Un grupo de jóvenes hablaba en una vieja taberna de Múnich, en los 90.
Conversaban sobre el genocidio; que no hubo tantos muertos, que es todo una exageración.
Un viejo los escuchó.
Se levantó y amablemente les dijo: No tienen ustedes ni idea.
Ese viejo era Coco Schumann.
Coco no era un cualquier, era quizá la mayor leyenda del jazz alemán. Su forma de tocar sincopada la guitarra había triunfado en todos los teatros del país.
Y, a pesar de todo el reconocimiento que había tenido, no le gustaba mostrar los números tatuados en su brazo.
Sin embargo, aquella noche, al regresar a casa, pensó que quizá era de volver a contarlo.
De contar su vida.
Porque Coco tuvo una vida muy especial.
No solo porque fue judío, sino porque era un judío que tocaba jazz.
Algo que era literalmente inconcebible en la época en la que Coco Schumann nació.
El jazz se prohibió en 1935 en toda Alemania, cuando Coco tenía 11 años y nunca había escuchado "aquella música de negros"
¿Cómo fue posible que Coco se hiciera música de jazz?
Bueno, porque Coco nación en Berlín y eso es mucho.
En el verano 1936 fue día tras día al estadio olímpico, no porque le interesaran mucho los deportes, sino porque tocaban una música que él nunca había escuchado.
Un ritmo que le hacía mover los pies.
Unas escalas que se salían de lo que él habitualmente tocaba en la guitarra.
Coco quería saber que era eso del Swing, así que se fue a los garitos donde un menor no podía entrar.
El Delphi Palast o el Groschenkeller, lugares donde se tocaba jazz.
Bueno, donde se tocaba siempre que se pudiera.
Si se oía un silbido era la señal de que venía la policía.
En ese momento los músicos abandonaban la música extranjera y tocaban bailes de salón típicamente alemanes.
Así, el joven Coco aprendió entre bandas y bandas a tocar la guitarra.
Y pasó de público a tocar en la orquesta.
Como todos conocían su ascendencia judía, decidieron que mejor italiano que judío. Así que le metieron en una banda italiana y lo hicieron pasar por uno más del grupo para huir de la Gestapo
Así Jakob pasó a llamarse Coco.
Sin embargo, por muchas mentiras que dijeran, Coco fue descubierto.
Tuvo "suerte" y le mandaron al campo de concentración de Theresienstadt.
Un campo de concentración de cartón piedra que Hitler había creado para que la cruz roja viera dónde cómo estaban tratando a los judíos.
Ese campo de concentración tenía algunas peculiaridades, como por ejemplo, que tenía un café.
Un café donde Coco junto con otros músicos creo la banda "Ghetto Swingers".
Un grupo que tocaba música de Duke Ellington el infierno.
Pero como el propio Coco afirmaba:
"Yo no era un prisionero que tocaba música.
Yo era un músico en un campo de concentración".
Así, un piano, una trompeta, un bajo, un saxo, un trombón y una guitarra consiguieron que la vida fuera medianamente normal durante los 3 minutos que duraban una canción.
Pero ni esos 3 minutos les dejaron al final de la guerra.
El campo fue cerrado y la mayoría de los músicos fueron enviados a Auschwitz.
Allí, según sus propias palabras, la música les salvó la vida.
Cada noche, se juntaban a hacer una jam session en los barracones.
Pero el horror no entiende de arte.
Todos los músicos contrajeron una enfermedad "La fiebre maculosa".
Una enfermedad que acabó con la vida de todos sus amigos.
Por suerte, cuando los americanos liberaron Auschwitz, Coco acababa de contraer la enfermedad. Unos días más sin tratamiento y probablemente hubiera muerto.
Después de sobrevivir aquel espanto, Coco volvió a Berlín y se convirtió en el guitarrista más importante de jazz de toda Alemania.
Y cuando le preguntaban sobre la guerra, no daba muchos detalles.
Hasta una noche en los años 90.
Aquel día decidió que tenía que contar su historia.
Y comenzó el libro "Ghetto Swingers" donde contaba su vida y la de aquellos músicos que no pudieron regresar.
Este viernes no tuve tiempo de preparar nada para conmemorar el día de las víctimas del #Holocausto.
Valga este hilo para repararlo.
Y si queréis, no hay mejor homenaje que escuchar la música de Coco Schumann.
Acabo de descubrir que el libro más prohibido de la historia es...
¡Un cuento infantil sobre una familia de pingüinos!
Con Tango son tres
Un libro infantil que ha sido prohibido en bibliotecas y países por hablar de algo tan normal como la homosexualidad.
Hilo 👇👇👇
Una mañana de domingo, el dramaturgo y escritor Peter Parnell, leyó una noticia en el New York Times que le resultó curiosa:
Dos pingüinos machos del Zoo de Nueva York se apareaban en la época de celo.
Peter se lo comentó a su pareja, Justin Richardson, un psiquiatra especializado en desarrollo sexual infantil, y pensaron que esa era una forma muy sencilla de explicar la homosexualidad a los niños.
Quizás una de las personas que más envidio en el mundo de los libros es Sebastian Finsterwalder.
No es un escritor, ni un editor, ni siquiera un librero, es un... es detective de libros.
Es un rastreador de libros robados, pero no unos cualquiera. Libros robados por los nazis.
Mientras escribo estas palabras, estoy sentado frente a mi pequeña librería. Observo mis libros y una idea me revolotea en la cabeza:
La mayoría de estos libros me sobrevivirán.
Con frecuencia se piensa que los libros son objetos frágiles, hechos de papel y tinta... pero son resistentes. Mucho más de lo que creemos.
Por eso, la vida de un libro es larga y es difícil contar su historia.