En 1563, en las sesiones finales del Concilio de Trento, la Iglesia Católica se reafirmó en la importancia del culto a santos y reliquias, convirtiendo los huesos de los mártires en su mejor arma para luchar contra la Reforma. Pero había que presentarlos en condiciones🧵⬇️
A mediados del S.XVI se conocía en Roma una media docena de las más 60 catacumbas que hay localizadas hoy día. El 31 de mayo de 1578 tuvo lugar un descubrimiento providencial, el de una necrópolis anónima profusamente decorada que la Iglesia "vendió" como un depósito de mártires
En realidad en esa catacumba no había cuerpos, pero poco importaba. La maquinaria postridentina estaba en marcha. Poco a poco se fueron descubriendo cementerios subterráneos que se revelaron como depósitos infinitos de reliquias para el floreciente mercado de la santidad.
Del divino arsenal de armas contra los herejes salieron miles de reliquias rumbo a parroquias y a palacios y casas señoriales. Si la Monarquía Hispánica era el principal difusor de este culto , quienes quisieran estar en buen trato con ella debían tener su propia colección.
La mayoría de las reliquias que circulaban por Europa eran "no insignes". Pequeños fragmentos de huesos encerrados en bellos relicarios. Pero de las catacumbas salían también cuerpos completos o partes importantes como la cabeza, es decir, reliquias "insignes"
Hasta el SVI las tumbas de los mártires de Roma eran intocables, y no se sacaban de sus lugares de enterramiento. Con el inicio de las peregrinaciones y el culto al mártir, los cuerpos santos se fueron trasladando a iglesias y basílicas, muchas erigidas junto a las necrópolis
Durante la "beeldenstorm" del S.XVI los ataques iconoclastas privaron de sus símbolos del culto -imágenes y reliquias- a mutitud de iglesias del centro de Europa. Había que solucionar el vacío de inmediato, y de paso sacar "tajada" (económica) de ello.
Y así es como comienzan a viajar por Europa, sobre todo a partir de 1620 , los "holy saints, corpi santi, o katakombenheiligen". La iglesia prohibía la venta de reliquias, pero por su traslado y decoración se pagaban enormes cantidades de dinero.
Los destinos principales eran zonas de habla germana cercanas a áreas dominadas por los reformistas (sur de Alemania, Baviera, Austria y la Suiza Católica). Muchos de estos cuerpos santos eran servidos a monasterios e iglesias pequeñas bajo petición a Roma.
Otras veces eran los propios papas quienes enviaban los huesos como presentes a nobles y miembros de familias reales. El proceso comenzaba con el hallazgo de las reliquias santas, que se designaba con la palabra "inventio" (sí, habéis leído bien: inventio).
Después las reliquias eran extraídas de las catacumbas de Roma por los cavatori y eran depositadas para su custodia en la Sacristía Apostólica. ¿Que los restos eran anónimos? No había problema. Para eso se creó la Sagrada Congregación de Indulgencias y Reliquias Sagradas.
Este organismo vaticano estableció los signos que acreditaban que un cuerpo era de un mártir auténtico. Inscripciones con palmas, palomas, armas de martirio... Si aparecían ungüentarios perfecto. Convertían un objeto ritual en un "vas sangunis" con la sangre del santo y listo
Que no hubiera nada de todo eso tampoco suponía un problema. Para eso estaban las "auténticas", documentos de naturaleza jurídica que a su vez dieron pingües beneficios a los que los manejaban. Con ellas, o con sellos de lacre o cera, se acreditaba la autenticidad del mártir
El transporte de las reliquias y su ajuar a través de los Alpes fue realizado por peregrinos de Roma. Esta primera recogida del cuerpo santo era la "ilación" y un notario apostólico levantaba acta de ello. Una vez llegaba el cuerpo a su destino se rompían los sellos y los restos
eran ensamblados y decorados por monjas o beguinas con piedras semipreciosas y otros adornos monásticos, hilos de plata y oro, textiles... y se depositaban en urnas. Solían ir acompañados de una palma o espada, de un "vas sanguinis", o de un relicario con objetos del mártir.
Se vestía a estos cuerpos santos de legionario romano (era un "miles christi", un soldado de Cristo) o de ángel barroco. Se cubrían los huesos visibles con gasas, y los que faltaban eran sustituidos por copias en madera o cera.
Normalmente los esqueletos llevaban debajo de los ropajes armazones metalicos que hacían de "andamios". Estos trabajos demuestran la pericia y el conocimiento anatómico de las mujeres que manejaron estos cuerpos.
La mayoría de las veces se desconocía por completo quiénes fueron en vida los "dueños" de estos cuerpos, por lo que eran bautizados con nombres como Felix, Prudentia, Vitoria, Candida, Auxilius... Con el S.XVIII llegó la austeridad y el escepticismo.
Los santos enjoyados comenzaron a ser despojados de sus alhajas, escondidos en sótanos, transformados en algo menos llamativo y morboso, o directamente destruidos. Una de estas transformaciones fue la que sufrieron los santos de Roggenburg, protegidos por máscaras de papel maché
No toda esta tradición se perdió, y durante los siglos XVIII y XIX pervivió, sobre todo en Italia, pero también en otros países como España y Portugal, de otro modo y con otra técnica, la ceroplástica. De ello hablaremos en otro hilo.
Hasta aquí este recorrido por los "cuerpos celestes", esa barroca y espectacular manera que tuvo la Iglesia Católica de ponernos frente a nuestra gloria futura. Para que nadie olvide que la muerte es preciosa a los ojos de Dios.
La mayoría de las imágenes de los santos enjoyados son de Paul Koudounaris, y aparecen en su magnífico libro
Otras fuentes: Tobias Seebacher, Shaylyn Esposito, Wikimedia Commons
En las Danzas Macabras medievales no podía faltar la música. Hay un instrumento recurrente que aparece asociado a la muerte en otras iconografías similares del S.XVI. Tiene un nombre extraño, zanfoña, y una etimología tan bella como symphonia. Vamos a ver en qué obras sale
La zanfoña (o zanfona, entre otros muchos nombres) parece que tiene su origen en el S.X aunque sus primeras representaciones las encontramos en el XII, en lugares como el Pórtico de la Gloria de Santiago de Compostela, donde aparece como un "organistrum" tocado por dos personas
A partir del S.XIII el instrumento evoluciona y es tocado por una sola mano. Forma parte de la música culta hasta que es desplazado en el ámbito monástico por el órgano, y relegado a las clases populares y humildes por su timbre agudo y chillón.
Como hoy me han hecho un regalo desde San Bernardino, vamos a hablar de este osario milanés en el que, como suele suceder en las iglesias italianas, hay mucho más de lo que puede parecer tras un primer vistazo. ¿Vamos? ⬇️
El origen de osario e iglesia se remonta al S.XIII, cuando surgieron en el lugar el Hospital del Brolo, una leprosería, y un cementerio para acoger a los que allí morían. Cuando el espacio fue insuficiente se construye el primer osario, junto a la cercana Basílica de S. Stefano
Junto al osario se levantó una pequeña iglesia, de la que se hizo cargo en el S.XIV la Confraternitá dei Disciplini. Sus fieles practicaban la caridad (y se ocupaban de los enterramientos) con niños, enfermos y condenados a muerte.
Se cree que la primera representación de la Danza de la Muerte en Europa fue la del Cementerio de los Inocentes de París. Del camposanto hoy no queda nada, y los osarios acabaron en las famosas Catacumbas de París. Vamos a descubrir algunas cosas sobre todo ello 🧵⬇️
El de los Inocentes fue "El cementerio de París" como mínimo desde el S.XII. Conocemos su estructura gracias a algunos grabados. Junto a una iglesia asociada, el recinto tenía forma de claustro. Los enterramientos pasaron de individuales a colectivos, en fosas comunes.
Pasado un tiempo los huesos se desenterraban y eran depositados en osarios alojados en las arcadas del claustro. Bajo uno de ellos, en el Convento de Frailes Menores, se pintó un mural entre 1424 y 1425 con una Danza Macabra. El muro fue demolido en 1669 durante unas obras.
El 25 de septiembre de 1506 "dejó de alentar el alma" del hermoso Felipe, el primero de Castilla. Comienza el accidentado viaje de sus restos, conducido por la reina Juana, un viaje de tres años que duraría otros quince, y que iremos hilando ilustrado por pinturas del Prado ⬇️
Juana y Felipe, reyes de Castilla, llegan al Palacio del Condestable de Burgos (la Casa del Cordón) el 17 de septiembre de 1506. El día 25, según nos narra Pedro Mártir de Anglería, cronista de los Reyes Católicos, "dejó de alentar el alma de aquel joven hermoso; de nada le
sirvió tener por padre y abuelo a Emperadores de Romanos". Felipe tenía 28 años. Su esposa, la reina Juana I, estaba encinta de su sexto hijo. Mientras duró la enfermedad del rey, "no se separó de su lado, ni derramó una sola lágrima". En el primer amanecer tras la muerte,
En el S.XVII, en plena fiebre postridentina por las reliquias, un secretario de Felipe IV trajo a España desde Flandes un excepcional conjunto que acabó olvidado y cubierto de polvo en la sacristía de una iglesia en un pequeño pueblo alavés. Hasta hace muy poco...
(Hilo 🧵⬇️)
En el Museo de Bellas Artes de Alava está expuesto hasta el próximo 5 de junio un conjunto de relicarios conocido como las "Reliquias de Martioda". Se trata de una excepcional colección de obras de arte que han sido sometidas recientemente a un exhaustivo proceso de estudio
conservación y restauración que ha durado seis años. Tras el magnífico trabajo hecho por el Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Alava podemos disfrutar de los relicarios en todo su esplendor. Yo tuve el privilegio de verlos hace muy poco de la mano de
La presencia de San Francisco de Borja convierte automáticamente cualquier obra de arte en la que aparece en una #Vanitas
Su atributo más conocido es una calavera coronada. Por qué? Vamos a verlo hilando cuadros, esculturas y un maravilloso bordado
Francisco de Borja y Aragón (m.1572) fue Duque de Gandía, Grande de España y Virrey de Cataluña. Bisnieto del papa Borgia Alejandro VI y del rey Fernando el Católico, sirvió en la corte de Carlos V, llegando a ser su hombre de confianza. Cuando murió su esposa Leonor de Castro,
entra en la Compañía de Jesús, y siendo ya jesuita, en 1554, llega a asistir a la reina Juana I de Castilla en Tordesillas enviado por el príncipe Felipe. Sin embargo, el episodio que le lleva a convertirse en un ferviente católico sucedió algo antes.