#TalDíaComoHoy se cumplen 435 años del fallecimiento en 1588 de Álvaro de Bazán, uno de los mejores capitanes con los que contó la #armada española del siglo XVI. En este HILO te contamos sus principales victorias, así como la que no pudo ser… 
"Aquel rayo de la guerra, padre de los soldados, venturoso y jamás vencido capitán Don #ÁlvarodeBazán, marqués de Santa Cruz", como lo define Cervantes en El Quijote, nació en 1526 en el seno de una familia noble de origen navarro.
El gran marino Álvaro de Bazán llegaría a ser capitán general de las Galeras de España en 1576. Desde bien pequeño ya estaría en contacto con el mundo marítimo, pero es desde 1537 cuando se familiariza con el Atlántico.
En julio de 1544 se enfrentaría por primera vez en combate contra las tropas francesas en la ría de Muros. Diez años después llevaría a cabo su primera acción oficial, que no sería otra que asegurarse del regreso de las flotas procedentes de Indias.
Pero sería en 1557 cuando al fallecer su padre heredaría varios de sus cargos. Unos años después, en 1563, tendría lugar el Socorro de Orán, en el que Bazán consiguió reunir 34 galeras para enfrentarse a los otomanos que estaban sitiando la ciudad y salvar la estratégica plaza.
Un año después, y tras una empresa fallida, se consiguió tomar el peñón de Vélez de la Gomera de forma rápida, cosa que hizo subir la moral de las tropas españolas ante un importante triunfo.
En 1565, cuando la gran expedición otomana sitió Malta, fue el ingenio de Bazán el que consiguió salvarla. Tras un estratégico plan, enviando una escuadra de galeras reforzadas y aligeradas de peso innecesario, atacó por sorpresa a la flota otomana, que huyó en desbandada.
Fue el primer verdadero freno a las tropas otomanas que buscaban conquistar los territorios de Europa. En 1566, Bazán sería ascendido a capitán general de las Galeras de Nápoles y tres años después sería nombrado Marqués de Santa Cruz.
Si don Juan de Austria se lleva los laureles por la victoria en la batalla naval de Lepanto, las hazañas de Bazán no se quedan cortas. En el plan de batalla se le asignó el mando del socorro o reserva, con la orden de acudir en la ayuda allá donde fuera necesario.
Su intervención en Lepanto fue clave desde antes del enfrentamiento. Sus consejos contribuyeron a calmar las tensiones entre las filas cristianas y en vistas de la frágil alianza cristiana, no dudó entrar en combate cuando las dos flotas se encontraron.
Durante la batalla volvió a tener un papel crucial. Al mando de la reserva, intervino con éxito en las dos alas consolidando el triunfo y enmendando errores. En el centro actuaría en la ayuda de la Real, la nave de don Juan de Austria, frente a las embestidas de la Sultana.
Tras la muerte del rey portugués en 1580, Felipe II invadió el reino vecino para asegurar su candidatura al trono. Bazán, capitán general de las Galeras de España, se lanzó contra la flota portuguesa en el estuario del Tajo y facilitó la derrota de don Antonio, prior de Crato.
No obstante, Antonio logró huir y con apoyo internacional se hizo fuerte en las islas Azores. Hasta allí partió Bazán y en el combate de San Miguel, la primera batalla oceánica entre flotas de grandes veleros artillados, venció a la muy superior escuadra francesa.
Pese a la victoria, Felipe II todavía no controlaba el estratégico archipiélago. Así que, en 1583 Bazán fue nombrado jefe de una nueva expedición. El primer objetivo sería la fortificada isla de Terceira. La operación anfibia de desembarco del marqués de Santa Cruz fue un éxito.
Una vez que las tropas de Bazán doblegaron las defensas del partido del prior en Terceira cayeron con facilidad el resto de islas. Bazán había conquistado las Azores. Como recompensa Felipe II le otorgó el título de capitán general del Mar Océano a su llegada.
Animado por sus victorias, Bazán propuso al rey la invasión de Inglaterra: “justo es que siga ahora esta victoria mandando prevenir lo necesario para que el año que viene se haga la de Inglaterra… y de allí se podrán tener muy ciertas esperanzas de allanar lo de Flandes…”.
Sin embargo, el marino más distinguido de Felipe II, destinado a comandar la Gran Armada en 1588, moriría en vísperas de la empresa de Inglaterra. A su muerte “todos somos novicios y más que de lo que seria menester”. La ausencia de Bazán fue clave en el devenir de la invasión...
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