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Rainer Maria Rilke llegó a Roma en octubre de 1903. Allí escribió su quinta y sexta "Cartas a un joven poeta". Estos fragmentos son de la primera de ellas.
"Roma, cuando uno no se ha acostumbrado a ella, te sofoca de tristeza durante unos pocos días..."
#NatalediRoma
"Roma, cuando uno no se ha acostumbrado a ella, te sofoca de tristeza durante unos pocos días..."
#NatalediRoma
"por la atmósfera sombría y muerta de museo que exhala, por la abundancia de sus pasados, que son traídos a colación y laboriosamente sostenidos por una terrible sobrevaloración (...) de todas las cosas desfiguradas y decadentes que, después de todo, ...
no son más que restos accidentales de otro tiempo y de una vida que no es y que no debe ser la nuestra"
Finalmente, tras semanas de resistencia diaria, uno recobra la compostura y, aunque todavía un poco confundido, se dice: No, no hay más belleza aquí que en otros lugares"
"Pero hay aquí mucha belleza. Aguas infinitamente llenas de vida transitan los antiguos acueductos, se adentran en la gran ciudad y bailan en numerosas plazas sobre pilas de piedra y (...) murmuran de día y más todavía de noche, que aquí es enorme y estrellada y de suave brisa".
"Y luego están los jardines, los inolvidables bulevares, y las escaleras diseñadas por Miguel Ángel, construidas imitando la caída del agua que, mientras descienden, se ensanchan y sus olas dan a luz escalones"
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