La protesta social no tiene como función cambiar a la sociedad, sino de alertarla, para que tanto medios masivos, como sistemas como el económico y político reaccionen. La protesta es una alarma social que busca generar conflictos y así romper con la cotidianidad (pasividad). 
Para el sociólogo #MarcoEstrada un sistema de protesta se distingue “por su constitución y reproducción mediante comunicaciones orientadas al conflicto”. O sea, no busca solucionar nada, sino todo lo contrario, generar un problema ahí donde aparentemente no hay ningún conflicto.
Y es que las protestas sociales "deben ser consideradas como agentes de influencia y persuasión, creadores de significado capaces de desafiar las interpretaciones dominantes" sobre diversos temas, construyendo así, "un sentido alternativo" al que prepondera de manera hegemónica.
Así, si el arte es visto desde una mirada elitista y hegemónica como la contemplación de la belleza, la protesta nos ofrece una interpretación alternativa, y no ver a la obra de van Gogh como algo sublime o como algo "patrimonial", sino como una contradicción de la modernidad.
La contradicción de que, mientras somos capaces de admirar una obra en un museo, hay seres vivos que son víctimas de la catástrofe ecológica que ya nos atraviesa. Así, 'lo que justifica y da sentido a los sistemas de protesta es su cuestionamiento a los discursos hegemónicos'.
La narración de la protesta, vista como contrahegemónica (por eso molesta y perturba) se estructura "alrededor de una trama, medio y fin, acciones y reacciones, de héroes y villanos, de motivos, intenciones y circunstancias. En términos de #PaulRicoeur como "un acto configurate".
Y es este acto (comunicación orientada al conflicto) el que convierte un espacio solemne y pulcro (museo), en un tema de protesta. Esto, se busca alcanzar con comunicaciones contenciosas, como "una demanda contestataria" dirigida al oponente, al responsable directo e indirecto.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
