En el catálogo de seres extraños que pueblan la historia de la música pocos hubo tan originales, marcianos o atrevidos como nuestro protagonista de hoy.

Y de esos, pocos tuvieron una carrera tan tristemente fugaz.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, Klaus Nomi. Klaus Nomi. Foto promocional.
Pero para hablaros de él, tengo que hablaros de otro extraterrestre.

Del hombre de las estrellas. De David Bowie y de una actuación que hizo en Saturday Night Live el 15 de diciembre de 1979, aunque se emitiría en enero del 80.

Podéis verla aquí.

Enfundado en un traje rígido de plástico, Bowie es transportado al frente por dos coristas que parecen unos extraños polichinelas espaciales.

Hoy no vamos a hablar de Bowie, sino de uno de esos coristas.

Y para eso vamos a viajar en el tiempo: a la Alemania de la posguerra. Actuación de Bowie en el SNL • Youtube.
Eran tiempos duros en las calles aún devastadas de la Alemania de 1950.

El horizonte parecía ser gris, y el futuro algo muy lejano y con escasas perspectivas.

Era mejor vivir el día, el presente, sin pensar mucho. Y en eso los niños son unos expertos. Colonia en 1945. Foto del Departamento de Defensa de EEUU. D
La mayoría de ellos, cuando conseguían algún dinero lo invertían en algo que endulzara su -a veces- amargo presente: caramelos o chocolatinas.

Pero Klaus no.

El pequeño Klaus Sperber ahorraba las monedas que le daba su abuela para lo que más amaba del mundo.

La música. El pequeño Klaus en brazos de su madre. Foto: Barbara Frey.
Klaus venía de una familia aficionada a la música clásica y sentía pasión por la ópera, y ese dinero de su abuela lo ahorraba para comprar viejos discos.

En los años 60, con apenas veinte años, comenzó a trabajar en la Ópera de Berlín (lado occidental).

Allí empezó a cantar. Un joven Klaus. Foto: Attitude.
Igual esto último te hace pensar que ya era una figura en el escenario, pero no es así.

Era un simple ayudante. Y cantaba para el personal de limpieza, al final del día, con todo cerrado.

Y cantaba ópera, pero también rock.

Y tenía una voz privilegiada. Entre bambalinas, finales de los 60. Foto: Attitude.
Su tesitura era tan aguda que se conoce como contratenor. Más arriba de eso, en voz masculina, solo llegaban los famosos castrati.

Pero no solo cantaba en aquel escenario vacío. También lo empezó a hacer en otros sitios menos convencionales: los clubs de ambiente gay de Berlín. Besenkammer Bar en Berlín. Foto: Foursquare.Klaus, actuando antes de crear su personaje.
En su adolescencia Klaus había descubierto también que su sexualidad era otra diferencia.

Culto, amante de María Callas, con inquietudes artísticas, homosexual... no tuvo que tenerlo fácil.

Con 28 años decide buscar un sitio donde poder ser él mismo.

Y el sitio era Nueva York.
Ya he hablado en varios hilos de lo que era esa ciudad a mitad de los 70 y de todo lo que pasaba allí.

Eran los años del CBGB o del Mercers Arts, con Patti y Robert compartiendo piso o Lux y Poison desembarcando desde Ohio.

Todos querían estar allí. Una fiesta animada con algunos famosos en Nueva York en 1970
Uno de los sitios más punteros y originales fue el Mudd Club, un sitio donde personajes como Cale o Bowie eran habituales.

Y allí fue donde Bowie vería a Klaus por primera vez, solo que ya no era Klaus Sperber.

Ahora se hacía llamar Klaus Nomi y todo el mundo hablaba de él. Cartel del Mudd Club.Foto promocional de Klaus en 1972.
Klaus había llegado en el 72 a la ciudad y allí comenzó su metamorfosis.

Rodeándose de pintores, músicos o diseñadores de vanguardia mezcló todo ello con música clásica y una estética espacial y fría, buscando la extrañeza en el público.

Se reinventó como un extraterrestre. Klaus en 1979. Foto de George DuBose.
Nomi era el anagrama del título de una revista sobre Ovnis a la que era aficionado.

Maquillado de blanco y con el pelo en extrañas puntas, Klaus mezclaba lírica con aliens, Berltrocht Brecht con luces estroboscópicas y guitarras furiosas o sintetizadores con el barroco inglés. Foto promocional.
Trabajando al principio como repostero de día para cantar en clubs por la noche, su espaldarazo llegó al actuar en la obra Vodeville de David McDermott.

Allí, cantando un aria de Samson y Dalilah de Saint-Saens, vestido de alien, impactó al público.

A partir de ahí se fue haciendo un hueco en la escena neoyorquina ganándose fama de ser una de las propuestas más originales, juntando a su alrededor a personajes como una joven Madonna, Keith Harring o Jean Michel Basquiat.

Y por eso, al oír de él, Bowie quiso conocerle. Entre bastidores.
A finales del 79, Bowie estaba presentando (sin gira) el Lodger sin demasiado interés.

Tenía que actuar en SNL pero poco antes acudiría al club citado a ver al chico del que todos hablaban.

Ya sabemos que Bowie tenía buen ojo para lo bueno. Y vio algo en Klaus. El equipo completo al final de aquel show en SNL. Foto: SNL
Decidió que Klaus y su pareja el bailarín Joey Arias le acompañaran en la extraña presentación que hizo en el programa.

La actuación, emitida en enero, fue un bombazo. La extraña perfomance que hicieron no dejó indiferente al público que vio aquello.

Para Klaus aquello supuso su consagración como el fenómeno del momento, porque otra cosa que hizo David por él fue ayudarle a conseguir un contrato con RCA para su primer disco.

(Bueno, y el traje, inspirado en unos diseños de Sonia Delauny para una obra de Tristan Zara.)
Aquel primer disco se llamaría como él y reflejaría ese poliédrico mundo interior de Klaus.

Su portentosa voz se mostraba a veces teatral, exagerando su acento en canciones como 'Lightining Strikes' o lírica y emocionada en 'The cold song', del Rey Arturo de Henry Purcell. Album homónimo de Klaus Nomi (RCA, 1981). Foto: Discogs.
Pero si una destaca por encima de todas es Total Eclipse, que fusiona todos esos elementos y que ya había sido grabada en directo para la película 'Urgh! A Music War', que buscaba reflejar todo ese ambiente innovador y diferente de la época.

Tras aquel primer disco vendría 'Simple man' (1982), donde colaboró con el pionero de la electrónica Man Parrish y donde versionaría clásicos del cine como un tema de la película 'El ángel azul' de su adorada Marlene Dietrich o 'Ding Dong The witch is dead' de 'El mago de Oz'. Portada de su segundo disco, Simple Man (RCA, 1982). Foto: D
La repercusión de estos trabajos auguraban un futuro prometedor para un artista que no solo era original sino sensible y amable con todos los que le conocían.

Pero ese futuro nunca llegó.

Klaus había contraído una nueva y desconocida enfermedad.

A primeros de los ochenta un viento gélido corrió por los clubs y locales de medio mundo, sembrando el horror a su paso.

Al desconocimiento le acompañó el miedo, y a éste, la incomprensión y el rechazo.

La enfermedad la causaba un virus llamado VIH y se la conocería como SIDA.
Klaus Nomi fue una de las primeras 'celebridades' que contrajo el virus y desarrolló los síntomas.

Las cosas fueron demasiado rápidas.

Solo y abandonado por sus conocidos, con el único apoyo de Joey Arias, Klaus moriría el 6 de agosto de 1983.
La última actuación de Klaus Nomi fue meses antes, en un ciclo de Rock y Opera en Munich donde interpretó su amada aria del genio helado, de Henry Purcell con una intensidad y dramatismo estremecedores.

Probablemente ya estaba muy enfermo.

Y lo sabría.

Como suelo hacer cuando #LaHistorietaMusical de la semana tiene un final dramático, me gustaría añadir una pequeña reflexión.

Han pasado casi 40 años de la muerte de Nomi y aún existen muchos bulos y prejuicios alrededor de los enfermos de VIH.

Demasiados.
Gracias a la ciencia se ha avanzado mucho en la prevención de la transmisión y las nuevas generaciones de medicamentos son muy efectivas.

Hace falta que se siga investigando pero también buenas campañas de información para toda la sociedad.

Sólo así se evitará el estigma. Famosísima campaña española sobre el SIDA.
Espero que os haya sorprendido este hilo sobre un personaje fascinante.

Si es así, podéis darle al corazón y retuitearlo para dar a conocer a este artista tan original.

Y yo le quiero dar las gracias a @FFBenedetti por ponerme sobre la pista.

Las fotos han salido de Wikipedia Commons, Getty, Discogs y SNL Archive y están todas acreditadas.

Si os gustan los hilos que escribo ya sabéis que tenéis uno cada jueves.

Y si os apuntáis a la newsletter os aviso directamente.

substack.com/profile/118485…
Y en el índice tenéis todos los hilos hasta la fecha ordenados por temporadas.

Si os gustan las cosas que escribo lo hago en otras redes, aunque no siempre sea de música. Las podéis encontrar todas por aquí.

linktr.ee/jesusbaezalcai…
Yo me despido hasta la semana que viene y como ya sabréis lo hago con el consejo habitual.

Nunca, nunca dejéis de escuchar música.

Es lo mejor que podéis hacer. 😉
Pd. ¡Olvidé decirlo! Hay un documental muy bueno sobre él bastante reciente: The Nomi Song.

Y me lo he encontrado enterito en Youtube aunque con subtítulos en alemán..😅

Pd 2. Añado esta maravilla de programa que @FFBenedetti hizo en Radio 3 hablando de Klaus Nomi. Si os ha gustado la historia y el original estilo de nuestro protagonista de hoy no os lo podéis perder.

Claro, era habitual en SNL entonces. Y el presentador, a la derecha, era Martin Sheen.

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Jul 11
Hay canciones que parecen anticiparse a lo que cuentan. Y que cuentan más de lo que parecen decir a simple vista.

Y esta canción nos habló de un final, a pesar de nacer en un principio.

En el cierre de esta temporada de #LaHistorietaMusical hablaré de The End.

Hoy, The Doors. The Doors, en una fotografía promocional de Joel Brodski. De izquierda a derecha, serio, John Densmore, con la boca entreabierta, Robby Krieger, con flequillo y gafas de sol, Ray Manzarek y al frente de todos, queriendo hipnotizarnos con la mirada, parece, Jim Morrison. Elektra Records.
La canción comienza con unos arpegios de guitarra a los que pronto se une una batería que suena un poco a jazz.

Es un principio suave, que para nada anticipa lo que está por venir en los próximos minutos.

Pero sí anticipa lo que le pasó a esta banda en apenas cinco años.
Finales de los 60 es una época que me fascina.

Pasaron muchas cosas. Comenzaron muchas cosas, aunque la mayoría tuvieran un rápido final.

Parecía que el mundo iba a cambiar y la juventud americana se lanzó a ello.

Y lo expresó con música.

Y nació la psicodelia.
Read 44 tweets
Jul 4
Concebimos la música clásica como algo fijo, inamovible; casi como grabada en piedra.

Pero hay un pianista que se atrevió a hacer lo que quiso con ella.

Y a día de hoy, aún no está claro si era un genio o un arrogante. O ambas cosas.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, Glenn Gould. Glenn Gould, encorvado frente al piano, con gesto concentrado, boca entreabierta y casi en trance, mientras el espeso flequillo le cae sobre los ojos. Discogs.
La historia de las grandes figuras de la música está llena de sus excentricidades.

Peticiones absurdas para el camerino, lujos inconcebibles para cualquier mortal, comportamientos extraños...

Pero no creáis que esto es nuevo.

Ni tampoco es exclusivo de las estrellas del rock.
Más allá de las veleidades exageradas que películas como "Amadeus" nos han mostrado, los músicos de la época "clásica" tuvieron, a veces, vidas dignas de las rock stars.

Paganini, por ejemplo, causaba furores entre sus enloquecidos fans.

Lo de Glenn Gould es algo más complejo.
Read 28 tweets
Jun 20
Pocos músicos han marcado tanto a generaciones de futuros músicos.

Pocos han sido tan influyentes a la hora de entender y revolucionar un instrumento.

Y pocos lo han conseguido en una carrera truncada tan pronto.

Demasiado pronto.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, Jimi Hendrix. Jimi Hendrix, actuando en vivo, pelo ensortijado y blusa estampada con chorreras, de rodillas cae en el suelo mientras hace un solo en su característica guitarra Fender Stratocaster blanca, con un gesto de emoción en el que enseña los dientes. La guitarra era un modelo normal para diestros a la que Jimi, que era zurdo, dio la vuelta y cambió las cuerdas de orden, lo que le daba un toque más grave y sucio al tono y nos desconcierta al primer vistazo. Al fondo, un público joven y sentado sonríe sorprendido ante la ejecución del guitarrista. Discogs.
La historia de la música está, como las de muchas artes, llena de leyendas.

Leyendas sobre aquella gira donde todo salió mal. Sobre aquel disco que se grabó entre enemigos íntimos. Sobre aquel pacto con el diablo...

Sobre aquella muerte.

Sobre aquellas muertes.

Sí, esas. Imagen en sepia que muestra a un hombre parado en mitad de un cruce de caminos de tierra en un paisaje desolado donde solo rompe la horizontalidad de la foto un árbol desmochado y un solitario poste, haciendo referencia a aquella leyenda urbana de que Robert Johnson se encontró en un cruce de caminos con el diablo, al que le vendió su alma a cambio de ser el mejor guitarrista. Juraría que la fotografía es libre de derechos, porque la he visto usada en decenas de sitios y no consigo encontrar acreditación alguna. Si no es así, que su autor me disculpe. Medium.
Me refiero a una serie de muertes de grandes músicos que acaecieron cuando el finado tenía una edad concreta: 27 años.

Es una lista más larga pero casi siempre se suele citar a Kurt Cobain, Robert Johnson, Brian Jones, Janis Joplin, Jim Morrison, Amy Winehouse...

...y Hendrix. Graffitti del Club de los 27 en Tel Aviv. Muestra, de izquierda a derecha, a Brian Jones (en tonos azulados), Jimi Hendrix (rojizos), Janis Joplin (morado), Jim Morrison (verdoso), Jean Michel-Basquiat (marrón), Kurt Cobain (anaranjado) y Amy Winehouse (lila). Está muy chulo, aunque los parecidos a veces fallen un poco. Psychology Forever • CC BY-SA 4.0
Read 38 tweets
Jun 13
Hay artistas a los que le gusta jugar con el enigma. Usarlo como una maniobra para crear una imagen. Para vender más discos.

Otros no.

Otro son un verdadero enigma, fuera de lo que marca la industria.

Y ahí radica su genialidad.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, Kate Bush. Kate Bush, a finales de los 70. Lleva un vestido vaporoso blanco y mira hacia un lado con los labios pintados de rojo a juego con el brillo de su pelo, iluminado desde atrás. Discogs.
Ahhh, los años 80.

Esa época de excesos estilísticos y sonoros. De cajas llenas de reverberación casi tan brillantes como las lentejuelas.

La época de la exageración y el color. Del videoclip y de la hiperproducción.

Del pelo cardado y de la laca.

La época dorada del pop.
De los 80 hay grupos que hemos endiosado llevados por la nostalgia y no dejaban de ser un producto.

También joyas escondidas entre las exigencias de los sellos que supieron reivindicarse después.

Pero también hubo artistas que realmente tuvieron algo especial.

Algo diferente. Rick Astley, un ejemplo de artista pop de los 80 que ha sabido reciclarse y demostrar su talento hoy en día. Vestido con una chaqueta rosa, con micrófono en la mano, nos mira desde el escenario con una sonrisa amable a medias. Raph_PH • CC BY 2.0
Read 31 tweets
Jun 10
No suelo hablar de movidas personales pero esto es muy gracioso y lo quería contar. 😂

Resulta que el miércoles hay reunión de la comunidad. Uuuuuuh.

Resulta que yo iba preparado para una gresca buena. De las divertidas.

Os cuento.

Esto no va de música sino de ruidos.
Durante el último año, los vecinos de abajo, un matrimonio mayor, se han estado quejando de un ruido que no les dejaba dormir.

Yo lo oía también en casa. Cómo una vibración rítmica y continua.

Bajé a casa de ellos más de una vez y realmente era una pasada. Y me daban pena.
Lo que para mí era un ruido casi imperceptible, abajo era una vibración muy molesta.

De noche, entiendo que fuera incómodo y desagradable.

La cosa es que yo hice todas las pruebas posibles por descartar que fuera mi culpa. Corté la luz y baje varias veces.

Se seguía oyendo.
Read 14 tweets
Jun 6
Hay un instrumento que nació de la mente de un hombre que fue inventor, diplomático y hasta padre de un país.

Que durante años fue muy popular y, de repente, desapareció hasta casi el olvido.

¿Quizás porque estaba maldito?

Hoy, en #LaHistorietaMusical, la armónica de cristal. Un músico, gafas y barbita, tocando la armónica de cristal, un cacharro hecho con vasos de cristal concéntricos ensartados en un eje y que pasan por un canal de agua que va mojando sus bordes, que se tocan con los dedos para producir un cristalino y etéreo sonido. YouTube.
Tengo que confesar que me apasiona la figura de los inventores.

Personajes que aparecen de vez en cuando, que parecen tocados por el don de la creatividad y son capaces de utilizar lo que encuentran a su paso para generar algo nuevo.

Y eso incluye a los instrumentos musicales.
Alguna vez he hablado de algunos ejemplos.

Por ejemplo, la invención del Theremin, ese instrumento que para tocarlo no se toca. Una locura.

O la aparición de las primeras guitarras eléctricas.

Read 31 tweets

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