Hasta aquel momento Roma no se había topado nunca con un enemigo tan extraño como el de esta historia…🐝
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir cómo un enjambre de abejas estuvo detrás de la derrota militar que a punto estuvo de costarle la vida a Publio Cornelio Escipión.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir cómo un enjambre de abejas estuvo detrás de la derrota militar que a punto estuvo de costarle la vida a Publio Cornelio Escipión.
Por norma general, las abejas eran muy apreciadas por lo romanos. Especialmente por su miel y porque, como nos recuerda Plinio el viejo en su Historia Natural (XI, 5) son los únicos insectos nacidos en interés de los humanos.
También las admiraban porque tenían una jerarquía social bien ordenada, por su capacidad de sacrificio —muriendo al clavar su aguijón—, su incansable trabajo en favor de la comunidad y su férrea disciplina militar.
Sin embargo, cuando un enjambre aparecía en la ciudad, era visto como algo antinatural que presagiaba graves peligros.
Es lo que lo que los romanos conocían como Prodigium.
Es lo que lo que los romanos conocían como Prodigium.
Los prodigia, de donde surge nuestra palabra “prodigio”, eran fenómenos de la naturaleza como rayos, terremotos o lluvias de piedras, que demostraban que el frágil pacto entre dioses y mortales (la pax deorum) se había roto.
En el año 218 a. C. Roma no estaba pasando por su mejor momento, enfrentada a los cartagineses que, con Aníbal a la cabeza, amenazaban con llegar hasta el corazón del Imperium. 
El cónsul Publio Cornelio Escipión, padre del que la historia conocería más tarde como Escipión el Africano, reunió apresuradamente un ejército y lo comandó para hacer frente al invasor en el norte la península itálica.
Los ejércitos se encontraron junto al río Tesino el día 1 de diciembre y entablaron batalla.
Justo antes del combate, un gran enjambre de abejas fue visto en un árbol justo encima de la tienda de Escipión y todos temieron lo peor.
Justo antes del combate, un gran enjambre de abejas fue visto en un árbol justo encima de la tienda de Escipión y todos temieron lo peor.
Incluso antes del primer ataque, los dioses ya habían decidido el resultado. La aparición de aquel enjambre de abejas había sentenciado el destino de los romanos en la batalla.
De hecho, durante el combate el general Publio Cornelio Escipión fue herido y habría perdido la vida de no ser por la heroica actuación de uno de sus hombres.
La tradición posterior nos cuenta que fue su propio hijo, el futuro Africanus, quien salvó a su padre de la muerte.
La tradición posterior nos cuenta que fue su propio hijo, el futuro Africanus, quien salvó a su padre de la muerte.
Sin embargo, ya sabemos que a las fuentes les gusta mucho exagerar e inventar para que la historia sea más épica. En este caso, por suerte, fuentes más cercanas al suceso nos confirman que quien salvó al general fue, en realidad, un esclavo ligur (pero eso no queda tan bonito😅)
Por cierto, las fuentes mencionadas fueron las que consultaron Tito Livio (AVC XXI, 46, 10) y Macrobio (Saturnalia I, 11, 26), que nos transmiten el suceso de una forma más cercana a la realidad.
Roma sufrió así la primera derrota en su territorio contra el cartaginés Aníbal por culpa de la aparición (según pensaron ellos mismos con posterioridad) de un extraño e inusual enemigo: las abejas 🐝🐝🐝
Gracias por llegar hasta el final de este hilo sobre la batalla de Tesino, antesala de las terribles derrotas de Trebia, Trasimeno o Cannae.
Recuerda que puedes hacer RT en el primer tuit del hilo para darle difusión (fundamental en estos tiempos difícil de Twitter)
Bene valē!
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