Y sin embargo... es una de las fotos más importantes de la historia de Berlín.
Os invito a descubrir la increíble historia de Heinrich Zille en este hilo especial de #berlinespobreperosexi.
Yo no conocía Berlín hasta que me encontré con Heinrich Zille.
Zille fue uno de los caricaturistas y dibujantes más importantes del siglo XX y un hijo predilecto de la ciudad.
Sus retratos y escenas de la vida cotidiana berlinesa fueron muy famosos en la época de entreguerras.
Pero nuestra historia comienza después, mucho después...
En 1967, después de 40 años de la muerte de Zille, un grupo de expertos estaban en el taller de Zille, recabando bocetos para un libro cuando, de repente, abrieron un cajón y se encontraron con...
Algo que nadie nunca había visto
481 negativos de vidrio.
481 negativos de vidrio únicos.
En ellos habían quedado para siempre las imágenes de la juventud de Zille a finales de siglo XIX.
Porque Zille salía a la calle a tomar imágenes que luego utilizaría como modelos para sus dibujos.
Berlineses que representaba su mundo.
Porque Zille vivía en un sótano de Berlín, esperando llegar a la edad para ser carnicero.
Pero un profesor de dibujo (benditos profesores) le consiguió una beca.
Berlineses con los que se podía cruzar por la calle.
Berlineses que se paraban a descansar en mitad del camino.
Berlineses tomando unas cervezas en un verdadero bar de Berlín.
Berlineses como no se habían visto nunca, porque ellos nunca salían en las fotos.
En el siglo XIX, los que aparecían en las fotos era burguesía o los grandes generales o las grandes hazañas bélicas.
No había espacio para la clase baja.
Porque nadie se ocupaba de ellos, de los que sufrían las guerras, de los que pasaban hambre, de los que reían una tarde calurosa de verano.
Eran los olvidados de la historia.
Porque la historia siempre se escribe con grandes palabras y muchas veces olvidamos a los que las sufrieron.
Y fueron rescatados casi un siglo después en un taller de dibujo.
Zille siempre pensó que su trabajó como fotógrafo no era interesante, era una mera herramienta de trabajo.
Pero el testimonio que dejó es increíble.
Es un viaje en el tiempo a su gente, la misma con la que había crecido, la misma que hizo de Berlín una ciudad única.
Porque ya sabemos que Berlín es pobre, pero sexi.
Y aunque yo solo sea un berlinés pobre (y nada sexi), he querido incluir esta historia de Zille en mi novela "Las chicas del muro", porque resume a la perfección la esencia del libro.
Las historias que no contamos siempre son las más importantes.
Los grandes personajes, las grandes hazañas, no nos cuentan una época, no nos hacen sentir allí.
Es la gente normal, como tú y como yo, la que de verdad representa un mundo, una ciudad, una vida..
Rosie y Kriemhild son Berlín.
Pero también Elena y Nelly, mis dos protagonistas, y Dorothea y su museo, y el soldado desconocido... y tantas y tantas historias que he querido contar en el libro.
Cuidad a mis chicas, ahora son todas vuestras.
Y gracias por dejarme contar sus historias.
Sin vosotros, este libro nunca existiría ❤️.
Si te gustan mis hilos y te gusta encontrarte cosas así en Twitter, la mejor forma de apoyarme es comprar mi novela "Las chicas del muro".
Lo de Amaia en LaRevuelta el otro día fue sensacional, pero no solo por el vídeo, sino porque explica muy bien cómo funciona el proceso creativo.
Seguidme en este hilo para ver de dónde salió este vídeo
A principios de los 90, un joven fotógrafo parisino Vincent Moon, recién salido de varias escuelas de fotografía, comienza un proyecto nuevo: Les nuits de Fiume.
En él se embarca a conocer todos los garitos de París y hacer fotos desenfadadas de los músicos que allí tocan.
Allí conoce a muchos músicos y se hace amigos de ellos, pero hay unos que le cambian la vida.
La banda norteamericana The National le pide que grabe su nuevo videoclip. Moon, interesado en el movimiento y en la naturaleza, graba a la banda en el bosque con una super 8.
Dentro del Laberinto es una de esas películas que cambian con tu edad.
Cuando era pequeño, creía que iba de una chica que pierde a un niño.
Ahora sé que dentro del Laberinto esconde una alegoría preciosa sobre cómo funciona nuestro cerebro adolescente.
Abro hilo 👇👇
(Antes de empezar, os recuerdo que todas mis historias las podéis escuchar con mi voz en mi pódcast Material Narrativa. Esta pertenece al número 2, dedicado a las marionetas y Jim Henson.
Los efectos especiales en el siglo XXI no han llevado a lugares increíbles, hemos viajado más allá del tiempo y espacio, hemos visitado el interior de un agujero negro...
Y, sin embargo, yo sigo echando de menos los efectos de los 80 y 90.
Los lápices no suelen ser útiles en la guerra: son frágiles, se rompe la punta, necesitan un sacapuntas cada poco tiempo.
Pero este, el Cumberland 103 de la compañía Derwent, fue uno de los mayores inventos de la Segunda Guerra Mundial.
Porque salvó muchas vidas.
Tira del hilo
Toda esta historia comienza con un sermón.
Un sermón en la iglesia Evangelica Open Brethen en Leeds.
Estamos en 1939 y la situación es tensa. Reino Unido y Francia acaban de declarar la guerra a Hitler, tras la invasión alemana de Polonia.
Todos los ministerios se preparan para la guerra. Uno de los más Valioso es el Ministerio de Abastecimiento, que se encarga de todo el material necesario para el ejército.
Dos de sus empleados se sientan en los bancos de esta iglesia, esperando el sermón dominical del párroco.