¿Cómo se si mis gatos se están peleando o solo jugando?
La clave parece estar en la vocalización (los ruidos que hacen con la boca), el tiempo y el tipo de lucha y el tiempo que pasan quietos. Te cuento 🧵
El juego de los gatos tiene muchos elementos en común con el comportamiento depredador como acechar al otro gato, lanzarse sobre él, perseguirse, la lucha libre, morderse, darse manotazos, etc.
Esto dificulta al observador diferenciar entre comportamientos lúdicos (de juego) y agonistas (de lucha). Sin embargo, veremos que existen algunas diferencias importantes entre juego y agresión, siendo especialmente relevantes los sonidos.
Durante las interacciones agonísticas las vocalizaciones (sonidos con la boca o la garganta como maullidos, gruñidos, bufidos, siseos, etc.) son casi constantes. En cambio, durante el juego los gatos a penas emiten sonidos 🔊
Otro elemento diferenciador es el tiempo y el tipo de lucha libre. El comportamiento de lucha libre (agarrar al otro gato con las patas delanteras y patear con las traseras) está muy presente durante el juego, los gatos pasan mucho tiempo agarrados.
Mientras que durante las interacciones agonísticas la lucha libre tiende a durar menos. En una pelea real el contacto físico aumenta la probabilidad de recibir lesiones, por lo que tienden a ser periodos de contacto rápido intercalados con inactividad. 🔊
Los periodos de inactividad prolongados también son muy comunes durante las interacciones agonísticas. Es frecuente que dos gatos permanezcan inmóviles durante mucho rato en posturas defensivas/ofensivas uno frente al otro emitiendo vocalizaciones. 🔊
En ocasiones, un gato puede querer jugar con otro y éste tomárselo como una agresión o simplemente no le apetece jugar. En estas ocasiones, sobre todo si el gato que quiere juego se pone muy pesado, el gato que no quiere jugar puede responder con agresión
Aunque, durante el juego los participantes controlan la intensidad de las acciones (de las mordeduras, retraen las garras, etc.), a veces un gato puede jugar con demasiada intensidad y que el otro reaccione con un comportamiento agonista.
También puede ocurrir que ambos gatos quieran jugar, pero simplemente uno de los dos se canse y deje el juego. Normalmente los gatos adultos tantean las ganas de seguir con el juego del otro gato cada poco tiempo y si quieren dejarlo lo hacen saber.
Sin embargo, en ocasiones puede que un gato no interprete de forma adecuada esas señales o simplemente insista porque él sí que quiere seguir con el juego. Cuando esto ocurre también pueden darse comportamientos agonistas.
Estos tres últimos supuestos estarían, según el artículo del que hablamos en este hilo, categorizados dentro de una interacción intermedia (ni agresión ni juego). Que se den estos comportamientos "agresivos" entre dos gatos no debe preocuparte.
Si tus gatos alguna vez se han peleando fuera del juego, no te preocupes, algunos roces puntuales son normales y no tienen por qué indicar que haya una mala relación. No regañes o castigues a tus gatos por esto, tan solo se están comunicando sus límites el uno al otro.
Si quieres introducir un gato en un hogar donde ya vive uno o ya convives con varios gatos y quieres evitar problemas entre ellos, házmelo saber dándole a
¿Tu gato lleva la cola levantada cuando se acerca a ti?
Pues detrás de este comportamiento hay mucho más de lo que te piensas. Te cuento:
La mayoría de los félidos no forman grupos sociales y no se han encontrado evidencias de que el ancestro del gato Felis silvestris lybica formara grupos. Así que se piensa que la capacidad de formación de grupos de los gatos domésticos es resultado de la domesticación.
Sin embargo, si comparamos varias especies con distinto grado de parentesco con el gato doméstico, vemos que realizan la mayoría de los comportamientos sociales que sabemos que tienen los gatos, EXCEPTO... la señal de la "cola arriba".
Hoy para el #DesgranHilos2 hablamos sobre los ESPACIOS IMAGINARIOS DE LOS GATOS.
Resulta que si dibujas un cuadrado en el suelo lo más probable es que tu gato se meta dentro. ¿Y esto por qué? Te cuento en este 🧵:
En un estudio llevado a cabo durante la pandemia de COVID-19, los investigadores llevaron a cabo un experimento en el que pidieron a dueños de gatos que imprimieran y colocaran diferentes figuras en el suelo para observar la reacción de sus mascotas.
Entre estas figuras se incluía una ilusión óptica conocida como el «cuadrado de Kanizsa», una imagen compuesta por cuatro figuras en forma de «Pac-Man» que, al estar dispuestas de cierta manera, crean la impresión visual de un cuadrado inexistente.
En las interacciones entre perros y gatos existe una tendencia de los perros a mostrar más comportamientos afiliativos, es decir, de llevarse bien, como lamer al gato o buscar contacto físico, mientras que los gatos tienden a mantener su independencia.
Sin embargo, con el tiempo, en la mayoría de estas relaciones se acaban desarrollando rutinas compartidas específicas como descansar juntos, a veces en contacto físico, jugar juntos, crean saludos al regresar a casa, se acicalan mutuamente e incluso pueden compartir el alimento.
Según los estudios, la agresividad no depende de la raza ni del tamaño. Sin embargo, nuestra percepción es que los perros pequeños son más agresivos que los grandes.
A los gatos no les gusta que cambies sus cosas de sitio ni que las limpies con frecuencia y tiene que ver con sus costumbre de restregar la cara por todas partes. Te cuento:
Cuando el gato restriega su mentón por objetos o individuos, deja sobre ellos unas secreciones de sus glándulas submandibulares que llevan feromonas faciales. Se han identificado 5 tipos aunque aún se se conoce la función de todas ellas.
La feromona F3 la usan los gatos para "etiquetar lo suyo", es decir, la depositan sobre objetos y áreas que usan habitualmente para orientarse espacialmente.
Los gatos nos escuchan y aprenden a asociar algunas de las palabras que decimos con su significado. Por ejemplo, se aprenden su nombre, el de otros animales de la casa o el de las personas con las que conviven. También asocian palabras con comida, juego, etc.
Tu gato no solo está atento a lo que dices, sino que también está pendiente de tus emociones y se ve afectado por ellas. Los gatos interpretan nuestro lenguaje corporal, nuestras expresiones faciales y nuestro tono de voz para reconocer nuestras emociones. mdpi.com/2076-2615/10/7…