Empecemos por el principio. Esta vez no os haré sufrir mucho.
¿Qué se esconde detrás de esta imagen?
Pues si miráis bien esta figura de una madre sosteniendo estoy seguro de que habéis podido descubrir...
La Pietá de Michelangelo Buonarotti.
O el Guernica de Picasso.
Incluso si sois muy fans de la imagen, como lo es Alfonso Cuarón, el director de la peli, habéis podido intuir La Pietá de Kosovo fotografiada por de Georges Merillon.
Estas referencias podían ser un toque estético, una referencia artística en un momento importante de la película...
Pero no lo son
Porque no es la única.
La película está plagada de referencias artísticas.
Incluso de cosas que apenas se ven un segundo, como este Bansky.
O de arte que no se cuelga en los museos, como este precioso homenaje a disco Animals de Pink Floyd.
¿Por qué está obsesión por el arte en una película distópica?
¿Qué tiene que ver esto con la ciencia ficción?
Pues mucho.
En la novela de P.D James en la que se basa esta película (muy diferente, por cierto) hay momento maravilloso.
El protagonista imagina que unos extraterrestres llegan después de la extinción de los humanos y abren las puertas del Vaticano.
Y se preguntan...
¿Qué era todo esto?
Es decir, ¿Para qué servían todas esas esculturas y pinturas?
¿Para qué sirve el arte?
Esto es clave.
Al principio de la película, Theo, interpretado por Clive Owen, visita el Arca de las Artes, un lugar donde "rescatan" las grandes obras de arte antes de que las destruyan.
Como la civilización ha colapsado, el arte ha quedado solo para los ricos, las elites que viven de espaldas a la destrucción.
Sin embargo, algo nos llama la atención en ese lugar.
No está La Pietá.
Según el conservador de ese extraño museo, no llegaron a tiempo de salvarla y ha sido destruida.
Pero, casualmente, hacia el final de la película aparece la versión distópica de La Pietá.
Bueno, esto no es casualidad. Está buscado... y mucho.
Porque en realidad esta película no trata sobre el futuro.
Ni sobre arte.
Ni sobre el apocalipsis.
Está película trata sobre...
La humanidad.
Theo, el protagonista, es un hombre que no cree en nada.
Que vive en una sociedad que no cree en nada.
Ha dejado de ver a su alrededor. Es un tipo que solo mira por él, porque el mundo ya está destruido.
Le da la espalda.
Pero a cada paso de su camino se va cruzando con gente que le ayuda desinteresadamente.
Que presta su mano por construir un mundo mejor.
Que se sacrifica por la humanidad.
Hasta que el propio Theo... bueno mejor, no voy a hacer spoiler.
Os suena ¿verdad?
Claro, es que la novela se llama Hijos de los hombres, porque así es como se denomina a Jesucristo en la biblia.
Bueno, en realidad se le llaman Hijo del hombre.
Pero son esas -s lo interesante.
Una y otra vez lo que el ser humano parece haber destruido todo, pero resucita.
Ya sea en forma de un viejo hippie, de unos soldados que se ponen de rodillas ante un milagro o de una matrona que lo da todo por cuidar a su paciente.
O lo más interesante... O de una escultura que ha desaparecido.
La escultura puede desaparecer, pero no el sentimiento, no la impresión de ver a una madre sosteniendo a su hijo muerto.
Pero si volvéis a ver la escena os daréis cuenta de que hay un secreto más. Uno que tiene que ver con todo lo que os he contado.
Fijaos bien.
Es el máximo gesto de humanidad.
La cámara se detiene junto a esa mujer. No es capaz de pasar de largo.
Se olvida de los protagonistas y se queda junto a ella.
Y no lo hace solo esta vez, pasa muchas veces en la película.
Porque esta decisión es algo muy pensado.
El "Chivo" Lubezki, director de foto de la peli y Cuarón diseñaron todos los planos de la película para que emanaran humanidad.
Por eso decidieron que la película tuviera larguísimos planos secuencia.
Algunos muy locos.
(Sí, hicieron un plano secuencia dentro de un coche, con más acción que muchas películas de Stallone.)
Pero querían que el público sintieran a los actores.
Que estuvieran allí.
Que pudieran ver su humanidad.
Porque al final, el arte, respondiendo a la pregunta de P.D, el arte... sirve para mostrar la humanidad.
Sigamos haciendo arte, sigamos siendo humanos.
Y esto ha sido todo por hoy.
Si os ha gustado el hilo a lo mejor os gusta mi novela "Las chicas del muro". No tiene mundos distópicos, pero sí mucha humanidad.
Los lápices no suelen ser útiles en la guerra: son frágiles, se rompe la punta, necesitan un sacapuntas cada poco tiempo.
Pero este, el Cumberland 103 de la compañía Derwent, fue uno de los mayores inventos de la Segunda Guerra Mundial.
Porque salvó muchas vidas.
Tira del hilo
Toda esta historia comienza con un sermón.
Un sermón en la iglesia Evangelica Open Brethen en Leeds.
Estamos en 1939 y la situación es tensa. Reino Unido y Francia acaban de declarar la guerra a Hitler, tras la invasión alemana de Polonia.
Todos los ministerios se preparan para la guerra. Uno de los más Valioso es el Ministerio de Abastecimiento, que se encarga de todo el material necesario para el ejército.
Dos de sus empleados se sientan en los bancos de esta iglesia, esperando el sermón dominical del párroco.
Las cajas de carretes Kodak son reconocibles en todo el mundo por su tono amarillo.
Sin embargo, en los 60, esta caja provocó perdidas increíbles en la compañía.
Y también generó uno de los mayores avances del siglo XX en diseño.
Y todo por el color.
🧵 de #MaterialNarrativo
(Antes de empezar os recuerdo que todas estas historias que cuento por aquí (más otras que no cuento en Twitter) podéis encontrarlas en mi pódcast Material Narrativo:
Podría ser un lápiz azul cualquiera, pero no lo es.
Esa mina azul es parte de la historia de Portugal, tanto de la buena como de la mala.
Porque este lápiz escribió la censura del país y también su libertad.
Un hilo de #MaterialNarrativo
(Antes de continuar, os informo de que podéis apoyar mi proyecto Material Narrativo adquiriendo en mi tienda algunos de los objetos sobre los que hablo en el pódcast, como el Olímpico 291: jorgecorrales.es/tienda/
l 11 de abril de 1933, bajo la dictadura de Salazar, se publica una reforma de la Constitución Portuguesa. En ella, se asegura la libertad de pensamiento.
Pero con un matiz:
Leyes especiales regularán el ejercicio de la libertad de pensamiento.