Suena el teléfono en el Museo del Prado:
– ¿Dígame?
~ Hola. Quería saber si ha ocurrido algún incidente en el museo.
– No, ¿por qué?
~ No se preocupe. Adiós.
Horas después, un hombre cae de uno de los balcones del museo. 🧵 #Prado203
Es la 1 de la madrugada.
Gerardo Castro, celador del edificio, su mujer y su hijo oyen de repente un ruido en el jardín.
Su hijo, el más decidido, abre la ventana... y allí lo ve: un hombre, en el suelo, gime de dolor.
Tiene demasiadas heridas. Nada se puede hacer por él.
Su cuerpo, inerte, yace en el gélido suelo de la noche.
Una persona, de las que se han congregado alrededor del cadáver, da una voz de alarma:
– ¿Qué es lo que tiene en el bolsillo?
~ Parece un papel, responde otra.
Ambos se acercan y, sin mediar palabra, lo cogen.
Ahí llega la sorpresa: sobre un plano del Museo del Prado el hombre había trazado el camino que debía seguir para llegar a una de sus salas, donde, al parecer, se hallaba el «botín».
Junto al plano del museo, los allí presentes descubren una carta anónima que el ladrón iba a dejar en el lugar del crimen.
En ella exigía el desembolso de una elevada suma de dinero por la devolución de los cuadros robados.
Unas horas después el ladrón será identificado por la policía: se llamaba Eduardo Roncaño, vivía en Puente de Vallecas y había cumplido dieciocho años. No tenía antecedentes penales.
Más adelante, una de sus hermanas declarará que el joven Eduardo era un gran aficionado al arte.
Y os preguntaréis: ¿qué tendrá que ver la llamada del principio con el robo?
Pues, en realidad, nada.
Por caprichos del azar, aquella mañana la mujer que horas después llamaría al museo había escuchado una conversación en la que dos chicos mencionaban un robo en la pinacoteca.
Lo que ella ignoraba es que los jóvenes se referían a una película que se iba a grabar en Madrid, cuya trama versaba, casualmente, sobre un robo en el Museo del Prado.
La película, protagonizada por Rita Hayworth y Rex Harrison, era «Último chantaje».
Aquí acaba la breve historia que he elegido para celebrar el 203 aniversario del Museo Nacional del Prado. Espero que os haya gustado.
Todo lo narrado es real, a excepción de los diálogos. La noticia, como veis abajo, fue publicada en los periódicos.
¡Que disfrutéis del sábado!
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Hoy, 11 de mayo, se cumplen 22 años de la muerte de Porfirio Smerdou Fleissner, el cónsul de México que salvó la vida de centenares de personas en la Guerra Civil.
Es por ello que se le conoce como «el Schindler de la guerra civil española».
¡Hilo! 🧵
Domingo, 19 de julio de 1936.
Un hombre de avanzada edad llama a la puerta de Villa Maya, el hogar de la familia Smerdou en Málaga.
–¿Quién es?
–Señor Smerdou, me han dicho que quizás pueda ayudarme.
–Dígame.
–Los milicianos han quemado mi casa y se han apropiado de mi negocio, y no sé a dónde ir.
–De acuerdo, pase. Veré qué puedo hacer.
Hace unos días falleció en Ribadavia (Ourense) Ramón Estévez, un héroe desconocido.
Desde su Galicia natal, Ramón ayudó a los judíos perseguidos por el Tercer Reich que llegaban a España a huir del Holocausto.
¡Hilo! 🧵
Ramón aún no había cumplido 18 años cuando Lola, la mayor de las hermanas Touza, fue a hablar con su padre, Francisco Estévez, que era un conocido pescador de la zona: «Paco, ¿cuándo vais de pesca? Necesito que me hagas un favor», le dijo.
Corría el año 1941, pleno auge de la Alemania nazi.
Las hermanas Touza, Lola, la mayor; Amparo, la mediana; y Julia, la pequeña, vivían en Ribadavia, desde donde estaban a punto de comenzar a tejer la mayor red de fuga de judíos de España.
¿Quién no ha deseado alguna vez disponer de un balcón en la Carrera Oficial para ver el paso de las cofradías?
Eso debió de pensar el arzobispo Francisco Solís, que en la Semana Santa de 1751 ordenó que las cofradías circulasen junto al balcón del palacio arzobispal.
HILO 🧵
Tras pasar por la Catedral, las cofradías abandonaban el templo por la puerta de Palos, dejando a un lado el palacio arzobispal; lo que no era del agrado del arzobispo en funciones, que ansiaba verlas desde su balcón, ubicado en la actual plaza Virgen de los Reyes.
Dicho y hecho.
A punto de dar comienzo la Semana Santa de 1751, encargó a un notario que se desplazase a la puerta de Palos para que comunicase a cada hermano mayor la orden de pasar por el balcón del palacio; a lo que estos fueron accediendo.
Os presento a Manuel y a Pedro, dos amigos cuyas vidas se cruzaron en el fragor de la batalla.
¿Queréis saber cómo, a pesar de haber sido enemigos, lograron forjar una amistad?
Pues acompañadme a descubrir una de las hazañas más emotivas de la Guerra Civil española.
¡Hilo! 🧵
Viajamos a principios de marzo del año 1937.
La guerra avanza lenta pero inexorablemente.
En la franja norte del país, las fuerzas sublevadas han comenzado a hostigar las principales posiciones republicanas, ante la inminente Campaña del Norte.
Para impedir el abastecimiento a los principales núcleos de población bajo dominio de la República, la armada sublevada lleva desde hace algunos meses ejerciendo un férreo bloqueo naval, que solo ha sido ligeramente eludido gracias a la intervención de la Marina Real británica.
Tras una larga carrera al servicio de la Monarquía Hispánica, Gaspar de Robles llegaba a la provincia de Frisia, ubicada en el rincón más septentrional de los Países Bajos, por orden del «Gran Duque de Alba», que le había encomendado el cargo de gobernador de la región.
En los ocho años que permaneció en el cargo, el gobernador español tuvo que superar numerosos obstáculos; de los que ha quedado constancia gracias a la correspondencia que envió a Felipe II, demandándole ayuda en los más variados asuntos. Algunos, incluso, de índole familiar.
Desconsolada, una madre ve cómo a su hijo se le escapa la vida por segundos.
Una escena que, debido a las enfermedades, habría sido mucho más frecuente en la España del siglo XIX si el Dr. Vicente Llorente no se hubiese dedicado en cuerpo y alma a su erradicación.
¡Hilo! 🧵
Hace 165 años, en el seno de una familia humilde de Las Palmas de Gran Canaria, venía al mundo Vicente Llorente y Matos; quien, con los años, iba a ser uno de los principales pioneros de la medicina española.
Pero empecemos por el principio.
Unos meses después de su nacimiento el Gobierno de Ramón M.ª Narváez aprobaba la primera ley de Educación de España, conocida como «Ley Moyano», en la que se recogía la gratuidad de la Enseñanza Primaria (de 6 a 9 años), lo que beneficiaba a las familias con menos recursos.