Thread by @xavierpadilla

Los venezolanos no deberían olvidar que en 2021 se publicó en EEUU un informe de la USAID donde se revela que sólo en 2019 se le dio al gobierno interino 500 millones de dólares, a los que vinieron a sumarse otros 160 en 2020. Pero también que en 2019 se le aumentó a la

«oposición» de 20 millones anuales a 77 millones anuales una ayuda que venía recibiendo desde antes. Ya en 2006 había recibido 2,2 millones. Ni Capriles ni el resto (sobre todo Capriles, que regaló unas elecciones y sigue luchando a brazo partido para que EEUU le levante las

sanciones al régimen) son para nada lo que los venezolanos que piensan en elecciones creen.
Ah pero entonces uno les habla de la intervención militar extranjera como única solución y estos mismos venezolanos de a pie te responden que no es factible porque la comunidad

internacional no quiere. Ok, puede que no lo quiera, pero es irrelevante que no lo quiera, porque eso no cambia que para nosotros siga siendo la única forma de salir del régimen, y el hecho de que no lo quiera no convierte por arte de magia a las otras opciones, que son de humo

como las elecciones, en posibles. Y, en última instancia, no es porque EEUU no quiera la intervención que no hay que pedirla ni hacer un gran lobby para provocarla. ¿Quién dice que no la quiera porque falta eso?
Lo único que evocan todos estos dirigentes sin cesar,

incluyendo a MCM, es el dispositivo de la ONU R2P (the Right to Protect), que tiene un veto garantizado por parte de Rusia y China, miembros permanentes ambos del Consejo de Seguridad.
Pero el problema para nosotros no termina con la intervención: hay que impedir que después

de ella el gobierno de transición quede en manos de la «oposición», y en cambio lograr que la conducción de Vzla quede temporalmente en manos de EEUU, como un gobierno «no oficial» legitimado por representantes locales, con sus títulos usuales de presidente del ejecutivo,

ministro, etc, escogidos por Washington. Pero si hay intervención de todas manera esto será así, porque no hay intervención históricamente sin que así sea.
En nuestro caso también será así y debemos contentarnos de ello, porque de lo contrario esta gentecilla «opositora»

volvería a reproducir el Estado corrupto venezolano tradicional, diferenciándose del chavismo a lo sumo por cambios cosméticos y populistas que implementará, usando la misma Constitución en vigencia o volviendo —como gran cosa— a la anterior. Pero de todas maneras, repito, eso

no va a ocurrir, porque si llega a haber una intervención, ella será acompañada de una intervención política, que es la condición previa para que haya intervención. Históricamente es así al menos para EEUU. Y como dije, si no es EEUU no habrá intervención. Y, de haberla,

además será decidida unilateralmente y realizada por Washington.
Fue sabiendo esto (de muy buena fuente) que elaboré #ElManifiesto. Por eso el Gobierno de Transición mencionado en el Manifiesto no es conformado (como la gente normalmente se imagina) por los políticos

venezolanos de la oposición. Las cosas ocurren de otra forma y el sentido del Manifiesto es hacer pública una petición que CONFIRME que la mayoría de los venezolanos repudia a la oposición oficialmente reconocida en el mundo, cosa que ya es del conocimiento de EEUU. Haciéndolo

nosotros público y notorio, EEUU puede pasar a intervenir y a conformar un Gobierno de Transición sin ella. Porque las cosas ocurren en el siguiente orden: primero el país interventor (EEUU) designa, a través de la Autoridad Provisional Extranjera que instala un Consejo de

actores locales (escogiendo a sus miembros a partir de información recabada por la CIA) y éste luego designa, una vez controlada la etapa militar, a un Gobierno de Transición. Éste es a su vez totalmente constituido y dirigido desde Washington, o mejor dicho, es la fachada o

cortina legal de EEUU en Vzla. Luego, este Gobierno de Transición llama a unas elecciones (en unos dos años), así como a una Constituyente y a un comité de des-PSUV-isación (en Irak se llamó Comité de Des-Baaz-ificación, para erradicar al partido Baaz de Sadam Hussein).

El asunto es pues el siguiente: no hay intervención militar extranjera sin intervención política extranjera. Metámonos eso en la cabeza. La condición sine quanon, para EEUU realizar una intervención en otro país (y sepan que sólo en el siglo XX realizó 167 intervenciones), es

poder cambiar la política del país intervenido. El Manifiesto deja ver (discretamente, porque es necesario mostrarlo sin convertirlo en el tema central) que estamos aceptando de antemano esta condición de intervención política. Y de hecho, sin el repudio público y notorio de los

venezolanos hacia esta «oposición» EEUU no tiene mucho interés en intervenir, porque tendría que dejarle el país en las manos a esta clase política corrupta de la cual ya tiene pruebas de que se roba hasta la propia ayuda humanitaria que los ciudadanos estadounidenses, con sus

impuestos, nos ofrecen a través de la USAID. El Manifiesto, si llegase a ser firmado por millones de venezolanos, cambiaría radicalmente muchas cosas.
El patriotismo popular venezolano, el del ciudadano común, no entiende esto de que la intervención política tenga que ser un

complemento de la intervención militar, y piensa que proponerlo equivale a regalar el país. Los políticos venezolanos sí lo entienden perfectamente, saben que toda intervención lleva consigo por ley la intervención política, y de allí que la rechacen, pero no por patriotismo sino

por oportunismo: saben que quedan excluidos del poder, que es todo lo que les importa. Hacen creer que es por patriotismo, pero es por oportunismo y ambición personal.
Lo cierto es que aceptar la intervención política no es regalar al país, es la única forma de salvarlo.

Panamá pasó por ese mismo proceso exactamente y ahí tenemos hoy a un país soberano y no poco desarrollado. Después de su intervención en 1989, dos períodos presidenciales transcurrieron bajo la dirección de EEUU (los de Guillermo Endara y Ernesto Pérez Balladares), y la autonomía

se le fue transfiriendo a Panamá gradualmente: al cabo de 10 años exactamente EEUU retiró al último soldado gringo de la intervención.
A los patrioteros les digo esto: los intereses de EEUU en Vzla no están en contradicción con nuestros propios intereses, más bien coinciden

sobradamente. De una intervención militar y política podría salir en una década Vzla convertida en un país del primer mundo; es decir, en un país entre otras cosas probadamente incompatible

con políticos venezolanos, tales como hasta el presente los ha habido y no debe haberlos más.

X. P.