De cada año que termina, es bueno hacer una reflexión y un aprendizaje.
Este es el mío sobre 2022:
CONVIVIR CON EL MIEDO:
Hace un año, Pedro terminaba la quimio y comenzaba la radio, todo el proceso del linfoma nos ha enseñado a vivir el día, pero también a gestionar el miedo.
Terminó los tratamientos.
Volvió el pelo.
Se incorporó al trabajo.
El tiempo parecía haber borrado un compás de 8 meses en los que el reloj de nuestra vida se detuvo.
Pero con cada revisión, la espada de Damocles nos recuerda que el miedo sigue ahí.
Y durante ese periodo de tiempo que comprenden las pruebas, hasta la visita del médico y que diga que todo ok, de nuevo contienes hasta la respiración, hasta que respiras de nuevo el aire de la vida, y retomas el pulso hasta la siguiente revisión.
CONVIVIR CON LA DIVERSIDAD FUNCIONAL:
El pequeño dragón se hace grande.
Aprende y avanza siempre, eso es un regalo.
Pero también hay días muy complejos, que complican cualquier situación cotidiana, y que al hacerse mayor, se acrecentan, porque aflora su personalidad, en un cuerpo
que ya no es el de un niño tan pequeño, y sabemos que para parte de la sociedad, que se haga mayor, aunque su alma sea infinitamente inocente e infantil, es motivo de rechazo, a nuestros hijos/as no se les perdona crecer.
LA ADOLESCENCIA:
Heredero ha entrado de lleno.
Se avecinan cambios.
Hora de elegir instituto, que está siendo complicado tomar la decisión.
Personalidad arrolladora, a ratos adorable, a ratos un huracán.
Comienzan los miedos porque quiere salir solo, aunque sea un ratito.
Y yo me pierdo en sus ojos, y sigo viendo a ese niño tan chiquito, y miro sus fotos y vídeos y pienso que la infancia es un suspiro en la vida de una persona, disfrutad a vuestros hijos pequeños, por favor.
Y sin embargo, cada abrazo, cada "mamá, te quiero", cada risa, cada broma
cada ocurrencia, cada nueva emoción que descubre, me lleva a una etapa desconocida y difícil seguramente, pero maravillosa también.
LOS ABUELOS:
Se me hacen mayores, muy mayores.
El ingreso de mi madre en noviembre, me recordó que no es eterna.
Aunque yo lo quisiera así tuviese 150 años.
No puedo evitar tener un halo de tristeza en estas fiestas, porque los miro y aunque no quiera, mi cabeza me dice que no sabemos cuántas fiestas más compartiremos, supongo que se hace más patente, porque el padre
de una de mis mejores amigas, está ingresado esperando un final que ya es inevitable, y tiene la misma edad de los míos.
Mi madre, estoica como buena cordobesa, me dice que no me ponga triste, que su tiempo se acaba, pero que con todas las dificultades (una guerra,
una posguerra difícil, una vida de trabajo duro, la pérdida de un hijo...), ha tenido una vida plena y feliz.
Dos hijas maravillosas.
Cuatro nietos que son el regalo de su vida.
Y una conexión especial con heredero, que ella dice que es clavado a ese niño que se marchó.
Y que nos toca vivir a nosotras, y que si alguien merece continuar esa vida, es Pedro, y que lleguemos a viejecitos como ella y mi padre de la mano, discutiendo por tonterías y queriéndose por todo lo demás.
Y a mí se me hace un nudo, porque a lo largo de la vida,
mientras todo va bien, no eres consciente de la fragilidad del tiempo.
Hasta que el tiempo llega y te lo recuerda.
EL MUNDO ESTÁ LOCO:
Ya lo sabía, pero este año, más.
Todas las injusticias del mundo, las guerras, el hambre, el frío, la soledad, me han marcado mucho más.
No puedo evitar ponerme en la piel de todas y cada una de las madres que sufren, me paro en la esquina de la cama de mis hijos y respiro aliviada por verles dormir tranquilos y felices.
CUMPLIR AÑOS:
2022 ha sido el año en el que he cumplido los 50.
Solo son un número.
No han supuesto un antes y un después, no hubo al día siguiente una tragedia por tener un número que pesa, no me sentí diferente, ni dejé de hacer lo que hago (no tengo sentido del ridículo como buena maestra de infantil).
Lo único que me recuerda ese número,
es el ecuador de la vida.
A convivir con más arrugas.
A las bolsas y líneas en mi piel.
Pero son un mapa, un mapa que narra la historia de una vida de risas y alegrías, y que cada surco no es más que un recuerdo feliz.
Así que las tengo que querer.
AMIGOS:
Sigo teniendo los mismos amigos desde hace más de 30 años, seguimos viajando, comiendo, y haciendo planes juntos, en Nochevieja los tengo en casa, no hay mejor forma de empezar el año nuevo.
Con el paso del tiempo, se han convertido en FAMILIA, esa familia elegida,
que sabes que siempre está ahí.
Y un año más, me lo han demostrado.
Y están también los compañeros que dejaron de serlo para convertirse en algo más.
La familia del colegio que es especial.
TRABAJO:
Me ha seguido dando infinitas alegrías.
Ya me canso más, los peques piden guerra y actividad, están llenos de energía, de pura vida y ganas de comerse el mundo, de explorar, de aprender, tienen tanto por descubrir...
Son mi adrenalina, mi "droga" de cada día.
VOSOTROS:
A pesar de que Twitter es como la noche "que es oscura y alberga horrores", para mí sigue siendo un lugar en el que aprender, crecer, debatir, avanzar y compartir.
Hay una comunidad maravillosa en la que creo y que me hacen creer a mí.
Me saca una sonrisa las ocurrencias, las vivencias y las anécdotas que compartís, me emocionan vuestras narraciones, me apasionan lo que me enseñáis sobre arte, cultura, viajes e historia.
Aprendo de gastronomía, descubro lugares, APP para todo o casi todo, música, literatura...
Me enseñáis vuestras casas, vuestros lugares favoritos, ponéis a prueba mi ingenio, y es tanto lo que me aportáis desde las ventanitas de vuestras casas virtuales, que sigo enganchada a estar aquí.
Tengo un espacio para poder hablar de AACC, de discapacidad, de adopción...
Tengo la oportunidad de visibilizar, de aportar y de sentir que no estoy sola, recibo más de lo que doy.
Pero es a mi #claustrovirtual al que agradezco tanto y todo.
Lo que yo he reflexionado este año, no tiene precio.
Los debates que se generan, me han hecho pensar mucho.
Y aunque me entristece enormemente la crispación y la polarización, me enorgullece mucho más la comunidad tan bonita de maravillosas personas que hay aquí cada día, luchando por esta profesión y por hacerlo lo mejor que puedan, con las circunstancias que tenemos en las aulas.
Así que 2022 ha sido un año de aprendizaje y reflexión, de aceptación, de comprensión, pero también de crecimiento, de esperanza y de ilusión.
Como ya dije el otro día, solo le pido salud, y que me deje seguir aprendiendo de los próximos 365 días.
Porque a pesar de todo lo complicada y jodida que puede ser la vida, cada nuevo día supone la oportunidad de empezar.
Y porque merece la pena vivirla, con lo bueno, con lo malo y con lo regular.
Es la única que tenemos, vamos a disfrutarla.
Y mil gracias por cada comentario, cada palabra, cada retuit, para mí escribir es pura terapia, lo hago como si lo hiciese en aquel diario adolescente en el que guardaba mis pensamientos para mí.
Ahora lo sigo haciendo igual, y es mucho más lo que me dais, que lo yo pueda aportar
Así que os deseo un maravilloso 2023, y os mando un abrazo gigante por toda la paciencia con cada uno de estos hilos que son madeja, y con los que me ayudáis a tejer la vida de muchos colores.
GRACIAS ❤️❤️
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Aprobé las oposiciones a los 23 años.
No tenía experiencia ninguna con niños en clase, salvo las horas de Prácticum.
Me destinaron a un pueblo de La Mancha.
Aterricé con todas las ganas, pero también, con todos los miedos por enfrentar un aula real.
Me asignaron un curso mixto de 4 y 5 años, cosas de ser la última en llegar.
Y mi cabeza no paraba de dar vueltas sobre lo que se me venía encima…
Si no tenía experiencia real en trabajar con un nivel, ¿cómo lo haría con dos?.
Como había dos cursos completos de 4 y 5, pedí
ayuda a ambas tutoras.
Las dos se volcaron sin pestañear.
La tutora de 5 años, era una maestra de métodos clásicos.
La recuerdo con un paquete de garbanzos en el suelo, tratando de enseñarme el aprendizaje de la escritura, usando las baldosas y las legumbres.
Convivir a diario con la diversidad funcional, es difícil.
No solo porque implique la aceptación de renunciar a muchas cosas que hacíamos antes, sino por las nuevas que añadimos a nuestras vidas.
A veces, me siento en el ordenador para trabajar, y en esa habitación,
también está el ordenador de medio naranjo, y el del pequeño dragón.
Como otros muchos niños TEA, tiene sus rutinas, esas que le dan seguridad y que le ayudan a entender el mundo.
En su caso, es la repetición de determinados momentos de un vídeo, una y otra vez.
Y así, tratando de concentrarme en una normativa, en un documento importante del cole, en un informe, suena de fondo una y otra vez el mismo fragmento de una canción, en bucle.
Supongo que mi cerebro está aprendiendo a ignorar, como mecanismo de defensa y concentración.
Cuando nació mi hijo mayor, estaba muy de moda un método para dormir a los bebés solos, que a mí, personalmente, no me gustaba.
No soportaba escuchar llorar a mi bebé y no acunarlo.
Afortunadamente mi pediatra era una persona maravillosa, y siempre me decía que “sentido común”,
que la etapa de infancia es un suspiro en la vida, y que a los 20 ya vería como no quería que lo acunase.
Así que seguí mi instinto, y crié a mi hijo como creí mejor para él.
Cuando llegó su hermano, la institucionalización le pasaba factura.
Hablando con la guía en China,
para resolver dudas de su expediente, me comentó que en el orfanato se apagaban las luces a las 7 de la tarde y se volvían a encender a las 7 de la mañana, y los niños dormían ese tiempo, le pregunté que pasaba si lloraban, y tan solo me miró como el que escucha la mayor
Cuando la LOGSE entró en vigor, y los niños/as de 3 años dejaron las escuelas infantiles, para incorporarse a los centros escolares, ante las "dudas" que surgieron a las familias, la administración les dijo, que no se preocupasen, que se haría esa incorporación,
con todos los recursos necesarios para las características de dicho alumnado.
Lo sé, no solo porque estaba terminando la carrera de magisterio, y una de las prácticas había sido en escuela infantil, sino porque mi sobrina fue de las primeras en escolarizarse a los 3 años.
Pocos centros están adaptados arquitectónicamente para los niños/as de esa edad.
Sobre todo en el tema de baños, se adaptaron con piezas de wc y lavabos pequeños, pero en la mayoría de los centros, esos baños están en un pasillo, fuera del aula.
Historias de domingo.
Dos enfermeras corren a atender a una ambulancia que llega con urgencia.
Mientras, un matrimonio se mira en una esquina de la sala llena.
Ella le quita la corbata y la chaqueta, él sostiene un bolso de lentejuelas, pequeños detalles que te hacen pensar,
que hace pocas horas, estaban en un lugar muy distinto, celebrando la alegría de la vida, y ahora, el rictus de dolor de él, le hace cruzar el umbral de otro lugar muy diferente.
Una chica se acurruca en dos sillones, y apoya la cabeza en el regazo de su madre, que le acaricia el pelo con ternura, mientras le sube un poquito más la sábana, para paliar los tiritones del alma, con esa tela que ha cubierto muchas historias.
ASAMBLEA EN INFANTIL:
Hace tiempo que quería compartir lo que hago en la asamblea, una parte la dedico a trabajar con materiales manipularlos, y otra, a la digital.
La digital la hice el curso pasado para personalizarla a mis alumnos/as, y este curso he ampliado algunas pestañas.
Este es el índice general.
La asistencia la pasan los niños, “arrastrándose” al cole.
También tiene la canción que nos pone las pilas cada mañana “Con lo bien que se está en la cama, y me tengo que levantar”, que nos encanta.