¡Genial el reto de @RedDivulga@filarramendi de resumir nuestras tesis en 20 tweets! Y como desde la Comisión Académica de @UniOviedo y mis directores me han animado a participar, pues allá va la mía.
(1/20) Habiendo empezado en 2013 a dar talleres de emergencias para niños de 4 a 8 años, donde les enseñaba el 112, la diferencia entre estar dormido o desmayado, cómo poner a alguien desmayado en PLS, cómo hacer RCP si el corazón se para y cómo actuar ante un atragantamiento...
(2/20)...había que analizar los resultados para poder corroborar lo que suponíamos: que empezar con esta formación a edades tempranas es útil, factible y necesario. Y que, adaptada a su edad, no supone impacto negativo para los peques (que era el mayor temor de padres y profes)
(3/20) Así que diseñamos un estudio cuasi-experimental, sin grupo de control, prospectivo y con medición de resultados pre y post-intervención (un taller de RCPdmc) para medir la adquisición de nuevos conocimientos por parte de los alumnos.
(4/20) Y subestudios descriptivos transversales cuasi experimentales y retrospectivos para analizar las impresiones de los padres de los peques y de los profes que presenciaban los talleres.
Diseñamos cuestionarios para los padres y profes, y creamos 2 instrumentos específicos:
(5/20)
-Un cuestionario para que los padres señalasen los conocimientos que creían que sus hijos tenían del tema antes de recibir el taller
-Y la Escala Nonide, para poder medir resultados y compararlos con los de otros estudios (ya que no encontramos ninguna otra para 4-8 años)
(6/20) Y ya que habíamos compartido el material y método de RCPdmc con más de 500 personas de todas las CCAA de España y de varios países, que habían replicado talleres como los nuestros, creamos una encuesta para valorar su posible impacto físico y emocional en los peques.
(7/20) El estudio se dividió en varias fases:
-Impacto en los padres, en los profes y en los peques
-Conocimientos previos de los peques según sus padres y según la evaluación por instructores
-Conocimientos adquiridos haciendo un examen a los pocos días, al mes y al año
(8/20) Participaron 391 niños de 3º de Infantil y 1º de 2º de Primaria de coles públicos, concertados y privados del Principado de Asturias (4-8 años). Y cubrieron las encuestas 738 padres y 53 profes.
Y 263 padres, 285 instructores y 39 profes del resto de España y 7 países.
(9/20) La media de edad de los peques participantes fue de 5,6 años. La mayoría eran de 3º de Infantil.
La distribución por sexos fue homogénea. En cambio, de los 57 profes 48 eran mujeres y 5 varones 🤔
La pandemia nos fastidió el análisis a largo plazo, hubo que parar😡
(10/20) ¿Y cuáles fueron nuestros resultados?
-El nivel de conocimientos de los peques previos al taller era muy bajo, según la percepción de sus padres y también según el examen de los instructores. El único item que conocían bien era el número 112.
(11/20)
-Se encontraron diferencias estadísticamente significativas en los conocimientos previos de SVB de los niños según su edad, según los conocimientos previos de los padres y ¡según el colegio!
-No se encontraron diferencias por sexo a edades tan tempranas.
(12/20)
-El 94,4% de los niños explicaron lo aprendido en casa.
-El 48,6% de los padres ya creían que estos talleres eran útiles, y el 51,1% lo pensaron al ver a sus hijos explicarles lo aprendido.
-El 98,4% de los padres querían que los talleres se repitiesen cada curso.
(13/20)
-Sólo 2 padres de 738 dijeron que no les parecía útil y no querían que se repitieran.
-Hubo diferencias estadísticamente significativas entre los conocimientos de SVB de los profes ¡y el colegio en el que daban clase!
-El 98,1% de los profes vieron el taller adecuado.
(14/20)
-El 65,6% de los profes ya pensaban que el taller era útil, y el 34,4% lo tuvieron claro una vez lo presenciaron.
-52 de 53 querían que se repitiesen; 1 era indiferente.
-El 96,2% se veían capaces de impartirlos a los peques con material de apoyo y formación previa.
(15/20)
-Los niños adquirieron conocimientos en todos los ítems y a todas las edades.
-El sexo no fue relevante, pero sí la edad (aunque la edad influyó más en los conocimientos previos que tenían que en los aprendidos en el taller)
-¡También el colegio fue relevante!
(16/20)
-Conceptos mejor aprendidos: 112, PLS, compresiones torácicas, golpes interescapulares
-Conceptos con mayor dificultad de aprendizaje: maniobra frente-mentón, animar a toser, maniobra de Heimlich y su variante contra la pared (valorar modificaciones metodológicas)
(17/20)
-Al año el nivel de conocimientos había bajado de forma global en todos los ítems, aunque se mantenía claramente superior al nivel de conocimientos previos al taller. Parece apropiado plantear un reciclaje por curso escolar.
(18/20)
-De 587 encuestas nacionales e internacionales, el 95,5% de padres, profes e instructores consideraron el taller apropiado; y el 98,9% útil y necesario.
-El 97,4% de las encuestas NO reflejaron impacto negativo alguno.
-Solo 9 encuestas señalaron problemas, todos leves.
(19/20)
Un niño se hizo un poco de daño en el brazo al practicar la PLS. Los nervios y recelos se dieron en niños con NEE, niños con sensibilidad especial (que también los manifestaron en otras actividades escolares) y niños con la muerte o emergencia reciente de un familiar.
(20/20)
-¡Y 34 niños supieron actuar ante una emergencia! Llamaron al 112, colocaron en PLS, dieron instrucciones a un adulto, y 4 niños ayudaron a personas atragantadas.
CONCLUSIÓN: merece la pena seguir luchando por la inclusión de estas enseñanzas desde los 5 años.
¡GRACIAS!
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"Con 20 años tenía que tener herramientas para dejar atrás el bullying que sufrió en el cole y no tomar decisiones drásticas".
Vale.
Imaginemos que tenemos un hijo "diferente". Da igual esa diferencia. Más sensible, de altas capacidades, de bajas capacidades, con TEA o TDAH...
Con alguna diferencia o limitación física, con dislexia, tartamudo, con una orientación sexual diferente a la mayoría, con gustos peculiares en su hobby o en forma de vestir...lo que sea.
Y si crece en un entorno amable, respetuoso e inclusivo, termina brillando y siendo feliz.
Pero si crece en un entorno hostil, acosado, aislado, cuestionado, juzgado, se ríen de él...termina siendo un adulto inseguro, con problemas de autoestima y sumamente infeliz. Y no explora sus posibilidades, y deja de estudiar, o de buscar trabajo, o de relacionarse.
La mayoría de veces una actuación correcta salva vidas. Pero hay casos de desgraciada mala suerte.
Creo que lo mejor que podemos hacer como sociedad es aprender lo máximo posible y aprender cómo ayudar lo mejor posible. Para dejarle a la mala suerte las menos opciones posibles.
Las alergias severas pueden complicarse de 2 formas:
-impidiendo la respiración al provocar edema de las vías respiratorias (como si fuera un atragantamiento o un asma bestial)
-causando un shock (el cuerpo se comporta como si hubiese una hemorragia interna).
-Mamá, qué rabia. Con todo lo que estudié, y fallé en una pregunta tonta de mates.
-Vaya disgusto que tienes. Pero no has sacado mala nota.
-Pero podía haber sacado mi primer 10.
-Ya. Sé que estás muerta de rabia. Pero igual esta nota te hará mejor estudiante que un 10.
-¿Qué dices?
-Tú has estudiado y trabajado un montón, ¿no?
-Me he matado a estudiar.
-¿Y entendías el temario y las preguntas?
-Si.
-¿Y viste donde fallaste, y ahora entiendes lo que tenías que haber contestado?
-Si. Si fue un fallo tonto, no entendí bien la pregunta.
-Bien. Eres estudiosa y trabajadora. Tienes una buena rutina. Tienes capacidad de análisis. Tienes ganas de mejorar. Entendiste las mates. Estás en 2° de ESO, no te juegas nada vital. Sin embargo estás aprendiendo una de las lecciones más importantes de la vida de un estudiante.
Puede ser que después de mataros un año, quizá dos años, vayáis a suspender el MIR.
Es una faena. Lloras, te comparas con los que aprobaron, te deprimes, te consideras un inútil y quieres dejarlo todo.
Spoiler: aprobar a la primera o segunda no te hace mejor ni peor médico.
De hecho, los que suspendimos 1 o 2 años aprendimos algo que no se puede aprender de otra manera: a fracasar, llorar lo necesario, levantarnos y volver a pelear.
Conseguimos una resiliencia, una fuerza y una actitud que nos ayudó para el resto de nuestra vida laboral.
Y logramos un buen aprendizaje de gestión de las emociones negativas.
Y no solo somos igual de buenos o malos médicos que otros compañeros. Es que además nadie nos preguntará jamás cuánto tardamos en aprobar el MIR. Ni puntúa más ni menos, ni importa absolutamente nada.