Los simbolos son representaciones físicas de nuestras ideas, nuestras ideologias, nuestras identidades.
Y hay pocas cosa que nos defina tan bien como las letras.
Porque las fuentes que usamos, nos definen.
Es como vestir de determinada ropa o leer ciertos libros.
Pero es raro que definan a todo un país.
Sin embargo, eso sucede con la fuente Fraktur.
Y si no, que se lo digan a Panoramix, el único irreductible Galo capaz de entender los bocadillos de los Godos.
(genialidad de Goscinny)
Pero durante siglos, mucho antes de que existiera Alemania como país, se ha debatido cuál sería la fuente nacional.
Y puede parecer una tontería, pero no lo es.
Porque es un debate que toca la indetidad, la religión, la política y, al fin y al cabo, la idea de nación.
Como decía al principio, los simbolos reflejan quienes somos.
Y si un símbolo se impone, se impone su ideología... o no.
Toda esta historia comienza, como muchas otras, por una decisión puramente técnica.
La de utilizar la tipografía gótica para un libro.
Claro, que ese libro no era cualquier libro.
Era la biblia de Gutenberg.
No fue la primera impresión de Johannes Guttenberg, pero sí la más importante.
La reproducción impresa de la biblia permitió una revolución religioso, cultural y social como pocas veces se ha visto en la historia.
Pero Guttenberg no sabía nada de eso cuando empezó a proyectar su máquina. Lo que él buscaba es que la gente leyese sus libros.
Y para eso no había que asustar al futuro público.
Los libros se debían parecer lo máximo a los que ya conocían.
(Izq.: Impreso Dcha.: manuscrito)
Y las fuente también.
Eligió la fuente Textura porque recordaba a los manuscritos liturgicos de la época.
También, porque un tema empresarial: el tipo Textura dejaba poco espacio entre letra y letra y todo estaba muy condensado.
Esto abarataba (y mucho) el uso de papel.
Lo que no se podía imaginar Guttenberg cuando tomó aquella decisión técnica, es que esto acarrearía un debate mucho más allá de su invento.
El que sospecho que sí lo sabía fue Martín Lutero.
Cuando en 1517, Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la iglesia de Wittenberg, desterrando para siempre el catolicismo en la zona, lo hizo con la fuente Fraktur.
Fraktur es un tipo de letra que evoluciona de la Textura que utilizó Guttenberg, con una mezcla de la caligrafia Schwabacher, muy popular en la época.
Con esta fuente era con la que se imprimía en la época y con la que empezaron a reproducir una y otra vez las 95 tesis de Lutero.
Aquella identificación de forma y fondo, pronto fue adoptada, también, como una identificación religiosa.
A partir de ese momento, casi todos los textos protestantes se imprimirían con fuente Fraktur.
Incluso fuera de Europa.
Sin embargo, los textos en latín continuaron imprimiendo en Antiqua, la fuente que pronto adoptaría el resto de Europa, tanto para el latín como para sus lenguas autóctonas.
(Por si no lo habéis notado, de la familia Antiqua vienen casi todas nuestras fuentes actuales).
Así, de este modo, durante tres siglos, las dos fuente convivieron en tierras germanas.
A veces una se ponía más de moda y a veces otra. Tenían sus detractores y sus defensores: Por ejemplo los hermanos Grimm detestaban la Fraktur y solo imprimian en Antiqua.
Hasta que llegó el siglo XIX
Con su llegada, comienzan a surgir las identidades nacionales.
Toman imporancia los símbolos y las banderas.
Y también la tipografía.
Mientras la clase alta, más cercana a la cultura francesa, abogaba por la Antiqua por su facilidad de escritura y lectura.
Mientras muchos políticos y escritores alemanes defendían el uso de la Fraktur porque suponía una identidad nacional.
Por ejemplo, se decía que Otto Von Biskmark no leía ningún documento que no estuviera escrito en Fraktur.
Así de fuerte era el tema.
Todo esto culminó el 17 de de octubre de 1911.
Cuando una asociación pro-Antiqua llevó una proposición al Reichstag para oficializar Antiqua como la fuente oficial y dejar de enseñar la Fraktur en las escuelas.
El debate fue intenso y acalorado.
Se llegaron a decir cosas como: "La antiqua inculca un desprecio por la germanidad en el alma del niño"
Fue tan fuerte, que todo quedó en tres votos de diferencia.
85 a 82.
Y el ganador fue....
La tipografía Fraktur, que se mantuvo en las escuelas, para regocijo nacionalista alemanes.
Lo que no sabían entonces es que, en realidad, las letras goticas no provienen de tierras germanas...
Se crearon durante el reinado Carolingio y luego se fueron extendiendo por otras tierras.
O sea, que estrictamente hablando, la fuente Fraktur es francesa.
Pero qué más da de dónde venga el simbolo, lo importante es utilizarlo para hablar de la identidad.
Y si alguien sabía bien todo esto era un tal Adolf Hitler.
Como suponéis, en cuanto llegó al poder, tomó la fuente Fraktur como motivo de Ario y lo imprimió en todos los carteles posibles.
Lamentablemente, seguímos asociando la tipo Fraktur a los nazis.
Y digo, lamentablemente, porque fueron los mayores traidores a la Fraktur de la historia.
Pero para saber por qué Hitler fue un traidor, tendrás que pulsa "Mostrar respuestas" en el siguiente tuit.
Durante años, toda la propaganda Nazi fue caracterizada con las letras góticas.
Eran SUS letras.
Sin embargo, en 1941 Hitler promulgó en un comunicado que había que abandonar la tipografia Fraktur y cualquiera gótica porque... ERA JUDÍA!
Si sabéis alemán, leed esto, que no tiene desperdició.
En realidad, no era judía, pero esa excusa valía para todo.
Lo que pasaba es que en 1941 el tercer reich dominaba Europa y según Hitler: " En 100 años, toda Europa leerá en alemán".
Claro, que para que eso sucediera, había que ponerlo fácil.
Así que el 19 de abril de 1941, se tomó la decisión de que toda la literatura y la enseñanza en alemán se escribiría en Antiqua.
"Ante todo, tengo mis ideales, pero si no le gustan, tengo otros."
Con la llegada de los aliados y la necesidad de internacionalización, poco a poco, la Fraktur fue desapareciendo de Alemania.
Solo quedan restos de lo que fue.
Porque la historia de Alemania está llena de restos de memoria, que no se entienden bien si no se explica su historia.
Como esta foto.
Una historia que tiene detrás una gran historia.
Y que podéis leer en mi novela "Las chicas del muro". En todas las librerías:
En el corazón de Berlin hay un edificio que no pasa desapercibido. Resume, entre sus cuatro paredes, la historia de la ciudad en los últimos 100 años:
Guerra.
Hambre.
Techno.
Y diseño.
Hoy en #berlinespobreperosexi: DER BUNKER.
La arquitectura en Berlín es casi una religión. En la ciudad puedes encontrar obras de Mies, Le Corbusier, Chipperfield... pero ninguno me ha impresionado tanto como la primera vez que pasé por delante de "El Búnker".
En Berlín no es tan extraño encontrarse aún búnkeres de la IIGM. Cuando vivía allí, por ejemplo, al final de mi calle había uno.
Lo más divertido de ese búnker es que es indestructible, hubo intentos de dinamitarlo y nada... Así que hay viviendas sobre él.
En Estados Unidos hay cientos de personas viviendo en un centro comercial.
Viven en pisos, encima de las tiendas
Y la culpa de todo la tiene Tiburón, la película.
Os cuento esta historia de urbanismo, cultura y aires acondicionados en este hilo.
Hace unos días leí un artículo (interesantísimo) de Jorge Dioni López (el Jorge bueno) sobre el urbanismo y la importancia de los espacios donde compartimos cultura.
Y acababa haciéndose una pregunta metafórica
¿Se puede vivir en un centro comercial?
Como soy muy tonto, me lo tomé al pie de la letra y busqué si alguien ya vivía en uno. Me imaginaba una historia como La Terminal, en la que un individuo tiene que vivir por razones absurdas en un espacio así.
Pero no.
La gente vive allí porque los centros comerciales quieren.