Este hilo requiere algunas aclaraciones y la primera de ellas es autocorregirme.
Porque realmente deberíamos llamar música clásica al periodo -europeo- entre mitad del siglo XVIII e inicios del XIX.
Pero como todo el mundo usa el término genérico, sirva para entendernos.
No es la primera vez que aclaro esto. Y es que aunque suelo hablar de rock, si me seguís de hace tiempo sabréis que a veces me he descolgado con Mozart, Wagner o Satie.
La música es maravillosa para quedarse con solo una parte.
Y Tchaikovsky, uno de mis compositores favoritos.
El genio ruso, aclarado esto, no era 'clásico' sino que pertenece al romanticismo.
Que no quiere decir amor y comedias tontas, sino un fenómeno cultural de finales del XIX donde primaba la melancolía, una mirada bucólica al pasado y cierto gustillo por la muerte y lo trágico.
Así que no es raro que la palabra romántico se haya convertido al final en una forma de hablar del amor trágico... o tóxico. 😅
Y no es de extrañar que Piotr Ilich Chaikovski (también se escribe así) hiciera obras como Romeo y Julieta, El Cascanueces o El Lago de los Cisnes.
Piotr no había nacido en una familia musical y al principio sus padres se opusieron a que se dedicara a ella pero en 1862 entró al Conservatorio de San Petersburgo, aunque lo compaginaría con un trabajo de funcionario un par de años hasta que comenzó a destacar por sus obras.
Alumno de Anton Rubinstein, eso le provocó problemas con el 'Grupo de los Cinco', unos compositores que defendían la tradición musical rusa, donde destacaba Rimsky-Korsakoff, y que veían con malos ojos lo occidental.
Su primer éxito sería la citada Romeo y Julieta (1869).
En 1880 ya era un autor consagrado y sobre todo contaba con el favor de la realeza, concretamente del zar Alejandro II.
Y este le hizo un encargo. Una obra que debía ser estrenada en la inauguración de la Catedral de Cristo Salvador.
Y esto debía ocurrir en 1882.
En esa fecha se cumpliría el 70 aniversario del triunfo de Rusia frente a Napoleón en su intento de invadir el país.
Aunque si nos ponemos tiquismiquis, era más bien el triunfo de la climatología frente a la mala logística.
Pero eso no iba a reconocerlo el zar.
Alejandro le encarga pues a Tchaikovsky que escriba una obra que contara como consiguieron darle una patada al corso, a mayor gloria del imperio ruso, algo que no solo era conmemorativo sino con fines propagandísticos.
Tchaikovsky la acabó en seis semanas.
La obra que Tchaikovsky compuso en ese tiempo record se llamó la Obertura 1812.
Es una de las piezas más hiperbólicas y efectistas que jamás se han escrito sobre el tema bélico.
Os propongo que os la pongáis entera, aunque yo os iré ilustrando pasajes.
Pero antes, mientras suenan los primeros acordes, vaya la última aclaración importante.
Sí, es una obra a mayor gloria de Rusia. Es una obra de carácter bélico. Y es fruto de su tiempo.
No extrapolemos a nada actual, por favor. Es una obra de hace casi 150 años.
La música, como todas las artes, se entiende en su contexto.
Y no es mi intención, con esta obra, ponerme del lado del actual invasor. Nada más lejos.
Ningún pais debe invadir a otro. Y, si olvidamos nombres, de lo que habla la obra es de un país defendiéndose de un agresor.
Dicho esto, vamos a la música. Te habrá llamado la atención el suave principio.
La melodía de las cuerdas expresa, usando un tema religioso de la Iglesia Ortodoxa, el anuncio al pueblo de la invasión.
Oboes y flautas se suman a la solemnidad.
Cuando unos timbales explotan, todo se acelera.
Violines, chelos y contrabajos subrayan la tensión de un pueblo asustado. Clarinetes y flautas, con ellos, representan la llamada desesperada a la defensa frente al invasor.
El país está siendo atacado.
Tchaikovski hace entonces algo muy moderno: utilizar leitmotivs.
Por resumir: un leitmotiv es una melodía que representa a un personaje. Lo usó mucho Wagner y se usa mucho en cine.
Por ejemplo, en Star Wars, el tema de Darth Vader es un leitmotiv.
El ruso usará varios y el primero es muy famoso: una marcha que se repite en toda la obra.
Lo has oído muchas veces, en películas y series. Hasta en la intro del juego de PC del Risk.😅
Tambien usará la Marsellesa para personificar a los franceses.
El himno francés tomará protagonismo en diferentes momentos.
Así es como el músico nos muestra que los invasores están avanzando por territorio ruso.
La música hace de narrador de cada acontecimiento de aquella campaña, usando y confrontando las diferentes melodías.
En otros momentos, una serie de tonadas tradicionales marcan el descanso en la intensidad de la lucha.
Es una llamada al pueblo para resistir. Un mensaje de esperanza frente a los sinsabores de la guerra.
Este recurso se repetirá.
Las diferentes melodías, que expresan a uno y otro ejército o al pueblo se oponen entre ellas para contarnos el devenir de las batallas, como si fueran cuadros.
Por ejemplo, mostrándonos la retirada rusa tras las derrotas en el avance de la Gran Armee en su camino hacia Moscú.
Usar piezas de otros o temas populares, integrandolos en su obra, es uno de los elementos que hacen esta pieza tan moderna (incluso pese a los anacronismos: Napoleón no usó la Marsellesa para su ejército y el himno del Zar es posterior).
Sí, Tchaikovsky está usando samplers. 😅
El enfrentamiento de Borodinó, en septiembre de 1812, es uno de los puntos claves de la campaña. Y Tchaikovsky sabía que tenía que reflejarlo con la fuerza que merecía.
A Piotr le habían encargado algo grande y el amigo no se quedó corto.
Decidió meter cañones.
La partitura incluye en ese momento 5 disparos de cañón que reflejan el intento desesperado de los defensores de impedir la entrada de los invasores en Moscú, precedidos por nuevos fragmentos de la Marsellesa.
Cañones en una obra orquestal.
¿Como pensabas hacerlo, amigo?
Ya os he dicho que era una obra moderna y la idea de Tchaikovsky era sincronizar los disparos de cañón con un dispositivo eléctrico.
Incluso hoy en día, interpretar la Obertura con cañones reales es todo un reto.
Imaginad a finales del XIX.
Pero la victoria de los franceses ha sido pírrica y no pueden mantenerse más ante el invierno.
Por eso a los cañones han seguido las cuerdas, en una espiral descendente casi infinita que nos ilustra una fría y cruel retirada, donde serán atacados hasta ser expulsados del país.
El enemigo ha sido derrotado y la alegría estalla con el himno religioso inicial y campanas.
Decenas de campanas que celebran la victoria.
Campanas que Tchaikovsky pretendía que sonaran, en directo, por toda la ciudad.
Anticipando la apoteosis final de la obra.
El himno del zar, las melodías religiosas, las campanas y la marcha principal se funden en un clímax marcado por once disparos de cañón.
Once.
Se trata de uno de los fragmentos musicales más conocidos. Lo has visto en muchas películas.
Lo has visto en V de Vendetta, en El Club de los Poetas Muertos y hasta en Los Simpsons.
Cuando los edificios colapsan. 😅
Desgraciadamente, el estreno de esta obra tan descomunal no pudo ser como soñó el compositor: el zar fue asesinado en 1881 y la catedral no estaba acabada.
Se hizo en una carpa al aire libre, sin cañones ni las campanas de las iglesias repicando.
Es más, el compositor tampoco le tuvo mucha estima. La consideraba ruidosa y efectista.
Que lo es. 😅
Pero es una obra maestra de la música y de la narrativa a través del sonido. Nos cuenta una historia sin palabras y lo hace de maravilla.
En este último año, como podéis imaginar, ha sido cancelada varias veces en algunos repertorios orquestales por sus implicaciones nacionalistas en el contexto político actual.
Es un tema complicado. Yo mismo he dudado mucho de hacer este hilo.
Sin embargo, no creo que nadie pueda retorcer mis intenciones para insinuar que, analizando esta obra, que, repito, tiene cerca de 144 años, me pongo del lado de un país que ha invadido a otro.
Sería muy retorcido.
Porque la obra de lo que habla, es de todo lo contrario.
Habla de un pueblo defendiéndose frente a una invasión.
Lo que hace muy irónico que se cancele, cuando lo que debería es escucharse.
Sobre todo en el país que se compuso: a lo mejor así su dirigente se acuerda de cuando ellos estaban en el otro lado de la historia.
Mi intención, siempre, es contaros las historias que hay detrás de la música.
Igual has leido las noticias sobre 'la orquesta tal cancela la 1812 de Tchaikovsky' y no entendías porqué.
Espero haberte dado elementos para formular tu propio juicio al respecto.
Las fotos e imagenes han salido de Wikipedia Commons, Getty y ABC News. La mayoría son de dominio público pero están todas acreditadas con su licencia (cuando es el caso).
En el catálogo de seres extraños que pueblan la historia de la música pocos hubo tan originales, marcianos o atrevidos como nuestro protagonista de hoy.
Y de esos, pocos tuvieron una carrera tan tristemente fugaz.
Pero para hablaros de él, tengo que hablaros de otro extraterrestre.
Del hombre de las estrellas. De David Bowie y de una actuación que hizo en Saturday Night Live el 15 de diciembre de 1979, aunque se emitiría en enero del 80.
Podéis verla aquí.
Enfundado en un traje rígido de plástico, Bowie es transportado al frente por dos coristas que parecen unos extraños polichinelas espaciales.
Hoy no vamos a hablar de Bowie, sino de uno de esos coristas.
Y para eso vamos a viajar en el tiempo: a la Alemania de la posguerra.
Sirve este hilo para quitarnos un poco el mal sabor de boca de la historia de Badfinger. Una historia dura, pero como dije, necesaria.
Esta, más amable, también lo es. Porque la historia de Dolly Parton también nos puede enseñar mucho sobre integridad, independencia y carácter.
Y es que aunque esta cantante y empresaria parece que siempre ha estado ahí con una brillante sonrisa y su aura de éxito, Dolly Rebeca Parton ha tenido, a lo largo de su carrera, que enfrentarse a muchos prejuicios y romper muchas barreras.
El 10 de enero de 2016 es una fecha que los amantes de la música recordaremos por ser el día que nos dejó uno de los mayores genios de las últimas décadas.
Pero no quiso hacerlo sin regalarnos su última gran obra.
Hay un libro que marcó mi adolescencia: El vagabundo de las estrellas, de Jack London.
Aunque comenzaba como una crónica de las infames condiciones carcelarias del siglo XIX, esta historia de viajes astrales y reencarnaciones se volvía mucho más grande, espiritual y profunda.
A lo largo de sus páginas, el protagonista se evadía de las torturas que sufría viajando en espíritu a los recuerdos de sus vidas anteriores.
Cada una de estas vidas era un relato en sí mismo. Cada una era totalmente diferente.