El 28 de octubre del año 312 se libró sobre el río Tíber la batalla entre los emperadores Constantino y Majencio. Una historia de poder, religión y lucha por la legitimidad en la que nada es lo que parece.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir la batalla del Puente Milvio.
Empecemos por presenta a los personajes. Constantino, conocido por la tradición cristiana como El Grande, era el hijo de Constancio Cloro, uno de los cuatro miembros originales de la tetrarquía.
Majencio por su parte, era también hijo de otro de los tetrarcas, Maximino, apodado hercúleo. De hecho, el padre había ostentado el cargo de Augustus, mientras que Constancio Cloro había sido su Caesar (subiendo después a la posición superior tras la abdicación de Maximino)
El sistema tetrárquico pretendía eliminar la corrupción dinástica o la compra del trono imperial generando un sistema de gobierno meritocrático en el que solo los más aptos llegaran al poder.
Maximino y Diocleciano, de hecho, en el año 305, pusieron a prueba el sistema abdicando
Al abdicar conjuntamente, los Caesares de Oriente y Occidente, pasaron al cargo superior de Augusti, nombrando a su vez, nuevos segundos al mando.
El sistema parecía ir bien, pero los “hijos de” no estaban muy conformes con todo aquello.
Tan solo un año después, Majencio como Constantino proclamaron su poder hereditario, lo que acabaría destruyendo las esperanzas del sistema tetrárquico (si es que alguien en algún momento pensó que los herederos de sangre se quedarían tranquilitos, acatando no tener poder)
Con Maximino retirado y Constancio Cloro muerto, los ánimos estaban caldeados en el Imperio. A comienzos de la segunda década del siglo llegó a haber hasta siete Augustos diferentes repartidos por la geografía romana luchando por el poder.
Esta pugna acabaría, unos años más tarde, con la consecución del poder imperial absoluto por parte de uno de ellos y la aniquilación de los demás… pero no nos adelantemos, ya habrá tiempo de llegar a ese momento.
En octubre del 312, Constantino, que había avanzado desde Britania reclamando territorios y lealtad a su paso, se acercaba a Roma. Majencio se había hecho fuerte en la ciudad. Para resistir, tal vez le habría bastado con mantenerse dentro de los grandes muros aurelianos, pero…
Majencio decidió consultar los libros Sibilinos, oráculos de la Sibila cumana dictados por la voluntad de Apolo. En ellos se interpretó que en el enfrentamiento perecería “el enemigo de los romanos”.
Confiado, decidió abrir las puertas de la ciudad y presentar batalla.
Hasta qué punto esta parte es cierta, no podemos saberlo. Ahora veremos que alrededor de esta batalla hay mucha ficción novelesca…
El caso es que Majencio reconstruyó temporalmente con madera el puente Milvio sobre el río Tíber que él mismo había mandado destruir para evitar la llegada del enemigo y allí presentó batalla a Constantino.
Ya te estarás imaginando que aquello fue un tremendo error por su parte…
Pero, ¿qué sabemos del contrincante? Si la batalla del Puente Milvio es famosa, en realidad, no es por Majencio, sino por la ayuda que –según la tradición– tuvo el emperador Constantino.
El dios cristiano entró en acción.
Era común en el mundo romano que el general tuviera un sueño revelador la noche antes de la batalla. Un sueño que antes del combate revelaba a sus tropas en una gran arenga militar. Desde Escipión el africano hasta Agripa lo habían tenido, ¿cómo no iba a tenerlo Constantino?
A partir de este punto, son dos las fuentes principales que nos cuentan lo que sucedió la víspera de la batalla. Lactancio y Eusebio de Cesarea, ambas cristianas. La primera más cercana a en el tiempo a la batalla y mucho más comedida y la segunda totalmente exagerada y novelada.
Lactancio, en su obra “Sobre la muerte de los perseguidores” cuenta que Constantino tuvo un sueño en el que se le advirtió que entablase combate colocando en los escudos se sus soldados la letra X girada con su extremidad superior curvada. Así marcaría el signo vencedor de Cristo
En este momento, si conoces un poco esta historia, quizá en el signo formado por las letras Chi –X– y Ro –P–, las dos primeras del nombre de Cristo en griego.
Y, sin embargo, leyendo atentamente vemos que Lactancio se refiere a un signo totalmente diferente.
A Constantino se le pide que gire la X y que curve su extremo. Si lo hacemos, obtendremos la letra Tau –t– y la Ro –P–, que juntas forman el llamado staurograma. Este concepto surge de la palabra σταυρός, que significa cruz en griego. El signo de Cristo sería la crucifixión.
La historia de Eusebio en su “Vida de Constantino”, escrita mucho tiempo después, es bastante más exagerada. Nos cuenta que a plena luz del día, no solo Constantino, sino todos sus soldados vieron claramente el signo de la cruz en el cielo y las palabras ἐν τούτῳ νίκα.
Después traducida al latín como “in hoc signo victor eris” –pasando a la tradición como “in hoc signo vinces”, la frase significa literalmente que con este signo (la cruz) serás vencedor.
Explicaciones al respecto de este fenómeno ha habido muchas. Algunos incluso han querido buscar fenómenos solares poco frecuentes como el parhelio para explicar el suceso.
En la actualidad, el consenso de los investigadores es algo diferente…
Eusebio nos cuenta que Constantino le había contado la historia en confidencia (¿no lo habían visto todos los soldados?). También olvida que, tiempo atrás, en su “Historia eclesiástica” narró la batalla pero en ese momento no parecía saber nada de aquella maravillosa historia.
Finalmente, el hecho de que no exista ninguna otra fuente o representaciones iconográficas coetáneas que muestren ninguna de estas ideas, lo que se propone es que se trate de una narración inventada ex post facto.
En ningún detalle de la decoración del Arco de Constantino, construido para conmemorar precisamente la victoria en la batalla del Puente Milvio, podemos ver ningún símbolo cristiano.
Pero entonces, ¿Se inventó Eusebio esta historia?
Lo más probable es que no. Debió de ser Constantino quien, muchos años después rehizo la narración para que cuadrara con sus creencias en su ya establecido poder absoluto (uy, spoiler)
Es muy probable que Constantino se encomendara a alguna divinidad en la batalla. Tenemos un ejemplo en los “Panegíricos latinos” de dos años antes –310– en el que le vemos encomendándose a Apolo victorioso como su protector.
Constantino, a pesar de que su simpatía por el cristianismo se fue desarrollando a lo largo de la siguiente década, no parece haberse cristianizado hasta el año 324, cuando finalmente derrotó a su cuñado, el emperador Licinio y se hizo con el control de todo el Imperio.
En ese momento debió de comprender que estaba predestinado. Un único Imperio, un único emperador y un único dios, el cristiano, simbolizaban la perfección.
Esta es la postura más actualizada de investigadores como A. Barbero, uno de los que mejor conoce la figura de Constantino.
Está bien, no podemos saber con seguridad qué ocurrió en los momentos previos a la batalla, pero… sí sabemos lo que sucedió en ella. Las tropas de Majencio, a pesar de superar en número a las de Constantino, fueron vencidas.
Al huir en retirada a través del puente de madera, construido uniendo barcas, este cedió y muchos soldados perecieron, incluyendo al emperador Majencio que se ahogó en el Tíber (abajo a la dcha). Su cuerpo fue recuperado al día siguiente y su cabeza paseada en el desfile triunfal
Constantino entró como vencedor en Roma y continuó su camino para convertirse, doce años después, en el emperador único de todos los romanos, fundando una de las dinastías de poder más importantes de la historia del Imperio romano.
Y aquí terminaría esta historia, de no ser un impresionante hallazgo que se produjo en el año 2005 en la ladera este del monte Palatino… los arqueólogos no se lo podían creer.
Hasta el día de hoy sigue siendo un hallazgo único, y está totalmente relacionado con la batalla.
Se trata del ocultamiento de un conjunto de signa o estandartes y cetros de poder imperiales. De hecho, son los únicos elementos de poder imperial que han llegado hasta nosotros –por ahora–.
Se conservan en el Museo Nacional Romano, Palazzo Massimo alle Terme, en Roma.
Fueron hallados en un estrato en el que había cerámica, vidrio y una moneda de finales del s. III. Por este contexto arqueológico (fíjate si importa el contexto), y la datación de C-14 de la madera de los estandartes, sabemos que se trata de una ocultación de principios del s. IV
Por todo esto y por el lugar en el que fueron enterradas, tras la Curia Veteres, un espacio de culto muy antiguo relacionado con la fundación de la ciudad y con Rómulo, se cree que se trata de las insignias de poder del emperador Majencio.
O bien él mismo mandó esconderlas de forma preventiva o, recibidas las noticias de la muerte del emperador, algún miembro de la corte, fiel a su Dominus, las enterró para que el enemigo nunca pudiera llegar a tenerlas –como así fue–.
En cualquier caso, unir conocimiento histórico y arqueológico siempre es espectacular.
Espero que esta narración te haya gustado. Si es así, ya sabes que puedes hacer RT en el primer tuit del hilo. Ayuda mucho a seguir compartiendo la cultura romana.
Bene valē!
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
Piadoso Jano que cierras las puertas del viejo año y abres las del nuevo, a ti consagramos este día de buen grado.
Si alguna vez te has preguntado cómo celebraban los romanos el año nuevo o por qué comienza el 1 de enero, este es tu #HiloRomano #FelizAñoNuevo 2025.
Presta atención porque será especialmente interesante para ti si has oído por ahí que el origen del comienzo del año el 1 de enero tiene algo que ver con Hispania y el año 153 a. C. #BulosHistóricos
El mes de enero en la antigua Roma estaba dedicado, como marca su nombre –Ianuarius–, al dios Jano. Con sus dos cabezas, era capaz de mirar al pasado y al futuro.
Además, al ser el dios protector de las puertas, cerraba la del año que terminaba y abría del que comenzaba.
Hoy se celebra el nacimiento de Cristo. O era de Sol. ¿O de Mitra? Te lo han contado de tantas formas distintas que ya no sabes qué pensar.
En este #HiloRomano te ayudo a descubrir el verdadero origen de la #Navidad y su celebración en la antigua Roma.
¡Feliz Navidad!
Vamos a ver qué dice la investigación sobre la Navidad en la antigua Roma, el Jesús histórico, el cristianismo primitivo y otras festividades romanas como la del nacimiento del dios Sol.
Tómate este hilo solo o en compañía.
Lo importante es que lo disfrutes.
Este es un debate académico interesantísimo en el que, como en toda investigación histórica, con el paso de los años se ha llegado a diversos consensos generales.
Lo que yo os presento aquí no es más que el estado actual de la investigación en este campo.
¿Sabías que en la antigua Roma ya existía algo parecido a nuestra lotería de Navidad?
Así, como lo oyes.
¿Qué NO han hecho por nosotros los romanos?
Deja que te hable en este #HiloRomano de los sorteos de lotería de la antigua Roma y sus grandes premios.
En la antigua Roma la lotería ya era, como en la actualidad, un popular juego de azar en el que cualquiera podía conseguir grandes premios si la diosa Fortuna se ponía de su parte.
Esta costumbre se tornaba especialmente importante durante la festividad de las Saturnalia.
Las Saturnalia eran las fiestas más alegres del calendario romano, por lo que lo normal entre las familias era que, al final, todos los boletos estuvieran premiados.
Pero cuando hablamos de una familia en particular, la imperial, aquella tradición tomaba un cariz mucho más espectacular y exagerado.
Ahora que ya se ha estrenado Gladiator II, aquí va el hilo de opinión sobre la película con comentarios (la primera parte sin spoilers) y reflexiones.
¡Coge tu gladius y vente conmigo a la arena (o al barro 🫠)!
Antes de nada, por si hace falta repetirlo. Una película de romanos, como cualquier otra, es una obra de ficción. No debe ajustarse a la realidad (ni lo pretende aunque haya quien defienda lo contrario).
Todos los comentarios que voy a hacer son personales y puedes no estar de acuerdo con ellos. Y no pasa nada.
Voy a hablar de los “errores históricos” (si es que se les puede llamar así) para entretenernos y, a la vez, pasar un buen rato descubriendo la historia detrás de la ficción.
Dicho todo esto, empecemos.
El fenómeno de Gladiator viene de muy atrás. Hace 24 años se estrenó la película que revolucionó el género del peplum, que estaba ya en plena decadencia.
Ridley Scott consiguió contar una historia impactante, visualmente atractiva y con nulo rigor histórico. De estas tres, la última es irrelevante en el cine.
Lo importante es que cautivó a varias generaciones y consiguió revivir la pasión del mundo por la antigua Roma, si es que alguna vez se fue.
Esta noche de difuntos, en Antigua Roma al Día, prepárate para conocer a los fantasmas que atormentaban el descanso de los romanos en este #HiloRomano especial de #Halloween
Los romanos eran una de las civilizaciones más supersticiosas (en el sentido actual del término) y precavidas en lo relacionado con los muertos. Los espíritus que rodeaban a los vivos estaban muy presentes en las vidas de los romanos y debían ser aplacados...
Sabemos con seguridad que los fantasmas ya atormentaban las mentes de los romanos. El relato más antiguo que conservamos en el que aparecen presencias fantasmales se encuentra en una carta de Plinio el Joven cuya narración ahora vamos a descubrir.
Hoy viajamos uno de los espacios más desconocidos enterrados por el Vesubio en el año 79. Se trata de una villa residencial opulentísima situada al otro lado de los montes Lactarios que cierran el golfo de Nápoles.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir la villa de Positano.
Hablamos de una villa situada en la costa amalfitana, en el precioso –y famoso– pueblo pesquero de Positano. Se trata de una lujosa propiedad de recreo que podría haber pertenecido a un rico liberto del emperador Claudio: Posides, de quien derivaría el nombre del pueblo.
Bajo la iglesia de Santa Maria Assunta, enterrados a nueve metros de profundidad, se hallaron los restos intactos de uno de los comedores de la villa. Pero, ¿cómo es posible esto si Positano está al otro lado de los grandes montes contra los que se chocó la erupción del año 79?