Hoy en el año 39 nació Tito, hijo del Emperador Vespasiano y su sucesor desde el año 79. Fue uno de los emperadores con peor suerte del siglo I… Pocos sufrieron la ira de Júpiter como él.
¿Quieres saber por qué? Te lo cuento en este #HiloRomano
Según cuenta Suetonio, Tito nació en una pequeña y sórdida casa junto al Palatino. Ya en el siglo II, después de que su familia pasara por el trono imperial, sabemos que la casa quedó visitable para los curiosos.
Sus desgracias empezaron pronto. El joven Tito era amigo de Británico. Se envenenó parcialmente la noche del asesinato de este y estuvo enfermo mucho tiempo. Por suerte, seguiría vivo para llegar a vivir muchas desgracias más.
A pesar de todo lo que se le vendría encima, Tito tuvo el honor de completar la conquista de Jerusalén para gloria de Roma y de inaugurar el Coliseo, el grandioso anfiteatro de su padre –el emperador Vespasiano–, con fastuosos juegos.
Tras la muerte de Vespasiano en el año 79, Tito subió al trono imperial. En aquel momento ya se consideraba que el poder del emperador emanaba directamente de Júpiter y que era él quien debía darle –o quitarle– su legitimidad al soberano de Roma.
Cuando Tito llevaba solo cuatro meses en el trono comenzaron los desastres que hicieron que todo el mundo empezara a dudar de que su elección como emperador hubiera sido la correcta.
El 24* de octubre, entró en erupción el monte Vesubio.
Te puedes preguntar qué culpa tendría el pobre Tito de un desastre natural como aquel. La respuesta es, lógicamente, que ninguna.
Sin embargo, para los romanos, los desastres naturales constituían prodigia, señales que los dioses enviaban para indicar que algo no iba bien.
La destrucción de Pompeya fue el mayor prodigium de la historia de Roma. Algunos pensaron que los dioses estaban preocupados por la idoneidad del hombre que gobernaba Roma.
Todo podría haber quedado ahí, pero las desgracias nunca vienen solas… y más si las envían los dioses.
Pocas semanas después se desató en Roma una grave pestilencia que acabó con la vida de más de 10.000 personas al día. Los romanos estaban acostumbrados a sufrir epidemias recurrentes, pero el momento no podría haber sido peor…
Y cuando acababa de cumplirse el primer año del reinado de Tito, estalló en Roma uno de los peores incendios que sufrió Roma en toda su historia. El 19 de julio del año 80 la Ciudad Eterna comenzó a arder durante nueve días, arrasando buena parte de la ciudad.
Y si en toda Roma todavía quedaba alguien que no pensara que Júpiter había retirado su legitimidad a Tito, tan solo un año después enfermó y terminó muriendo. El 13 de septiembre del año 81 llegó a su fin la tortuosa y corta vida del hijo de Vespasiano.
Le sucedió su hermano Domiciano, que divinizó inmediatamente a Tito, construyendo el famoso arco que flanquea la Via Sacra.
Júpiter sí concedió su favor a Domiciano, el autócrata que llegaría a convertirse en uno de los gestores imperiales más eficientes de la historia de Roma.
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Hoy viajamos uno de los espacios más desconocidos enterrados por el Vesubio en el año 79. Se trata de una villa residencial opulentísima situada al otro lado de los montes Lactarios que cierran el golfo de Nápoles.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir la villa de Positano.
Hablamos de una villa situada en la costa amalfitana, en el precioso –y famoso– pueblo pesquero de Positano. Se trata de una lujosa propiedad de recreo que podría haber pertenecido a un rico liberto del emperador Claudio: Posides, de quien derivaría el nombre del pueblo.
Bajo la iglesia de Santa Maria Assunta, enterrados a nueve metros de profundidad, se hallaron los restos intactos de uno de los comedores de la villa. Pero, ¿cómo es posible esto si Positano está al otro lado de los grandes montes contra los que se chocó la erupción del año 79?
El 28 de octubre del año 312 se libró sobre el río Tíber la batalla entre los emperadores Constantino y Majencio. Una historia de poder, religión y lucha por la legitimidad en la que nada es lo que parece.
Sígueme en este #HiloRomano para descubrir la batalla del Puente Milvio.
Empecemos por presenta a los personajes. Constantino, conocido por la tradición cristiana como El Grande, era el hijo de Constancio Cloro, uno de los cuatro miembros originales de la tetrarquía.
Majencio por su parte, era también hijo de otro de los tetrarcas, Maximino, apodado hercúleo. De hecho, el padre había ostentado el cargo de Augustus, mientras que Constancio Cloro había sido su Caesar (subiendo después a la posición superior tras la abdicación de Maximino)
El sistema tetrárquico pretendía eliminar la corrupción dinástica o la compra del trono imperial generando un sistema de gobierno meritocrático en el que solo los más aptos llegaran al poder.
Maximino y Diocleciano, de hecho, en el año 305, pusieron a prueba el sistema abdicando
Al hablar de la destrucción de Pompeya, muchas veces nos ciega la maravilla arqueológica y olvidamos lo más importante, las personas que murieron en la tragedia.
En este tercer #HiloRomano sobre la erupción del Vesubio en el año 79 contaremos sus historias personales y privadas.
Desde que comenzaron las excavaciones de Pompeya en el siglo XVIII se han hallado cerca de 1200 cuerpos de aquellos que no pudieron o no quisieron salir de la ciudad a pesar del peligro.
Junto al esqueleto de una mujer muerta en la playa de Herculano fue hallada la llave de su casa, a la que creía que podría volver cuando aquella pesadilla acabara.
Muebles de madera carbonizados, casas con sus tejados intactos y hasta un teatro excavado bajo los escombros volcánicos a 26 metros de profundidad.
En este #HiloRomano dedicado a Herculano descubrirás algunas de las maravillas más desconocidas que el Vesubio enterró en el año 79
Los restos enterrados a gran profundidad de Herculano fueron descubiertas en 1738 gracias a un pozo que había en la zona y que iba a servir para abastecer al Palacio de Portici del joven rey Carlos VII de Nápoles y las dos Sicilias por aquel entonces, el futuro Carlos III.
El llamado pozo Elboeuf, excavado para extraer agua en el pueblo de Resina, dio justo con la escena del teatro de Herculano, que posteriormente se excavó mediante galerías a partir del siglo XVIII y que todavía hoy sigue bajo tierra.
Hoy te quiero contar cómo un solo hombre consiguió engañar y conducir a su muerte a más de 15.000 romanos.
Un episodio tan grave que hizo que el emperador de Roma se golpeara la cabeza contra las puertas y hasta influyó en el surgimiento del nazismo. #HiloRomano
Este episodio tuvo lugar a comienzos de septiembre del año 9 d. C. Las fuentes no nos dan la fecha exacta pero seguramente tuvo lugar entre los días 9 y 10 de septiembre. Y no sucedió en Roma o cerca de ella, sino en Germania, cerca de la frontera del Imperio romano.
Como quizá ya has intuido, hoy hablamos de la batalla del bosque de Teutoburgo, un desastre que tuvo como protagonistas al general Publio Quintilio Varo, al mando de las legiones XVII, XVIII y XIX y Arminio, el germano que consiguió destruirlos a todos ellos.
Hoy os quiero hablar sobre una de las estructuras más importantes que conservamos de la antigua Roma: la Curia iulia, el lugar de reunión del Senado romano durante todo el Imperio.
Hoy en el año 29 a. C. fue inaugurada, así que vamos a conmemorarlo con un #HiloRomano
La dedicación de la Curia contó con una procesión presidida por una gran estatua dorada de la Victoria (de unos 8 metros) traída desde Tarento que conmemoraba las victorias de Octaviano (el futuro Augusto) en las batallas de Actium y Alejandría contra Cleopatra y Marco Antonio.
La Victoria de Tarento fue colocada al fondo de la Curia, presidiendo el espacio. Desgraciadamente no ha llegado hasta nosotros, pero sabemos cómo era gracias a representaciones en monedas y en pequeñas reproducciones de bronce como la de la imagen (hallada en Pompeya)