He dicho artista al principio y luego he dicho que vamos a hablar de Phil Spector.
"Pero oiga, señor Historieta, ¿Spector no era productor?"
Bueno, es que ser productor es ser, en cierta forma, artista.
Y Spector fue el productor total.
Un productor musical no es el que pone el dinero, aunque a veces sea así.
Es el que toma un montón de decisiones para convertir esa canción que a veces es solo un esbozo en el producto final.
Instrumentos, arreglos, grabación, edición, y hasta músicos o artistas.
Podéis imaginar que hay productores que trabajan con los artistas creando una auténtica simbiosis que enriquece el resultado, como hacía Quincy Jones.
Otros se inmiscuyen muy poquito dejándole al artista libertad sobre su obra.
Y otros... lo controlan todo.
Como Spector.
Nacido en Nueva York en 1939, ya de adolescente su familia se muda a Los Ángeles y allí comienza su carrera.
Con 18 años, al frente de The Teddy Bears, logra su 1er éxito: "To Know Him Is to Love Him", una frase sacada de la lápida de su padre.
Esto es solo el principio.
No tiene ni 20 años cuando compone una canción mítica: "Spanish Harlem".
Ya tiene claro dónde está el dinero: entre bambalinas, creando canciones y produciendo a otros artistas.
En 1961 funda su primer sello junto con dos socios: Philles Records.
Con una banda vocal femenina, The Crystals, lanzan un tema con el que vende su primer millon de copias: "There's no other like my baby".
Tras eso le compra a sus socios toda la compañía.
Phil quiere el control absoluto de cada detalle de cada trabajo.
Desde sus primeros trabajos tenía claro el sonido que quería encontrar.
Sabía que los chavales escuchaban música en el coche, no en equipos de alta fidelidad.
Necesitaba un sonido que impactara. Sólido, firme, apabullante. Un sonido contra el que estrellarse.
Como un muro.
El concepto que fue perfilando en esos primeros años era de crear capas y capas de melodías acumuladas con diferentes arreglos que, combinados, atacaran el oído como un bloque.
No tardó en darse cuenta que para eso hacía falta muchos sonidos diferentes.
Muchos instrumentos.
Cada instrumento musical tiene su propia gama de frecuencias y su propio sonido característico.
Su propia voz.
Poner a muchas voces iguales a hacer lo mismo no funcionaba: había que jugar con las armonías y los timbres.
Melodías pop tocadas por orquestas multitudinarias.
A lo largo de los años, Phil trabajó con cientos de músicos, a cada cual mejor, a los que exigía el máximo en maratonianas sesiones.
Muchos de ellos formaron un núcleo estable: The Wrecking Crew, con figuras como la mejor bajista del mundo, Carol Kaye.
Su método de grabación y su particular resultado, ampuloso y barroco, con muchas cuerdas y coros llenos de eco que te dejaban impactado, se convirtió en su marca particular.
Eran, en sus palabras, "pequeñas sinfonías para chavales".
Y funcionaban.
Vaya si funcionaban.
Hasta el año 66, que cerró su sello, Phil produjo singles que fueron oro puro.
Mientras otras compañías sacaban muchos, por si alguno vendía, el se centraba en producir el sencillo perfecto.
E hizo muchos de esos. Como este de Ike y Tina Turner.
O este de los Righteous Brothers, a los que también produjo otro tema mítico: el Unchained Melody. Sí, la de Ghost.
Dicen que cuando estaban grabando, uno de los Righteous le dijo que qué podía hacer mientras el otro cantaba su parte.
"Puedes ir ya al banco", fue la respuesta.
Si con un grupo consiguió la perfección en su método absoluto, serían las Ronettes.
El legendario trío era un producto sobre el que Phil tenía el control total. No sabéis hasta que punto.
En 1968, Victoria Yvette, o sea, Ronnie, se casó con Phil.
Cinco años aguantó.
The Ronettes le darían el que para él sería su mejor logro y el apogeo de su muro sónico.
Be my baby.
Aquello fue un pelotazo de proporciones siderales.
Pero como os he dicho, en el 66, después de haberse hecho inmensamente rico, Phil cierra su sello: el mundo de la música estaba cambiando.
Ya no se llevaban los singles: la gente quería discos. Y él empezó a trabajar como productor independiente.
En los siguientes años produjo discos para los ex-Beatles: All things must pass de Harrison -os dejo el hilo que ayer hizo @_Musica_Ligera -, o discos de Lennon, entre ellos Imagine.
También Let It be, con un resultado que nunca gustó a McCartney.
Produjo el disco menos Ramone de los Ramones y sacó un disco atípico de Leonard Cohen que sorprendió a sus fans.
Trabajó con Cher, con Harry Nilsson e inspiró a Brian Wilson de los Beach Boys.
Todos coincidían en que era un genio.
Todos coincidían en que estaba loco.
Aquí es cuando podemos abrir el debate famoso de si es necesario separar al artista de su obra.
En el caso de Phil es difícil.
Phil ejercía el mismo control absoluto sobre las personas que sobre la música. Obtenía resultados magistrales de sus músicos a base de explotarlos.
Sus métodos empresariales no admitían escrúpulos.
Uno de sus primeros éxitos fue una canción robada que hizo grabar por Darlene Love y las Blossom para después adjudicársela a las mencionadas The Crystals, cuya cantante ni siquiera llegaba a cantarla.
Así que la sustituyó 🤦.
Otro ejemplo es lo que pasó con Sill, su antiguo socio, que le demandó por no pagarle lo acordado.
El juez decidió que Phil tenía que compartir los derechos de autor de su siguiente canción.
Phil editó una única copia de un tema larguísimo donde solo repetia una frase al piano.
En lo personal la cosa era mucho peor.
A Ronnie le hizo la vida imposible. Llegó a controlarla tanto que cuando ella, literalmente, huyó de su mansión, lo hizo descalza porque le "requisó" todos sus zapatos.
Se casó varias veces. Maltrató a todas.
Y luego lo de las armas.
Megalomanía, desequilibrio mental y drogas no combinan bien si te gustan las armas.
Llevarlas al estudio y disparar al techo o amenazar a los artistas no transmite mucha confianza.
Son muchas las anécdotas -unas verificadas, otras no- que se cuentan al respecto.
Por ejemplo, como cuando apuntó a un asustado Leonard Cohen al cuello mientras le decía "Te quiero, Leonard".
A lo que este, aterrado, solo pudo balbucear: "Espero que así sea, Phil".
En los 80 acabaría recluido en su mansión y alejado de la música, aunque volvería a final de siglo produciendo a grupos como Starsailor.
La estrella de Phil parecía haber declinado.
Pero aún le quedaba por firmar un último y oscuro episodio.
El tres de febrero de 2003 Phil Spector acabó con la vida de la actriz Lana Clarkson y se iniciaría un juicio -con el abogado de OJ Simpson representándole- que coparía las portadas durante años y donde el productor demostraría su excentricidad.
En 2009 fue declarado culpable.
Ya en la cárcel intentaría divorciarse de su última mujer -se casaron después del asesinato y hasta le produjo un disco desde la prisión 😲- por estar despilfarrando su fortuna.
En 2021 murió en la carcel de COVID.
Así terminaría la historia de este controvertido personaje.
La historia de Phil Spector nos demuestra que ser un genio no te libra de ser una mala persona.
Si os ha parecido una historia interesante, con sus luces y sombras, podéis compartirla y darle al corazoncito.
Dr. Feelgood fue una banda mítica que precedió al punk y donde militó un tiempo el reciente fallecido Wilko Johnson.
En la actual formación Kevin Morris y Phil Mitchell, junto con Robert Kane, de los Animals, y el retornado Gordon Russell, vienen dispuestos a dar un bolazo.
Si os queréis poner al día, podéis veros este excelente documental sobre la historia de la banda que merece mucho la pena.
De teloneros vienen unos sevillanos, Los Fusibles, que prometen van a calentar el ambiente seguro.
Anoche viví una experiencia tan intensa que fui incapaz de ponerle palabras. Esta mañana, ya desayunado y habiendo mascado lo vivido, voy a intentar decir algo.
Aunque lo podría resumir en una frase: lo de ayer fue uno de los mejores conciertos que he visto en mi vida.
Antes de nada: sí, estaba muy arriba. Fui a comprar las entradas tarde y lo mejor que quedaba era butaca de tercer piso.
Ojalá hubiera estado abajo. Sin embargo, deciros que el sonido fue una pasada, incluso ahí arriba: es lo que tiene ir a un teatro como el @TeatroCervantes.
Steve Vai demostró lo que es en un show de dos horas: un genio. Un virtuoso.
Confieso que iba con cierta reticencia porque, pese a saber qué iba a ser un prodigio de técnica, pensaba que podía cansarme de tal profusión de notas.
Los que seguís esta cuenta de hace tiempo sabréis mi empeño por reivindicar a muchas grandes artistas con las que se han cometido injusticias.
La más habitual: haber sido silenciadas e ignoradas.
Pioneras a las que no se le ha reconocido su contribución.
Grupos de chicas como The Runaways o Fanny, miradas por encima del hombro por ser, pues eso, "grupos de chicas".
Pioneras del rock como Sister Rosetta, de la que ya os hablé en su día, que ya hacía potentes riffs con su guitarra cuando Chuck Berry aún estaba mojando la cama.
A mediados de los 90 la banda de tecno estaba pasando un momento de gran éxito, aunque en realidad llamarles tecno en ese momento ya no era del todo correcto.
Sus últimos trabajos habían supuesto una gran evolución en el estilo del grupo, asumiendo sonidos y postulados del rock.
Y esa evolución se plasmó en un increíble éxito que les convirtió en un grupo de masas, de estadios y grandes shows.
Algo impensable para unos chavales que habían comenzado tocando en la escuela St. Nicholas de Basildon, Essex al inicio de la decada de los 80.