A veces pensamos que estas cosas no nos ocurren a nosotros, esto de pasar de la sombra a la luz, del frío al calor de dentro, de la inseguridad a la convicción, de la tristeza a la esperanza, pero ¿alguna vez...? #Hilo de Pentecostés
¿Alguna vez habéis sido capaces de perdonar, más allá de motivos, razones o medidas? En ese perdón está el espíritu de misericordia, que nos sana y nos devuelve a la concordia
¿Alguna vez habéis amado u os habéis sentido amados, tal y como sois, sintiendo que quien os quiere os quiere de verdad, sin negociación ni exigencia… y eso os ha dado seguridad, certidumbre y esperanza? Ese es el espíritu de Amor que se nos ha prometido.
¿Alguna vez te conmueves por las cosas que ocurren, y algo dentro te dice que no puede ser, y sientes el impulso de hacer algo, de dedicar tu tiempo, tus capacidades, a intentar sanar alguna herida? Es el espíritu de compasión que llevamos grabada en la entraña.
¿Alguna vez os habéis negado a enzarzaros en espirales de violencia, de crítica mordaz, de ruido que solo destruye, optando, en cambio, por el silencio, la palabra de reconciliación o la paz? He ahí el espíritu de la paz con la que el Señor nos envía.
¿Alguna vez habéis descubierto, en un momento de lucidez, que muchas de las cosas que perseguimos en la vida son en realidad mentiras, y con ese descubrimiento ha venido la paz, la alegría profunda, el sentido? Lo llamamos espíritu de sabiduría
¿Alguna vez habéis llorado, pensando que no había salida, y sin embargo la ha habido (a veces en forma de palabra, de canción, de gesto o de alguien que ha tirado de vosotros)? Espíritu de esperanza
¿alguna vez, pese a las dudas y lo incierto, pese a la rutina y la grisura, pese a su silencio, o vuestra resistencia, os habéis atrevido a decir: “Creo”? En esa apuesta arriesgada, valiente, audaz, a Dios, que es al tiempo pregunta y respuesta, ahí está el espíritu de fe.
Todo eso era y es el espíritu de Dios, fuego que nos sigue encendiendo, para incendiar el mundo…
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La Pasión es la misma, pero siempre nueva. Porque cada año nosotros somos testigos en un momento diferente, y nos sentimos más cerca a unos u otros de sus protagonistas. Adentrémonos, un año más, en esta historia, que es también la nuestra. #Hilo
Muchos caminos convergen esos días en Jerusalén. El de la madre, que intuye que tiene que estar cerca de su hijo. El del rey que no quiere perder comba. El de los peregrinos, siempre en búsqueda. Y el de Jesús, que ve llegar la hora de la verdad.
Jesús Lleva días inquieto. Siente que todo se está precipitando. Como una red que se estuviera estrechando en torno. Murmuraciones, críticas, juicios en la sombra, silencios amenazantes, acusaciones de trazo grueso. Y él, una y otra vez, con el amor por bandera.
Mucha gente cuestiona la idea del ayuno. Aunque hay que puntualizar. Lo que cuestionan es el ayuno religioso. Porque el otro, el de adelgazar -ahora se ha puesto de moda algo que llaman ayuno intermitente- ese no molesta.
Parece que lo que se vuelve problemático son los motivos religiosos, y que a alguna gente le incomoda que otros se tomen tan en serio su fe que les lleve a elegir determinadas conductas, caminos y aprendizajes.
Cuando empieza la cuaresma, hay dos temas recurrentes. Uno, la eterna discusión sobre si lo de ayunar de carne tiene sentido o no, con el manido recurso a: “Y si ayunas de carne pero comes langosta, entonces ¿qué?”
No te rindas,
buscador de la verdad.
Que tus pasos te lleven más allá de límites
donde todo parece manejable.
No renuncies a la intuición
que te guía,
siguiendo una estrella,
hasta descubrir la grandeza
oculta a los soberbios.
No negocies con las excusas.
No te dejes convencer
por quien te quiere domesticado.
No permitas que apaguen tu voz.
Sé claro con tus palabras.
Que traigan el eco de Dios.
Dios, que tantas veces pide acogida
y recibe aplazamientos.
Dios, que tantas veces da misericordia
y obtiene desprecios.
Dios, que tantas veces espera respuestas
y recoge silencios.
La Pasión es la historia en la que todos estamos. Nos vemos reflejados en tantos personajes, en sus tensiones, miedos, esperanzas y sus dosis de fracaso. A veces somos Pedro, María, Magdalena, Pilatos o Caifás. Y Jesús, siempre en el centro, haciéndonos repensarlo todo. #Hilo
Cuando falta una semana para llegar a Jerusalén quizás nadie intuye cómo se van a precipitar los acontecimientos. Porque así es la vida, lo ordinario es antesala de lo extraordinario. En lo cotidiano se van entretejiendo las grandes decisiones
En esos días últimos a Jesús ya no le siguen las muchedumbres. Anunciar al Dios que elige mostrar el poder en la debilidad no es popular (tampoco hoy)