A todos nos ocurren desgracias. Lo que pasa es que a veces podemos transformar esos baches en oportunidades.

Y hay un músico que lo hizo hasta el punto de que inventó su propio estilo.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, Django Reinhardt. Fotografía en blanco y negro de Django Reinhardt, tocando l
Según la psicología, la resiliencia es "la capacidad de afrontar las adversidades, superarlas y ser transformado positivamente por ellas."

Dicho así, suena fácil.

Pero no lo es.

Es lo más difícil del mundo.
Para afrontar una adversidad hace falta valor, constancia y también algo de suerte.

Si esa adversidad es una limitación, la tarea es mucho más compleja.

Tienes que saber lo que puedes y lo que no puedes hacer. Potenciar lo primero y encontrar una alternativa para lo segundo.
Si alguien sabe de resiliencia es el pueblo gitano.

Un pueblo nómada perseguido a lo largo de la historia y que aún hoy día sufre el peso de los prejuicios.

Y que ha sabido expresar ese espíritu errante y su dura historia a través de la más curativa de las artes.

La música. Antigua fotografía en blanco y negro de dos mujeres gitanas
El camino que fueron recorriendo sus caravanas nos ha ido dejando a su paso un rico patrimonio musical que se ha ido fusionando con los sonidos de cada país.

Desde la musica balcánica de Goran Bregovic al flamenco en España.

O Francia, que es a donde nos lleva nuestra historia. Foto del músico Goran Bregovic con traje blanco y sonrientePostal antigua que nos muestra en blanco y negro una escena
Aunque Jean Reinhardt nació en Bélgica en 1910, desde muy niño los carromatos de su tribu, los sinti, recorrían los caminos franceses buscándose la vida.

Una vida dura y difícil que les llevó a aposentarse a las afueras de París.

Allí, con doce años, le regalaron un banjo. Las caravanas. Cuadro de Van Gogh que nos muestra unos carroFotografía del joven Django con su banjo. Swing Hall of Fam
Quizás ya con el apodo que le haría famoso, Jean demostró un talento innato.

Sin saber leer ni escribir -mucho menos notación musical- aprendía por imitación lo que veía en otros músicos.

Con 13 años ya tocaba con un reconocido acordeonista, Vetese Guerino, en un club de París. Vetese Guerino, con su acordeón, en una fotografia antigua Vieja fotografía en blanco y negro del conjunto de Vetese G
Parecía que su vida estaba destinada a ser la de uno de tantos músicos que, sin llegar a la fama, sobreviven haciendo, al menos, lo que más le gusta.

Tampoco está tan mal.

Sólo que el destino tenía otros planes para Django.

Y el destino tenía forma de flor hecha de celuloide. Broches de celuloide de principios del siglo XX.
Este tipo de adorno fue muy común a principios del siglo XX. La mujer de Django los elaboraba para ganar un pequeño sobresueldo para la familia.

El problema es que el celuloide es un material muy inflamable.

Si habéis visto Cinema Paradiso sabréis de lo que hablo.
El 28 de octubre de 1928 la caravana de la familia estaba llena de esas flores.

Tras volver de tocar, Django escuchó un ruido y creyó que era un ratón. Con la ayuda de una vela intentó encontrarlo.

Unas gotas de cera sobre las flores bastaron para provocar un terrible incendio.
El músico y su mujer salvaron la vida pero él, que se había envuelto en una manta que se prendió, sufrió serias quemaduras.

Estuvo a punto de perder la pierna derecha. Su mano izquierda quedó destrozada, con el meñique y el anular atrofiados.

Inservibles para un músico.

O no. Detalle de la mano de Django tras el incendio.
Django necesitó 18 largos meses de recuperación de sus quemaduras, dónde se apoyó en aquello que más le llenaba.

La música.

Discos de jazz, swing y bebop que primero le llevaba su hermano al hospital y que buscó después en mercadillos.

Discos de Louis Armstrong, entre otros.
Dice la psicología que la resiliencia es la capacidad de superarnos a nosotros mismos.

Escuchando esa música que venía del otro lado del océano, Django superó la limitación que la adversidad le había colocado en su camino.

Si ya no podía tocar como sabía... aprendería de nuevo. Django Reinhardt observando su mano. Dominio público.
Si no podía digitar arrastraría esos dedos contraídos por el mástil. Usaría el pulgar para buscar nuevas armonías. Inventaría su propia forma de hacer música.

Su vida era solo comer, dormir y practicar esa nueva forma de tocar.

Y reinventándose, inventó su propio estilo. Detalle de la mano de Django sobre la guitarra.
Su forma particular de tocar, y la fusión de ese jazz que había descubierto con la música zíngara que traía de familia serían denominados jazz manouche.

Jazz gitano.

Y ahora sí, Django conseguiría lo que nunca pensaba que sería posible: la fama y el éxito. Django sonriente. Foto de archivo de DjangoBooks.com
Mientras en EEUU se popularizaban las grandes orquestas de swing como la de Benny Goodman, Django y su hermano Joseph formaron un pequeño conjunto casi de cámara que tenía entre sus filas al excelente violinista Stephan Grappelli, entre otros.

El Quintette du Hot Club de France.
En pocos años se convirtieron en una referencia en Europa con un estilo fresco y ágil que se diferenciaba de todo lo que se hacía hasta entonces por aquí.

Y también del jazz que se hacía en EEUU.

Hasta que llegó la guerra.
En 1939, con la invasión de Francia, el Hot Club se acabó.

Grappelli se quedó en Londres y Django en París.

Pese a su origen -y que su música fue bandera de la resistencia- logró esquivar el destino de muchos de su pueblo, se dice que por un general nazi enamorado del jazz. Cartel nazi que advertía del peligro que era la música jaz
Al acabar la guerra, aquellos americanos que tanto le habían influido acudieron en su busca para llevarle a EEUU.

Ese gitano, criado en un carromato, que no sabía leer música, acabaría tocando junto con Duke Ellington o Coleman Hawkins.

Aunque la cosa no fuera tan exitosa. Django Reinhardt y Duke Ellington frente a un piano. Archivo
Jugador y bebedor, no se atenía a normas, convenciones ni horarios.

Se dice que llegó allí sin equipaje y sin su habitual guitarra Selmer Maccaferri, pensando que le darían una al llegar.

Además era muy orgulloso y chocaría con Ellington, que le relegaba al final del show.
En el 47 volvió a Europa, absorbido por artistas como Gillespie o Charlie Parker.

Sus últimos años los pasó mucho más relajado, dedicando más tiempo a pescar o pintar que a salir de gira, mientras exploraba la guitarra eléctrica.

Moriría con 43 años de una hemorragia cerebral. Entierro de Django Reinhardt, con su guitarra sobre el ataú
Con una personalidad así, son muchas las anécdotas que se cuentan de su relación con otros músicos de postín.

Anécdotas que solían comenzar con una mirada por encima del hombro, con un gesto de desdén antes de la admiración.

Como le pasó con Andrés Segovia. Andrés Segovia, de joven.
Los dos guitarristas coincidieron un par de veces en París. En una de ellas, Django apareció sin guitarra y le pidió a Segovia la suya, pero éste, que sabía que tocaba de forma muy enérgica, se negó.

Django, que tocó con otra prestada, impresionó al maestro, que se acercó a él.
Quizás estaba asombrado o quizás se sentía culpable por no haberle cedido el instrumento, pero, según se cuenta, le preguntó que dónde podía conseguir esa música tan maravillosa que había tocado.

En ningún lado, Monsieur, respondió Django. Me lo acabo de inventar. Django Reinhardt tocando.
La influencia de la música de Django fue enorme en su estilo, y mucho más allá.

Su forma de tocar, a través del swing, llegaría a lo que se llamó western swing y de ahí al country rock.

También al flamenco francés, siendo el famoso Manitas de Plata admirador confeso suyo. Grupo de western swing. Archivo PBS.El guitarrista francés Manitas de Plata. Foto de Jack de Ni
Su figura fue homenajeada en una excelente película de Woody Allen, llamada por aquí Acordes y desacuerdos.

El protagonista, un guitarrista de jazz interpretado por Sean Penn se siente segundón ante ese "francés", lo que nos deja muchos momentos divertidos en un excelente film.
La música de Django Reinhardt transmite alegría y positividad.

Su historia nos habla de superación.

Fijaros en lo que dijo una vez.

"Me preguntan cómo puedo tocar esto o lo otro sin pensar que ellos pueden usar cinco dedos. Yo oigo en mi cabeza música que nunca podré tocar".
Espero que os haya gustado esta historia que tanto nos enseña sobre superación y espíritu.

Si ha sido así, podéis compartirla y darle al corazoncito.

Y si os gustan mis hilos, podéis leerlos todos ordenaditos por temporadas en el índice general.

Y no olvidéis apuntaros a la newsletter de #LaHistorietaMusical para que os avise por correo de cada nuevo hilo y de algunas cosillas más.

substack.com/profile/118485…
Y por último, si os gusta como escribo, lo hago en muchos más sitios.

Los tenéis todos aquí.

linktr.ee/jesusbaezalcai…
Las fotos han salido de Wikipedia Commons, del archivo Django-Books, de Gipsy Jazz y de la Biblioteca del Congreso de los EEUU.

Están acreditadas y con sus licencias.

creativecommons.org/publicdomain/z…

creativecommons.org/licenses/by/3.…

creativecommons.org/licenses/by-sa…

creativecommons.org/licenses/by-sa…
Este hilo necesita un par de agradecimientos.

El primero de ellos, aunque no tenga Twitter, es al guitarrista y amigo con el que toqué durante años, que me descubrió a Django en una época que yo no lo supe apreciar.

El segundo a @Apamacahuitl por refrescarme la psicología.
Yo me despido hasta la próxima semana, donde hablaremos de una mujer que hubiera cumplido 80 años en este 2023.

Hasta entonces, me despido con el consejo de siempre.

Nunca dejéis de escuchar música. La música cura y nos ayuda a salir adelante.

Es lo mejor que podéis hacer.

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Feb 27
El problema de las comparaciones es que siempre hay alguien que sale perdiendo.

Y este cantautor escocés tuvo que soportar ser comparado con la mayor figura del mundo del folk.

Y tanto le marcó que se perdió buscándose a sí mismo.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, Donovan. Donovan, con una blusa hippy y una guitarra rojiza, actuando sobre el escenario en 1966. Es un chaval joven de fuerte mandíbula y mirada algo triste. Lleva el pelo medio largo y algo despeinado. Discogs.
Donovan Leitch nació en Glasgow en 1946 de antepasados irlandeses: no es extraño que desde niño se sintiera atraída por el folk y los sonidos celtas.

Y es que la música folk, al igual que el blues, había hecho un largo viaje de ida y vuelta.

Solo que en sentido contrario. Donovan en una fotografía de 1965, pelo corto y sujetando una guitarra Gibson de la que se muestra la pala. Anefo • CC0
Del viaje del blues ya hablamos esta temporada a propósito de Cream.

Precedido por el éxito del skiffle, el blues arraigó en UK. Y a partir de los 60, tras lo que se conoció como "invasión británica", los ingleses se lo devolvieron a EEUU hecho beat, blues-rock y hard-rock.
Read 37 tweets
Feb 20
Fue una de las grandes damas del jazz de la época clásica, en una carrera que abarcó décadas de éxitos y reconocimientos.

Y su voz era tan perfecta que la llamaron "la divina".

Hoy, en #LaHistorietaMusical, nos vestimos de gala para hablar de la increíble Sarah Vaughan. Sarah Vaughan, en una actuación de juventud, gesto sentido frente a un micrófono antiguo, vestido rosa y una elegante gargantilla al cuello. Discogs.
Es curioso pero Sarah Vaughan no es tan conocida (o reconocida) hoy día más allá de los entendidos del jazz que otras figuras con una vida más polémica como Nina Simone o desgraciada como la pobre Billie Holiday.

Y motivos artísticos para ser más valorada no le faltaban. Sarah Vaughan, pelo corto y rizado, elegante vestido y mano con un anillo apoyada en la barbilla, posa para una fotografía promocional de finales de los años 50. Discogs.
Y esto nos lleva a una reflexión que quizás es necesario hacerse de vez en cuando.

Nos gusta el morbo.

Nos gustan las historias dramáticas, los momentos difíciles, los tragos amargos y los finales trágicos.

Forman parte del imaginario de la música.

Y la verdad, es una pena.
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Feb 3
Hoy es 3 de febrero, y este día es el que se dice que la música murió.

Y se dice porque ese día un trágico accidente aereo acabó con la vida de 3 figuras del casi recién nacido rock and roll.

Os lo cuento rápidamente en una pildorilla improvisada de #LaHistorietaMusical. Restos del desgraciado accidente. Dominio público.
La música es ritmo, y el ritmo, movimiento.

Quizás por eso los bajistas nos movemos siempre igual en el escenario: seguimos el ritmo.

Y el movimiento es viaje.

Y la música siempre ha sido viajera.
Desde los primeros trovadores que recorrían los caminos a los músicos del barroco, buscando una corte donde les acogieran.

O el pueblo gitano, llevando su ritmo en su largo viaje de siglos por Europa, los músicos nunca se han detenido en su viaje.

Y en los viajes, pasan cosas. Antigua fotografía de cingaros en su carromato por centro europa. Getty.
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Jan 30
Hay momentos en los que un artista sufre una desgracia que parece imposible de superar.

Algo horrible e impensable, que rompería a cualquier persona en mil pedazos.

Y lo transforma en belleza.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, el momento más oscuro de Eric Clapton. Eric Clapton, sobre el escenario en San Francisco en 1991.
Perder a alguien es algo por lo que todos pasamos. Antes o después.

Como siempre ha dicho mi padre, es ley de vida. Y a medida que crecemos aumentan las posibilidades de perder a padres, hermanos o amigos.

Yo perdí hace dos años a uno de mis mejores amigos.

Aún no lo creo.
Cada uno pasa el duelo como puede o como sabe. Utilizando las herramientas que tenemos en mayor o menor medida.

Para mí escribir es una de esas herramientas.

Y está claro que para un músico componer es una de esas formas de expresar el dolor y sacarlo fuera.
Read 31 tweets
Jan 26
Este último hilo de Cream me ha hecho darle vueltas a unos conceptos que he tocado de refilón en muchos hilos, como el de Janis o Jefferson Airplane, y que están relacionados con como entendemos la evolución musical.

Voy a intentar explicarlo en esta #MetaHistorietaMusical.
En el estudio de la historia de la música, como en la historia de cualquier arte y en general como en la historia misma, es un recurso fácil (y útil) marcar hitos usando fechas.

En tal año nació el rock, este es el primer disco heavy, este concierto marcó el fin de la era hippy.
Es útil y sencillo. Sirve para diferenciar épocas, estilos o tendencias.

Pero como bien explicó @PGonz8 hace poco, refiriéndose a la historia en general, no deja de ser una simplificación.

Y con las simplificaciones hay que tener cuidado.

Porque dejan de lado los procesos.
Read 25 tweets
Jan 23
Solo hicieron falta tres músicos y cuatro discos para poner patas arriba el blues y el rock y crear un sonido que sigue siendo inspiración para muchos incluso hoy en día.

Y eso que solo se aguantaron apenas dos años.

Hoy, en #LaHistorietaMusical, el primer supergrupo: Cream. Cream actuando en el programa de televisión holandés Fanclub en 1968. En primer término Ginger Baker tocando la batería y a su espalda, a la izquierda Jack Bruce y a la derecha Eric Clapton. F. van Geelen, Omroepvereniging VARA • CC BY-SA 3.0 nl
Esta historia de hoy la vamos a empezar hablando de listas.

Y es que a los rockeros siempre nos han gustado las listas.

Ya sabéis: que si los cinco mejores discos del año tal, los mejores baterías ordenados según, yo que sé, el número de timbales...

Y no, no es algo de ahora. Listado de mejores cantantes, grupos, guitarristas y otros tipos de músicos de la revista New Musical Express en un número de 1979.
En 1966, en Inglaterra, hubo tres músicos que salieron en unas famosas listas como los mejores en su respectivo instrumento.

En la guitarra el número uno lo tenía un tal Eric Clapton, en la batería un tal Ginger Baker, y el mejor bajista se llamaba Jack Bruce.

Y ya se conocían. Foto promocional de Cream, donde vemos, de izquierda a derecha y en un potente primer plano, las caras de Ginger Baker, que nos mira de frente con su característica barba rala, Jack Bruce que con su potente mandíbula dirige su vista hacia un lado y Eric Clapton, pelo rizado y patillas, que también nos mira directamente. General Artists Corporation. Dominio público.
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