Tío Pepe no es un invento del marketing: existió de verdad. Se llamaba Pepe y, efectivamente, era tío de alguien.
Concretamente, su nombre era José Ángel y Vargas y era el tío de Manuel María González Ángel, fundador de la bodega González Byass a sus 23 añitos, y un gran apoyo en aquellos primeros años.
Al tío Pepe, al parecer, le gustaba disfrutar de vinos ligeros y frescos, tipo Manzanilla, lo que se conoce como vino fino. Y enseñó y contagió esta afición a su sobrino, tanto que comenzaron a exportarlos, incluso a Londres y Nueva York.
Lo que nos lleva al siguiente capítulo: el vino 🍷
Porque en esto surgió el vino Tio Pepe. Se dice que, agradecido por su apoyo y colaboración, Manuel bautizó una bodeguita y un vino en honor a su tío.
Y así llegó en 1849 el vino Tío Pepe, que se registraría como marca en 1888.
Tío Pepe era uno de los vinos insignia de la bodega de González Byass, pero por el momento era solo eso: una marca dentro de su variedad.
¿Pero cómo llegó Tio Pepe a convertirse en una botella con sombrero y chaquetilla, símbolo de Andalucía? 🤠
Entra en la historia un señor de Burgos 🕵🏻♂️
Ese señor es Luis Pérez Solero. De Burgos, sí, y casado con una donostiarra, pero con un cariño inmenso a Jerez, que llamaba "su pueblo".
Y en 1934 comenzó a trabajar en González Byass como Jefe de Propaganda: lo que hoy sería marketing, marca, comunicación y publicidad.
En las bodegas Solero creó algunos lemas míticos para sus vinos (“Para excelencia González Byass", "Un vino de Jerez, cualquiera; pero si es de González Byass, mucho mejor todavía”), pero quizás el mayor trabajo lo hizo con la marca Tío Pepe.
Para Tío Pepe Luis Pérez Solero creó el lema “Sol de Andalucía Embotellado” que aún hoy se utiliza, y sobre todo, creó un icono: la botella con sombrero y chaquetilla roja.
Hoy en día, cuando creamos una marca, uno de los elementos más importantes para que sea coherente en todos sus puntos de contacto es crearle una personalidad: un tono de voz, una manera de ver el mundo… una actitud.
Pues hace casi 100 años, Pérez Solero ya lo hizo con Tio Pepe. Así describía la personalidad de esta marca y su origen:
"Veréis con qué sencillez me dieron forma en Jerez: Embotellaron el sol de Andalucía, primero; me pusieron una chupa, la guitarra y un sombrero; ¡y así nació el Tío Pepe, lleno de gracia y salero! ¡¡Ya veis con qué sencillez, se viste un vino en Jerez!!"
Hoy estamos obsesionados con los cuadrantes de personalidad y la teoría de los arquetipos y puede parecernos un poco básico, pero en los años 30, un vino con “gracia y salero” y no simplemente “muy bueno” era branding de vanguardia.
Por cierto que también, en esta época, el gesto de Tío Pepe cambió: pasó de tener la mano arriba, sujetando el sombrero a modo de saludo, a poner los brazos en jarras, tal y como se ha convertido en icono.
(Tengo que decir que a mí la botella con la mano arriba me parecía como que estaba posando en plan modelo sexy, pero el archivero de Gonzalez Byass me aclaró que la idea del ilustrador es que se está levantando el sombrero a modo de saludo)
Y llegamos a la tercera parte: el icono ⭐️
Porque Tio Pepe se ha convertido en todo un icono que ha llegado a trascender al vino. Como esas marcas que forman parte del paisaje, Tio Pepe ya es más que una persona y más que un vino: es una manera de ver la vida, es parte de nuestra cultura.
Porque no se trató solo de vestir la botella. También fueron muy rompedoras algunas de las acciones de promoción que Solero llevó a cabo.
Por ejemplo, la Orden del Tío Pepe de Oro. Un reconocimiento a artistas y personalidades destacadas que representaban la filosofía de Tío Pepe. La Orden fue fundada por Pérez Solero y algunos amigos suyos como los hermanos Álvarez Quintero, Carlos Arniches o Muñoz Seca.
Hoy lo llamaríamos una campaña de embajadores de marca (que cobrarían), pero hace 88 años era un honor que recibió gente como Pedro Chicote, Imperio Argentina, el torero Manolete, el humorista Tono o Lili Álvarez, la primera mujer española que participó en unos Juegos Olímpicos.
Y por supuesto, para los madrileños, “el Tío Pepe” también es un lugar en la Puerta del Sol de Madrid bajo el que varias generaciones han esperado a sus amigos más tardones o a que abriera el metro de madrugada.
Pero este rótulo no siempre fue como lo conocemos: en los años 30 era un rótulo genérico de Gonzalez Byass por el que pagaron 796 pesetas de licencia sobre el Hotel París (hoy Apple Store). Sin embargo, en los 50 Tio Pepe era ya tan conocido que se cambió el neón al actual.
Un icono que acompañó a Picasso en su exilio, cuando sus amigos le mandaban productos desde España, y que ha estado presente en todo tipo de actos: desde la Expo 92 hasta la Fórmula 1, donde incluso las azafatas vestían la tradicional chaquetilla.
Y aunque uno podría pensar que como símbolo estático está un poco limitado, lo cierto es que a lo largo de los años le han sacado bastante jugo (gráfico):
Y hoy en día, simplificado en su trazo, sigue siendo reconocible e icónico:
Y ahí sigue Tio Pepe, conectando con una parte de nosotros que busca el sol y la alegría de Andalucía. Aunque sea embotellada.
✍️ ¡FIN! ✍️
¡Muchas gracias por leer!
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Los #GamuhilosRenombrados son una colaboración con el Foro de Marcas Renombradas Españolas (@BrandsofSpain), que agrupa a las mejores marcas del país, para contar historias curiosas y poco conocidas de las marcas cotidianas.
¡El mes que viene, una nueva historia!
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Tal día como hoy en 1999 anunciaron su fusión el Banco Santander y el BCH, dos de los mayores bancos de España.
Quizás recuerdes que su primera marca fue BSCH, pero esta imagen duró muy poco.
¿Conoces el porqué? #gamuhilo
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Hagamos un pequeño repaso por las dos marcas que se unieron.
El Santander aportaba el rojo, que llevaba toda la década de los 90 siendo su color de referencia (aunque hasta los 80 su color tradicional era el verde).
Por su parte, el azul era el color del BCH, que acababa de estrenar este nombre, por cierto. Este banco había nacido en 1991 como la unión del Banco Central y el Banco Hispano Americano. Su primer nombre fue Central Hispano...
Para el mundo, España es gastronomía, playas… y vino. ¿Sabías que somos el mayor exportador mundial de vino? ¿Y que la mayoría es @vinaalbali?
En este #GamuhiloRenombrado, la historia de una familia que desde Valdepeñas conquistó el mundo.
#Colaboración con @BrandsofSpain ❤️
Mencionábamos Valdepeñas pero realmente esta historia empieza en otro pueblecito de La Mancha, Villanueva de los Infantes.
Allí el matrimonio de Félix Solís y Leonor Yáñez tenían una carnicería, pero su auténtica pasión era el vino.
Y comenzaron a ahorrar para ello.
En 1952 se mudaron a Valdepeñas, ya famosa entonces por sus bodegas y hoy cuna de una de las Denominaciones de Origen más prestigiosas. El lugar perfecto para comenzar.
Allí compraron una pequeña bodega llamada “Casa del Huerto del Cura”, una casa solariega del siglo 17.
Telecinco está haciendo audiencias que no se veían desde 1990, el año de su nacimiento. La que fue la cadena líder hasta hace poco está en una crisis de audiencias sin precedentes.
Pero yo creo que detrás de esa crisis de audiencias hay algo mayor: una crisis de marca.
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Siempre digo que una marca es un cajoncito mental, un concepto con el que la gente asocia todo lo que sabe, cree saber, ha vivido o tiene prejuicios acerca de algo.
Y cuanto más reconocible, coherente e importante para nosotros sea ese cajoncito, más fuerte será la marca.
¿Qué es Telecinco? es una pregunta que en diferentes épocas ha tenido diferentes respuestas.
Hoy te voy a contar la historia de una empresa española que entendió tan bien para qué sirve el diseño que acabó cambiando su marca, su manera de trabajar... y la manera de trabajar del mundo.
Hoy hablamos de @actiu.
#gamuhiloRenombrado en #colaboración con @brandsofspain
"¿Que no tienes tele? ¿y hacia dónde miran tus muebles?"
La mítica frase de Joey en Friends tenía algo de razón. La llegada de la TV fue una de las mayores revoluciones del siglo 20 en cuanto al interiorismo de los hogares.
Y Actiu ya estaba allí.
Bueno, en realidad me he adelantado, porque Actiu nació en 1968 llamándose Creaciones Berbegal, fundada por (sorpresa) un joven Vicente Berbegal de 20 años.
Al principio era un pequeño taller de carpintería... pero pronto sería muchísimo más.