Los “caza-plagios” sinembargo.mx/26-12-2022/430…
Mi texto sobre el #plagio en gral, plagiarios, acusaciones de plagio y su uso político y los "caza-plagios". Sobre la necesidad de un debido proceso imparcial y transparente para detectar hurto intelectual. No es sobre #CasoEsquivel.
Mi texto sobre el #plagio en gral, plagiarios, acusaciones de plagio y su uso político y los "caza-plagios". Sobre la necesidad de un debido proceso imparcial y transparente para detectar hurto intelectual. No es sobre #CasoEsquivel.
https://twitter.com/SinEmbargoMX/status/1607368131487436806
El plagio es absolutamente reprobable, inadmisible y reprensible; debe ser investigado y tener consecuencias para todos y cada uno de los involucrados. Creo que en eso todos estamos de acuerdo.
El plagio es un hurto intelectual y el origen del concepto data de tiempos de la esclavitud (dle.rae.es/plagio). En el caso de la ministra Esquivel—y de resultar culpable ésta—el hecho debe ir mucho más allá. Pero este no es el tema del presente texto.
Aquí hablo del plagio como instrumento político, o arma para alcanzar el poder y cancelar al adversario. Mi enfoque es en aquellos que supuestamente han plagiado y sobre todo en los actores que denuncian el plagio, a los que aquí me refiero como los “caza-plagios”.
Un gran ejemplo de este último grupo de actores es el Dr. Guillermo Humberto Sheridan Prieto, quien es “escritor, periodista, crítico literario y académico mexicano” según la Wikipedia [aquí la referencia (para que luego no me acuse de plagio): es.wikipedia.org/wiki/Guillermo…].
En las últimas décadas, al Dr. Sheridan se le conoce entre el público en gral por su acuciosa labor para cazar plagios de forma selectiva y—de acuerdo con opiniones de algunos de sus críticos y adversarios—según convenga a su ideología, intereses o a los intereses de su grupo.
La denuncia de plagio en las ciencias, la tecnología, las artes, la academia en general y demás profesiones es necesaria, justa y constituye un deber. Es equivalente a denunciar un robo o un fraude en el campo de las ideas.
Así el Dr. Sheridan se podría considerar como un adalid de la justicia, un defensor férreo de las ideas de los demás, o hasta un superhéroe dotado de gran talento para detectar farsas y hurtos intelectuales.
Sheridan es, como se diría en inglés, un watchdog (o un “perro guardián” en sentido figurado) de la propiedad intelectual.
Nuestro watchdog estrella, parece ser, sin embargo, parcial y selectivo por eso de los plagios específicos que detecta—atendiendo a los tiempos y las circunstancias políticas e institucionales del momento—pero eso es lo de menos. Sheridan es un exitoso caza-plagios; bien por él.
Entre los casos de plagiarios o presuntos plagiarios más cercanos al interés nuestro, por geografía o idioma, destacan algunas de las mentes más lúcidas de la academia y las letras mexicanas y del mundo hispanoparlante.
Sólo por dar algunos ejemplos, se pueden mencionar las acusaciones de plagio (algunas planamente demostradas) en contra de reconocidísimos escritores e intelectuales como Carlos Fuentes, Elena Poniatowska, Arturo Pérez-Reverte, José Saramago, ...
... Alfredo Bryce Echenique, Gabriel García Márquez, Octavio Paz, Alfonso Reyes, Carmen Boullosa, Enrique Krauze y el italiano Roberto Saviano, entre muchos otros.
Acusaciones graves contra todos estos autores se pueden encontrar en libros, revistas especializadas y diversos sitios del ciberespacio [es fácil hallar muestra de estas acusaciones con la utilización de cualquier buscador en Internet].
Un ejemplo aquí: laotrarevista.com/2012/03/de-pla…
Un ejemplo aquí: laotrarevista.com/2012/03/de-pla…
El mundo literario parece estar repleto de ladrones intelectuales (unos más, otros menos), así como de acusaciones (a veces infundadas) de plagio que son parte de una encarnizada guerra de egos, poder y espacios en el ámbito de las ideas.
Los plagios detectados por Guillermo Sheridan y su grupo en los últimos tiempos parecen relacionarse más bien con miembros de un mismo grupo político. Recordemos las investigaciones y denuncias de plagio contra el actual Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, ...
... José Antonio Romero Tellaeche, actual dir. del CIDE, y del escritor Fabrizio Mejía, en medio de una guerra intestina por el poder en 🇲🇽 y por los recursos destinados para fomentar la ciencia y la tecnología, así como la dirección de los apoyos gubernamentales en estos rubros.
En el otro lado del espectro político/ideológico destacan los supuestos plagios de Jean Meyer—reconocidísimo académico del CIDE y crítico acérrimo de la política en materia de ciencia y tecnología del actual gobierno—quien fue acusado de plagio en un artículo del año 1978.
Dicha pieza, escrita por María Teresa Franco, se titula: “El ingeniero Francisco Bulnes y el Doctor Jean Meyer: Un Caso de Afinidad Sorprendente” y fue publicada por la revista Historia Mexicana de El Colegio de México (historiamexicana.colmex.mx/index.php/RHM/…).
Otros críticos acérrimos del actual gobierno acusados de plagio son Denise Dresser y Jorge Volpi por su libro titulado México: Lo Que Todo Ciudadano Quisiera (No) Saber de su Patria (Nuevo Siglo. Aguilar: 2006).
Sobre este caso, León Krauze escribe un texto interesante y bien logrado para Letras Libres titulado “Dresser y Volpi: Inspirados”, en el cual señala las similitudes (una por una) entre el texto de Jon Stewart titulado America: The Book (Warner 2004) y el libro de los susodichos.
Cabe destacar que a Denise Dresser se le ha acusado de plagio, no sólo en esta, sino en varias ocasiones [algunos ejemplos de las acusaciones se mencionan aquí (y en otros artículos): cuestione.com/nacional/denis…].
Sobre el plagio, los supuestos plagiarios, los plagiarios confesos y los “caza-plagios” hay muchísimo más que analizar y comentar; ello va más allá del alcance del presente texto.
En algunas ocasiones, las denuncias de plagio efectivamente corresponden a preocupaciones legítimas y consideraciones éticas o de protección justificada de la propiedad intelectual.
En otros casos, el uso que se hace de la “cacería de plagios” es meramente político y utilizado como instrumento para cancelar al opositor y ocupar los espacios de poder (en la política, la academia, la cultura, la ciencia, etc.) que dejan vacantes el acusado y su grupo.
Por último, es preciso discutir el tema para distinguir entre formas más sutiles de plagio y el robo intelectual descarado y absoluto—como parece haber sido el caso de la tesis de la ministra Esquivel, según lo detectado por el célebre caza-plagios, Guillermo Sheridan.
Estos temas son material para textos subsecuentes o discusiones que deben ocurrir con el objeto de establecer mejores prácticas y regulaciones anti-plagio, y determinar sanciones acordes a la falta.
Existe un grado de impunidad ominoso con relación al tema del plagio en nuestro país que data desde hace décadas. Intelectuales, artistas, escritores, políticos y científicos de fama mundial han sido acusados de cometer plagios flagrantes y la evidencia ha sustentado el atraco.
Sin embargo, muchos de ellos han quedado impunes y continúan con la reputación intacta, ocupando sus espacios sin consecuencias; incluso algunos han tenido la osadía de acusar a otros de plagiarios.
¿El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra?
De ninguna manera. Es cierto que, en ocasiones, el plagio no es claro y en otras el supuesto plagio es más sutil que en otras. El plagio sutil comprobado es plagio y tiene consecuencias.
De ninguna manera. Es cierto que, en ocasiones, el plagio no es claro y en otras el supuesto plagio es más sutil que en otras. El plagio sutil comprobado es plagio y tiene consecuencias.
El robo intelectual esabominable y no debe tolerarse; no debe justificarse ni siquiera al que “roba poquito”. Sin embargo, sí es preciso establecer procedimientos de investigación claros y sanciones distintas dependiendo de las circunstancias y de los hechos mismos.
El plagio es reprobable y reprensible, pero al mismo tiempo se vale poner en duda las agendas y sesgo de algunos gpos de caza-plagios. Es de la mayor importancia velar por la verdadera ética académica y defender la propiedad intelectual en las ciencias, las artes y la tecnología.
Es también reprobable el sesgo de los caza-plagios que detectan hurtos intelectuales (alegados o reales) sólo en los lugares que les conviene, instrumentalizando así políticamente el plagio mismo—o las sospechas de su existencia—para beneficiarse ellos mismos o a su gpo político.
@UnrollHelper
Unroll please, thank you.
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En el tema de las acusaciones de #plagio, es de vital importancia abogar por un debido proceso imparcial y transparente para este tipo de casos.
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