#coronitas Habrá varios jefes de Estado y miembros de familias reales en la coronación de Carlos III pero, ¿sabéis que hay algunos que son regularmente invitados pero que, generalmente y salvo excepciones muy contadas, nunca van por cuestiones históricas?
Debemos recordar que, en términos generales, las coronaciones de los reyes de Reino Unido son "eventos internos". Es decir, entre sus lógicas internas (junto con el importantísimo componente religioso) está la base de que los súbditos legitiman al nuevo rey y le rinden pleitesía,
y el rey, a su vez, les jura protección, servicio y que hará lo mejor para ellos en cada momento. De hecho, el juramento del monarca es una de las partes más importantes y básicas de la coronación.
Por lo tanto, aunque la legitimación de poderes exteriores suele ser básica para cualquier régimen, al haberse producido esta ya con la ascensión, la presencia extranjera en la coronación no es necesaria. No amarga, vamos a ver; pero no hace falta.
Por lo tanto, veremos a muchos menos líderes y personajes reales en la coronación de Carlos III que en el funeral de Isabel II, pero es que el punto no es ese. Este es otro tipo de acontecimiento. De hecho, hasta la coronación de Eduardo VII, ya en el siglo XX, con la
mejora de los medios de transporte y el afianzamiento del rol de la familia real como embajadores y promotores de un territorio a través de su presencia física en otros, no había testas coronadas ni jefes de Estado en las coronaciones, salvo que fueran familiares muy cercanos.
Y a Eduardo VII le salió rana la cosa, porque dos días antes de su coronación la tuvo que cancelar porque se puso muy malito. La mayoría de los invitados ya estaban en Londres y se fueron compuestos y sin coronación. Ya no volvieron a invertir para ir a la segunda.
Así pues, no todos los jefes de Estado y miembros de familias reales están invitados a las coronaciones, ni todos van. Generalmente acuden personas con lazos familiares importantes con el nuevo monarca, miembros de la Orden de la Jarretera (o representantes de los mismos), jefes
de Estado de lugares con especial conexión con Gran Bretaña (los países de la Commonwealth, por ejemplo) y territorios con lo que se tiene (o se quiere tener) una relación más estrecha (supongo que alguna invitación relacionada con la Unión Europea ha caído fijo).
Pero hay territorios a los que se suele invitar y cuyo titular no suele ir, aunque pueda, por razones históricas. Y de hecho, este año uno de ellos ha roto con la costumbre, que es la Francia de Macron: dailymail.co.uk/news/article-1…
La base de esto era que Inglaterra ha reclamado históricamente la soberanía de Francia. ¿Recordáis a Leonor de Aquitania y la Guerra de los Cien Años? Pues los descendientes de Leonor y Enrique II fueron reyes de Inglaterra y también soberanos de una buena porción de lo que hoy
Francia. Tras un problema sucesorio (en el que los reyes ingleses reclamaron la legítima sucesión de todos los territorios franceses) y muchos años de enfrentamiento, Inglaterra fue despojada paulatinamente de todos los territorios que tenía en el continente.
Llegado el siglo XVI, solo le restaba Calais, que se perdió en 1558. Pero los reyes ingleses siguieron intitulándose reyes de Francia durante muchos siglos y reclamando su derecho histórico y legítimo a ostentar dicho título, aunque a efectos prácticos iba a ser que no.
De hecho, esta reclamación, su uso en la intitulación y su presencia en el escudo real, continuó hasta el siglo XIX. Cuando la monarquía se abolió en Francia después de 1792 (aunque volvería, que les quedaban tres reyes y dos emperadores todavía por gobernar)
se empezó a hablar de acabar con esta reclamación histórica, sobre todo a la vista de los tratados que empezaban a negociarse con la Francia republicana. Pero en un inicio no se llegó a un acuerdo. Pero en 1800 se firmaron las Acts of Union para unir Reino Unido y el reino de
Irlanda. Esto implicó la remodelación de la intitulación, del escudo y demás, por lo que se aprovechó para quitar a la incómoda Francia del mapa real. En 1802 se reconoció la república francesa, lo que implicaba de facto el fin de cualquier reclamación de los descendientes de los
reyes ingleses sobre el país galo. Pero hay un matiz: que nunca se negó oficialmente, o se renunció, al derecho que se pretendía. Era un simple "dejarlo estar". A día de hoy, nadie ha renunciado a nada, por lo que, técnicamente, la reclamación se puede considerar abierta,
aunque no se persiga ni nadie se imagine a Carlos III arengando a sus tropas a recuperar sus posesiones francesas. Pero la legitimidad y el reclamo no se han esfumado. Por lo tanto, en el pasado se ha considerado que el hecho de que un jefe de Estado francés acuda a una
coronación (sobre todo si no es una testa coronada, lo que supone una desigual condición) se puede considerar como una suerte de aceptación, al ser la coronación un reconocimiento del rey por parte de sus súbditos, y una promesa del soberano a ellos.
Macron rompe este año con esta dinámica, indicándose además que ambas partes están muy interesadas en mejorar las relaciones entre Francia y Reino Unido, por lo que entra dentro de ese cómputo de "jefes de Estado de especial interés" que os comentaba antes.
Otro que no va nunca (o no suele hacerlo) es el presidente de Estados Unidos. Se formó algo de barullo cuando Biden dijo que no iba, pero es que no van. La lógica es muy parecida para los jefes de Estado franceses; es un territorio que se independizó y que tiene una relación
complicada (históricamente hablando) con Reino Unido, por lo que todo lo que se parezca a aceptar cualquier tipo de autoridad legítima real por su parte, aunque sea de refilón, es un gran no-no. Así que los presidentes suelen ser invitados (relación cercana/vínculos históricos)
pero el jefe no suele ir. Suelen mandar un representante si las relaciones son buenas, eso sí. La doctora Jill Biden, su esposa, irá en su lugar (lo que, en la escala de representantes, habla muy bien de las relaciones entre la Familia Real y Estados Unidos).
Otro que nunca iba, porque no era invitado, era el presidente de Irlanda. De hecho los reyes que han sucedido en el trono desde su independencia se han considerado todavía los legítimos monarcas de este territorio y el reconocimiento de su independencia por su parte ha sido largo
y complicado. Las visitas de la Familia Real a la República de Irlanda no han llegado a producirse hasta finales del siglo XX y cuando Isabel II finalmente visitó el país en calidad de jefa de Estado en 2011 (2011 nada menos) fue todo un acontecimiento. Se consideró un
símbolo de la total normalización de relaciones entre ambos estados y un reconocimiento explícito por parte de la monarca de la naturaleza de República de Irlanda. Siguiendo con esa dinámica, el presidente de Irlanda ha sido invitado, y ha confirmado su asistencia, a la
la coronación del rey Carlos III, por primera vez en la Historia.
@QuiqueElSueco Esa situación va a ser muy interesante de analizar por varios motivos. En primer lugar porque se ha producido una pérdida muy importante de la tradición y de los ceremoniales. El último entierro de rey reinante en España se produjo con la muerte de Alfonso XII en 1885, y
@QuiqueElSueco de consorte real/reina madre con la de María Cristina de Habsburgo-Lorena en 1929. Aunque se hicieron ceremonias para los entierros del conde de Barcelona y el traslado de los restos de Alfonso XIII, no fueron ceremonias completas. Por lo tanto, aunque se tirará de tradición
@QuiqueElSueco histórica, este tipo de ceremonias completas con funerales de Estado a gran escala no funcionan igual de bien si no ha habido continuidad y no transmiten a la gente la idea de poder, legitimidad, dinastía, continuidad, etc. que en un principio se les atribuía. Por lo tanto,
#coronitas Aunque lo más normal es que los reyes y reinas de Inglaterra/Gran Bretaña tuvieran una coronación, hubo monarcas que lo fueron sin llegar a tenerla...y otros que celebraron al menos dos.
La coronación era algo importante en las edades Media y Moderna. Era lo que te legitimaba en tu posición, lo que hacía que un rey estuviera por encima del resto de los mortales por el resto de sus días. Pero en la práctica política, no siempre se podía hacer o...algo pasaba entre
que un rey llegaba al trono y se producía la coronación, dado que ambos eventos estaban separados por muchos meses, y a veces incluso por más de un año. El rey que no fue coronado que más cerca nos pilla es Eduardo VIII, el tío de la reina Isabel II.
Este mes de marzo se han cumplido 400 años de la llegada a Madrid del príncipe de Gales Carlos, acompañado por el duque de Buckingham. ¿Queréis conocer la historia del heredero inglés que atravesó Europa de incógnito para tener que volverse a casa compuesto y sin novia?
Para entender cómo llegó el príncipe Carlos a liarse la manta a la cabeza y a iniciar el camino hacia Madrid a principios de 1623 tenemos que empezar nuestra historia casi veinte años antes, en las negociaciones de paz del llamado Tratado de Londres de 1604.
En 1604, el que ya era rey de Escocia acababa de suceder en el trono inglés tras la muerte sin descendientes de la reina Isabel I, con el nombre de Jacobo I. En la Monarquía de España gobernaba desde 1598 el rey Felipe III, hijo y sucesor de Felipe II.
Porque, aunque es cierto que las mujeres no tenían el título "oficial" de embajadoras, ellas eran enormemente importantes en el ámbito diplomático. No solo a través de alianzas matrimoniales, que también, sino de su propia actividad política, actual o potencial.
Hasta el punto de que hubo hombres que fueron nombrados embajadores no por ellos mismos, sino porque un monarca quería a su esposa en la corte a la que a este se iba a destinar. Algo que se dice específicamente en diferentes instancias.
La dinastía Habsburgo poseían muchos tesoros. Pero había dos objetos que consideraban infinitamente más valiosos que el oro, la plata y las piedras preciosas. Dos que fueron considerados tan importantes que son conocidos como las "reliquias inalienables de la Casa de Austria". 🧵
Esos dos tesoros se relacionan con el mundo de la mitología y el misterio, en esa fina línea que en la Edad Moderna distinguía a veces lo pagano de lo sagrado, y el pensamiento mágico del religioso.
Esos dos objetos eran el gran "Ainkhürn", un enorme cuerno de unicornio, y el "Achatschale", un enorme bol de ágata rodeado de misterio y datado en el siglo IV d. C. Conozcamos estos objetos un poquito más.
Este es un hilo que llevaba largo tiempo queriendo escribir. Durante el funeral de Isabel II, de todas las tradiciones funerarias reales de las que hablamos, dejé una para el final. Mi preferida, aunque ya no se practique. La de las efigies funerales. ¿Queréis conocerla?
A partir del siglo XIII, y hasta bien entrada la Edad Moderna, existía entre la Familia Real inglesa, y muchas veces, también de la altísima nobleza del territorio, la costumbre de crear una suerte de muñeco a tamaño real de un difunto, vestido con sus mejores ropas y joyas.
Esta efigie se exhibía junto al ataúd del difunto y también aparecía durante el funeral, acompañándole en las procesiones solemnes, ya fuera encima del ataúd, ya en un carro abierto para que todo el mundo pudiera ver tanto esa última imagen como los lujos que la acompañaban.