Una de las creencias más estúpidas y extendidas es que al psicólogo solo van personas débiles.
Ya lo siento, pero ni mucho menos es así.
Es más, suele ser al revés, al psicólogo suelen ir personas valientes, capaces de ponerse ante un espejo y de darse cuenta de que a veces no podemos con todo y no pasa nada.
Personas responsables que no quieren provocar dolor a las personas con las que conviven, que no quieren perder capacidad de trabajo o que no quieren caer en un pozo profundo del que costará más salir.
Personas que no esperan a tocar fondo. A menudo me llegan personas a consulta diciéndome que se han deprimido al perder a su mujer o su trabajo, pero lo cierto es que esta no suele ser la realidad.
Normalmente estas personas llevan años deprimidas y su mujer o su jefe se acaba cansando de él. Damos por normal lo que no es normal, vivimos con vergüenza lo que tan solo es una enfermedad, una situación que nos supera o un problema para el que no tenemos recursos.
De verdad, no esperes a tocar fondo. Busca ayuda. Me gusta proporcionar herramientas y recursos a mis pacientes para que sean autónomos, para que puedan superar la adversidad, para que puedan tener la vida que merecen
. ¿Sabes cuál es el comentario que suelo escuchar con más frecuencia? Si llego a saber en qué consiste tu ayuda y lo sencillo que era, no hubiera esperado tanto.
A menudo, todo lo que necesitamos, es a un experto que nos ayude a entender qué nos pasa y nos dé herramientas para poder mejorar nuestro repertorio de estrategias de afrontamiento o nos proporcione más recursos para poder sentirnos más competentes.
Elijo una foto de la persona con el alma más bonita que conozco. Dicen que los jóvenes no se esfuerzan, que no se implican y que van a la suya. Yo no lo reconozco en mi hija.
No está sola, conozco a más jóvenes así, jóvenes que tienen que luchar contra el maltrato de adultos amargados, egocéntricos o irrespetuosos, jóvenes que tienen que luchar contra los estereotipos de adultos que les dictan que deben tratarlos mal, condescendientemente o
de manera despectiva. Jóvenes que sufren las miserias de adultos que abusan de su posición cómoda y de autoridad.