Hoy en el 2⃣0⃣🧵de #educaciónhistoriayarte hablaremos de la memoria en educación y, por supuesto, de @hruizmartin y su obra "Los secretos de la memoria", el último libro que he leído, que me ha encantado y que no puedo dejar de recomendaros.
La memoria es clave en el aprendizaje. Todo aprendizaje se sustenta un alguno o varios de los diferentes tipos de memoria de que disponemos. Pese a ello, es increíble lo poco que los docentes sabemos sobre la memoria desde una perspectiva científica.
Mezclamos términos psicológicos con un habla coloquial poblada de imprecisiones, medias verdades, impresiones subjetivas, sesgos cognitivos y, en definitiva, un buen puñado de psicomitos.
La memoria es uno de los ámbitos de la psicología que más mitos atesora y, de hecho, en mi libro "Psicomitos" tiene un capítulo para ella solita, además de salpimentar el resto de apartados.
La memoria es ese lugar donde buscamos quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Esperamos un espejo prístino pero la imagen que nos devuelve es aberrante (en el sentido óptico de la expresión), distorsionada.
Como decía Borges en su delicioso poema "Cambridge":
"Somos nuestra memoria,
somos ese quimérico museo de formas inconstantes,
ese montón de espejos rotos."
Atribuimos a la memoria unas capacidades casi místicas para recordar pero la realidad es que nuestros recuerdos, por norma general, tienen más de "ben trovato" que de "vero".
Nuestra memoria es imperfecta, se reescribe constantemente en un intento desesperado de sostenerse y ampliarse.
Nos recordamos como somos antes que como fuimos.
La pintura, la literatura, la fotografía... el arte, en suma, viven a caballo entre la ficción y el documento. Recuerda lo que quiere recordar, lo que interesa recordar, lo que no debe olvidar.
En ocasiones lo hace de modo monumental.
Muchos de los mitos sobre la memoria que pueblan nuestro imaginario colectivo tienen su origen en el modo en el que percibimos nuestra memoria. En lo que nos parece. Vemos nuestra memoria a través de nuestros sesgos.
Pero no son ellos los únicos culpables. Si hay un gran instigador de mitos sobre la memoria es, sin duda, el psicoanálisis. La visión freudiana de nuestros recuerdos supuestamente reprimidos ha salpicado el arte (desde la pintura al cine pasando por la literatura)...
... y dado forma a la moderna mitología de la memoria.
Un ejemplo de sobra conocido son los famosos relojes blandos de Dalí. Nos dice la Wikipedia que "los relojes, como la memoria, se han reblandecido por el paso del tiempo".
Pero la memoria siempre fue blanda, dúctil, maleable, plástica. La memoria se acomodó a nuestras expectativas; a nuestros deseos, incluso. La memoria siempre bebió de la fantasía y se confundió con ella.
Siempre estuvo sometida a un perfil inflacionista que confundía fuentes, generaba falsos recuerdos, olvidaba (o era incapaz de recuperar) en el momento más inoportuno...
Y, pese a ello, pese a todas sus limitaciones, perder la memoria nos causa un pavor atroz.
Perder la memoria es perdernos a nosotros mismos. Sin un nosotros tal vez no haya memoria igual que sin memoria no hay un nosotros.
Por eso, si eres docente y no entiendes, de verdad y en profundidad, cómo funciona la memoria, es muy difícil que entiendas (de verdad y en profundidad) como funciona el aprendizaje.
Afortunadamente @hruizmartin ha venido al rescate con un libro que, desde ya, pasa a mi lista de imprescindibles para la docencia. No solo por el interés innegable de lo que cuenta, sino también por el estilo divulgativo que mantiene.
Pocos autores son capaces de darte la mano al inicio de un libro y sostenerte ahí, junto a ellos, sin pestañear, hasta la última página. Oliver Sacks le pediría un autógrafo, no os digo más.
Después de leerlo veréis bajo una nueva luz la preclara letra de una de las canciones más hermosas del cine, dedicadas a la memoria (y que por algo se llevó casi todos los premios posibles).
Ya lo dice un gran proverbio chino (que, por cierto, da título al capítulo sobre la memoria en Psicomitos ;):
La tinta del color más pobre vale más que la mejor memoria. FIN.
110 años y varias pandemias respiratorias separan estas fotos. La 1ª corresponde a la Elizabeth McCormick Open air School, Chicago, EEUU (1911) (es un recorte y está especulada). La 2ª la segunda es de @MariquillaMlg y la difundió luego un periódico (originales 👇⏬)
Para conocer un poco más como las pandemias sacuden los espacios escolares podéis echar un vistazo a este mi hilo (#yohevenidoahablardemihilo):
Para saber un poco más sobre cómo los lenguajes visuales se perpetúan y reinventan a través de los años, seguid a @elbarroquista (si no lo hacéis ya) y leed su libro penguinlibros.com/es/arte-cine-y… (ya tardáis).
Que los arquitectos como @arquitectamos me perdonen si empleo algún termino de modo impropio.
"Dos grandes pasajes exteriores y cubiertos distribuyen la circulación a las clases y aseos. De este modo las aulas se orientan en sentido este-oeste. Se accede a cada clase por el lado oriental mientras que su otra fachada da a un jardín individual de generosas dimensiones."
Hoy en el1⃣1⃣🧵de #educaciónhistoriayarte vamos a hablar del arte de escribir... y de enseñar a escribir. Y lo haremos de la mano de una de las obras más icónicas a la hora de reflexionar sobre la palabra escrita. ¿Alguien la reconoce?
Aprender a leer y escribir en es hito de gran significado en la vida de las personas que, en efecto, son alfabetizadas. La lectura y la escritura nos abren todo un mundo de posibilidades "telepáticas" que trascienden el tiempo y el espacio.
Para algunas personas es un proceso casi natural, para otras es algo más dificultoso. Hoy por hoy sabemos que ello tiene que ver con varias cuestiones entre las que destacan: la "accesibilidad" del sistema de escritura, el grado de madurez de la persona y el sistema de enseñanza.
Ayer acabé el libro de David Saavedra y, además de recomendarlo, me gustaría destacar varios aspectos que se destilan de él y que tienen importancia psicoeducativa. 🧵 va.
El libro me ha resultado de particular interés porque David se radicalizó a escasos 30 km de donde yo vivía, en una ciudad que, por aquel entonces visitaba con asiduidad. Yo era consciente de muchos de los problemas que su ciudad (y la mía) tenían, pero no de este.
David se radicalizó en sus años de instituto, cuando sus docentes lo vieron era demasiado tarde. Y pudo hacerlo porque había el sustrato suficiente pero suele ser un sustrato invisible. Primer asunto importante: que no lo veas no quiere decir que no exista. EXISTE.
Por fin he terminado el fantástico "Educar en la complejidad" del no menos top @profesmadeinuk y os lo recomiendo desde YA. Advierto que se lee en un suspiro y sabe a poco. Yo he tardado porque LAVIDA™ y por una pequeña tendencia a meterme en fregaos. plataformaeditorial.com/libro/9246-edu…
Si sois padres o docentes y empezáis a adivinar que esos mensajes maniqueos de "lo que está bien" y "lo que está mal" en educación (sin grises, ni dependes, ni medias tintas...) son un poquito tongo, este es vuestro libro. Al menos uno de ellos, pero uno muy bueno.
Si ha tenéis el "culo pelao" en eso de revisar investigaciones, analizar letra pequeña, ponerle peros y matices a casi cualquier afirmación categórica y suspirar con cierto desmayo antes de responder a cualquier pregunta educativa de esas que la gente dice "fáciles"...
Este hilo 6⃣ sobre #educaciónhistoriayarte viene marcado por una actualidad de la que resulta imposible abstraerme. Acompañadme «A las puertas del colegio» (1897) de la mano de Nikolay Petrovich Bogdanov-Belsky, un maestro del realismo ruso que no deja indiferente.
Este autor retrató como pocos escenas de estudio y aprendizaje en las escuelas de finales del siglo XIX en la, entonces, Rusia zarista (que se extendía a buena parte de la actual Ucrania).
Las imagenes de Nikolay P. Bogdanov-Belsky representan a escolares rusos que, sin embargo, bien podrían ser ucranianos con la salvedad de que estos últimos estaban viendo como su lengua estaba siendo borrada de toda actividad pública oral o escrita.