Todos sabemos que pasa cuando se gana una guerra: desfiles, medallas, homenajes... ¿Pero qué pasa cuando estás en el bando perdedor? ¿Qué sucede a quienes son derrotados?
Pues en este hilo os cuento los últimos días de la última guerra carlista en boca de uno de los protagonistas
Primero un poco de contexto. Nos ubicamos en 1875, la última guerra carlista lleva ya 3 años en marcha. Después de la proclamación de Alfonso XII (hijo de Isabel II) como rey constitucional el ejército liberal trata de terminar la guerra de un plumazo atacando Estella
la capital del carlismo. A pesar de unos primeros buenos resultados un contrataque carlista les detiene en Lacar, causando grandes bajar y casi capturando al propio monarca. En ese momento se decide parar la ofensiva y fortificar las posiciones conquistadas
Entonces el alto mando decide variar la estrategia: terminar la guerra sucesivamente con la pacificación de los reductos carlistas más débiles, el Centro y Catalunya, para luego invadir las provincias vasco-navarras
El plan da sus frutos rápidamente, la toma de Cantavieja el 6/07/1875 pacifica el Centro, las tropas carlistas pasan a Catalunya que no durará mucho más... En agosto se inicia el asedio liberal a la Seo de Urgell, que tiene que rendirse en noviembre
Los restos de ambos ejércitos carlistas pasan a Navarra mal armados, pero equipados y hambrientos, precisamente a la entrada del invierno. Pero no todo estaba perdido: las provincias vascas y Navarra aún sostenían el emblema tradicionalista
Sin embargo, con la pacificación del resto de teatros el gobierno liberal contaba en este momento con una enorme cantidad de efectivos y recursos. Se crean dos ejércitos: uno para conquistar Navarra y otro para pacificar las provincias vascas
La invasión es una verdadera ola que copa todas las posiciones carlistas. En Bizkaia rompen la línea de Balmaseda conquistando el valle del Cadagua, Karrantza y el valle de Araya. En Araba avanzan a Legutiano y descienden hacia el puerto de Urkiola
En Navarra se atacan y conquistan las posiciones cruciales de Montejurra y Monjardin. Los vizcaínos presentan su última resistencia en Abadiano (Durango) y en Elgeta, junto a los guipuzcoanos. El desastre es completo: todas las tropas se repliegan de todas las posiciones
Los sucesivos movimientos liberales y, sobre todo, la marcha de Martínez Campos al Baztán, amenazaban con crear una gran pinza que acorrale a los batallones carlistas en los confines de Gipuzkoa con Francia y Navarra.
En este clima miles de soldados, oficiales, cañones, caballerías, intendencia y población civil iban huyendo del cerco liberal. Todos los que habían ayudado a los carlistas veían sus vidas en peligro y siguieron a su ejército.
De haber querido ni siquiera podrían haber combatido: el rápido avance liberal había tomado todas las factorías y fábricas de munición, así que pocos disparos podrían hacer. Además muchos cañones se habían quedado atrás. Todo eran prisas, carreras, confusión, abatimiento
y lo más preocupante: insubordinación. Los soldados carlistas que llevaban peleando por su dios, su patria, su rey y sus fueros se vieron traicionados: se les ordenaba abandonar las posiciones que habían sostenido durante tres años y replegarse continuamente sin presentar batalla
Ante esta situación rápidamente se acusó a los oficiales de confabulación con el enemigo y de traición. Los batallones se negaban a marchar, deshacían la formación e increpaban a sus jefes. Muchas situaciones se salvaron por los pelos, pero hubo otras que no...
El Comandante General de Gipuzkoa, Domingo de Egaña y Erkizia, fue asesinado por sus propias tropas.
El general Fulgencio Carasa, que había sido jefe de todas las tropas vizcaínas, se salvó por muy poco. Otros oficiales tuvieron que esconderse en arcones o saltar por ventanas
para salvar la vida.
Todo aquel que llevara un distintivo de oficial peligraba, así que conformaron pequeños grupos con la intención de alcanzar la frontera francesa por caminos y veredas de monte.
Ni siquiera los grandes héroes de la guerra lograban disciplinar la tropa
En ese estado de cosas muchos ex-soldado se dieron al pillaje y bandidaje, agravando la situación todavía más.
Pronto a la insubordinación le siguió, como era natural, las deserciones. En pequeño número al principio pero para febrero de 1876 desertaban batallones completos
Por norma general, las autoridades liberales solían indultar a quienes se presentaban con armamento.
Los que decidieron seguir a su rey lo tuvieron más complicado, tuvieron que alcanzar la frontera escapando de liberales y carlistas por igual
No llevaban nada más que lo puesto, obligados a usar rutas de monte sin equipamiento ni medios en pleno febrero. Durmiendo al raso muchas veces, con suerte encontrarían alguna borda donde apretujarse unas horas
El 28 /02/1876 las restantes fuerzas de Don Carlos se concentraban en Sant Jean Pie du Port, sobre todo tropas castellanas y valencianas. Aquellas que ya no podían volver a sus hogares y que acusaban a los batallones norteños de traidores y desertores
Imaginaos el tremendo problemón que supone esto para las autoridades francesas... y eso que durante la guerra habían sido muy permisivos con los carlistas.
Muchos soldados sin guerra decidieron alistarse en el ejército francés, como ya hicieran después de 1840
Otros, sobre todo los oficiales, buscaron auxilio en las ciudades francesas de Burdeos y Nantes. Muchos tenían familiares allí, en otros casos recibieron la caridad de nobles legitimistas franceses. Si contabas con alguna formación podías pasar a la vida civil fácilmente
Médicos, ingenieros y artilleros, por ejemplo, tenían una transición sencilla.
Los simples soldados contaron con el apoyo del gobierno francés, que los alojó en barracones y les daban una pensión de 75 céntimos al día.
En general no fueron mal tratados,
podían circular libremente por la ciudad siempre que se presentaran a dormir, podían comer en los Fourneau Economique por 10 céntimos, ¡incluso acudían al teatro y la ópera!
Una situación diametralmente opuesta de la que recibieran los republicanos huidos en 1939
A pesar de toda esta situación, la mayoría de exiliados regresó a España a los pocos años gracias a la indulgencia de las autoridades liberales. Otros marcharon a otras guerras, muchos quedaron en Francia y otros murieron solos, abandonados y en la pobreza
El otro día di con una serie de fotos de la II Guerra Carlista en el Archivo de @villavatarrabia que me tienen completamente fascinado 📸
Se realizaron durante el bloqueo a Pamplona en 1874-1875 y no me resisto a compartirlas:
Paisano armado y soldado de caballería
Soldado de caballería carlista armado con una tercerola. Realmente sorprendente teniendo en cuenta el escaso desarrollo de la caballería en el ejército carlista y la poca importancia operativa que alcanzó en la guerra en comparación con otros cuerpos.
Dos oficiales. Destaca sus grandes boinas o txapelas ladeadas. En el de la izquierda se distingue perfectamente la chapa y la borla. El de la derecha sobre el pecho lleva una estampa, a juzgar por las botas y sables sería de caballería
¿Qué diríais si en pleno siglo XXI os mandan ir a defender un fuerte de la Guerra de Flandes? Pues algo así debieron pensar los soldados carlistas en Peñacerrada en 1838.
Calen bayonetas que vamos con la #BatalladelMes, un adelanto de la charla de este jueves en @SANCHOELSABIO
En 1838, más de medio milenio separaba a los hombres de armas que vieron el castillo de Urizaharra en su apogeo, de los infantes carlistas que protagonizaron la última batalla de esta fortificación.
La arqueología nos devuelve la voz de aquellas historias 🤠⛏️
Primero un poco de contexto 🗺️
Peñacerrada es un pequeño (y precioso) pueblo de la montaña alavesa. Se ubica en la parte sur de la provincia, en el centro, de ahí su importancia. Y es que está a los pies del importante puerto de Herrera, la comunicación natural entre el interior
Tal día como hoy, hace 150 años, el sinsentido de la guerra se cobraba otra víctima inocente.
En los 🧵 anteriores os he hablado del ahogamiento al que los #carlistas estaban sometiendo #Bilbao en los últimos meses de 1873.
Sus esfuerzos se centraban sobre todo en la ría ⛵️
El 14 de diciembre de 1873 el vapor mercante Dávila encalló accidentalmente en la zona del Desierto por culpa de la marea baja.
Al instante una partida #carlista de 12 hombres se acercó al navío e interpeló a la tripulación para que salieran.
Éstos, muy precavidamente y con sentido común, se habían escondido en la bodega. Síntoma de que ya se conocía que #Bilbao y su ría eran teatro de #guerra. No obstante, se fiaron de la partida #carlista y nada más asomar la cabeza fueron recibidos por una descarga de fusilería
La vida en campaña es tremendamente dura. No sólo por los combates, también por las extenuantes marchas, enfermedades, epidemias, una alimentación mala y escasa, vida al intemperie, escasez de los recursos mínimos...
Quedaos cómodos en casita 🏡 que nos movemos a 1874 💂♂️
Para ilustrar la vida en campaña del ejército carlista vamos a fijarnos en el testimonio de Joaquín Llorens Fernández de Córdoba, oficial de artillería durante la Segunda #Guerra #Carlista.
Uno de los rasgos característicos de la administración #carlista fue su provincialismo 🗺️
Es decir, cada provincia o territorio foral debía auto-organizarse: recaudar impuestos, establecer aduanas, el sistema de correos... Naturalmente, también debían crear, financiar y equipar a sus unidades militares.
De hecho, a diferencia del ejército liberal
Buenas compañía!! Hoy os traigo un 🧵 muy especial, nacido de una de las cosas bonicas qe tiene #TwitterHistoria: la colaboración entre profesionales.
Aquí el gran @algocomdibuixos se ha currado una pedazo de reconstrucción de cómo podría haber sido el fuerte de Ollargan 1874-6
Hemos tratado de ser lo más fieles posible a la imagen real de cómo hubiera sido esta fortificación en origen. Pero primero un poquitín de contexto.
Es probable que os suene este fuerte, se trató de una fortificación erigida por los #carlistas entre 1874 y 1875
Se ubicaba en la cima del monte "Gaztelu" (que curiosamente significa castillo en #Euskera), en @BasaurikoUdala, @Bizkaia.
Su privilegiada ubicación hizo que durante el asedio #carlista a @bilbao_udala a principios de 1874 se erigiese una batería de mortero y cañón 💣💥
Aprovechando que recientemente cierto señor ha recogido su título de doctor, aquí va un hilo del aspecto más horrible, bochornoso y jaquecoso de la investigación: la burocracia
Los siguientes tweets pueden dañar la sensibilidad del lector.
Acompañadme en este descenso al infierno
El principio del fin de una tesis doctoral viene con el depósito, una vez tienes todo el tocho (600 páginas en mi caso) redactado, corregido por tus directores y tri-releído, tienes que presentar la siguiente documentación, toda ella con sus correspondientes firmas electrónicas
1⃣ Autorización de los directores
2⃣ Autorización tutor
3⃣ Autorización Comisión Académica del programa de doctorado
4⃣ Autorización del Departamento de Adscripción