leyendas e historias que hay sobre este mito. Por ello, os animo a investigar más y, si os ha gustado, retuitear el 1er tweet:
Sobre la bibliografía: Para leer sobre el tema recomiendo encarecidamente el estudio antropológico de Lisón Tolosana, un auténtico tratado lleno de testimonios y variedades de la "compaña"
El de Elisardo Becoña también tiene un montón, aunque habla del Más allá gallego en general
Por último, si lo que os interesa es el tema de las Cacerías Salvajes (por el que he pasado de puntillas y que da para libros enteros) hay que leer el "Chasses fantastiques et cohortes de la nuit au Moyen Age" de Claude Lecouteux. En castellano no está, pero sí en inglés.
Y, como colofón... ¡habemus láminas y pegatinas! Son formato A5 (4€) y A6 (1,5€) respectivamente. No podré ponerme a enviarlas hasta dentro de un par de semanas, pero si os interesa alguna para decorar vuestro hogar y protegeros de difuntos indeseados, os la guardo (mandame MD)
Ahora es casi imposible no pensar en Andy Serkis cuando imaginamos a Gollum... pero resulta muy interesante darse una vuelta por viejas ediciones ilustradas de "El Hobbit" y comprobar cómo cada artista interpretó al personaje a su manera.
Veamos algunos ejemplos curiosísimos 👇
La primera descripción que Tolkien hace de Gollum es bastante escueta (su origen como Hobbit corrompido no se menciona por ninguna parte). Debido a esto, en 1947 el ilustrador sueco Torbjorn Zetterholm decidió que su Gollum sería pura oscuridad. Y le salió este ente lovecraftiano
Por su parte, el alemán Horus Engels optó por algo más sencillo. Una criatura que mora en un lago subterráneo seguramente se parecería a algún tipo de anfibio, debió pensar, y su Gollum de 1957 acabó siendo una especie de rana.
Estaba yo leyendo el periódico y, en una de esas notas sobre sucesos prácticamente escondidas, me he topado con este peculiar dibujo y un escueto texto que dice así:
"Asombrosa criatura dibujada por el biólogo y folclorista A. V. Berenguer en septiembre de 1922. La página...
...parece arrancada de algún tipo de libreta de notas que, sin embargo, nunca ha sido encontrada. Poco después de realizar este dibujo, el autor desapareció en una arboleda cercana a su residencia, dejando tras de sí un rastro de páginas manuscritas con garabatos incomprensibles.
Las autoridades de la zona dieron rápido carpetazo al asunto, clasificándolo como una desaparición voluntaria. A día de hoy, sin embargo, el caso ha vuelto a la actualidad debido a las extrañísimas declaraciones de un personaje rescatado en las inmediaciones...
Vi "El pacto de los lobos" hace muchos años y creía acordarme de todo. Error. No recordaba lo absolutamente genial que es. Y es que, de primeras, es fácil pensar que una peli que mezcla hechos históricos, criptozoología y KARATE ha envejecido mal. Pero todo lo contrario.
Aprovechando que la tenía en DVD volví a ponérmela hace unos días.
Como sabéis, la premisa parte de un hecho histórico: los ataques de la "bestia de Gévaudan", un enorme y sanguinario animal no identificado, que asolaron aquella región francesa a mediados del 1700.
Tantas fueron las víctimas de la bestia que se realizaron batidas y se cazaron cientos de lobos. Pero el misterioso depredador siguió matando, por lo que el mismísimo Luis XV envió hombres desde París ante el revuelo que estos sucesos generaban en la capital francesa.
Era muy pequeño cuando oí contar aquella anécdota por primera vez en mi familia, y hasta que no fui mayor no supe cuánto de verdad había en ella. Resultó que todo era cierto.
Esta es la historia de una iglesia, una profecía diabólica y la película más maldita del cine español 👇
En febrero de 1973 se rodaba una película en Noia, un pueblo de A Coruña, Galicia. Se trataba de una cinta de terror coproducida con Francia. Los productores apostaban fuerte por ella.
Su nombre era "La campana del infierno" y su argumento resultaba, cuanto menos, peculiar...
La trama gira en torno a Juan (Renaud Verley) un muchacho que busca venganza contra su tía y sus primas por haberlo internado en un psiquiátrico. Pero no mediante la violencia, sino gastando bromas muy pesadas que casi rozan el gore. Hasta que la cosa se le va de las manos, claro
Ayer me llegó esta joyita... y hoy he descubierto que venía con sorpresa 🔍
Este libro es un clásico en Reino Unido: se editó en los años 70 y se trata de un recopilatorio fantástico de las leyendas y folclore de la zona completamente ilustrado (y qué ilustraciones). Llevaba tiempo tras él, hará un mes lo encontré a buen precio y me lancé.
Se nota que mi ejemplar ha vivido tiempos mejores y aduanas ha hecho de las suyas con los sobrecostes del envío, pero ha merecido la pena.
Sin embargo, lo que vengo a comentar es otra cosa.
«¿Usted cree en la transmigración de las almas?»
Así empieza uno de los relatos más extraños que ha dado la literatura española. Porque aquí no hubo gótico, pero sí cuentos inclasificables más cercanos al PULP
Hoy le dedico una ilustración y un hilo a «EL HOMBRE GATO»(1913) 🐈👇
Entre mediados del XIX y principios del XX, surgieron en España gran cantidad de relatos fantásticos y de terror hoy olvidados. En su mayoría aparecían en revistas que seguían la estela de las publicaciones francesas similares, como «El artista» o «Semanario pintoresco español»
Hay que decir que los cuentos aquí aparecidos no solían ser muy innovadores, y se adherían a la corriente más sangrienta y rancia del gótico. Es decir: crímenes horribles, fantasmas encadenados, castillos…